martes, 24 de agosto de 2010

Inspección a la Base Naval

Los jueces y las partes recorrieron las instalaciones de la repartición de la Armada donde funcionó el centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico militar. Por más de dos horas, los jueces y cada una de las partes inspeccionaron las instalaciones de la Base Naval Mar del Plata donde funcionó el centro clandestino de detención (CCD) que estaba bajo la órbita de los dos marinos y del ex general de brigada imputados por crímenes de lesa humanidad. La prensa no pudo acceder al lugar por orden del tribunal.


Minutos después de las 11, los jueces platenses Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli; el fiscal federal general Daniel Adler y los abogados querellantes Gloria León y César Sivo comenzaron la recorrida por la Base Naval local. El primer lugar inspeccionado fue el edificio de Buzos Tácticos donde eran alojados e interrogados bajo tortura los detenidos desparecidos.

A pesar de las modificaciones que sufrió el viejo edificio, tanto los jueces como las partes pudieron constatar el relato de muchos de los ex detenidos que fueron alojados en ese centro clandestino de detención. “Los testigos que estuvieron detenidos aquí escuchaban el oleaje del mar y su relato concuerda porque solamente los separa 10 ó 15 metros de la playa y se escucha muy claro el movimiento del mar desde adentro", explicó el abogado Cesar Sivo, una vez finalizada la inspección.



Por su parte, la querellante Gloria León resaltó la importancia de la inspección porque sirvió para despejar muchas dudas. La abogada aclaró que después de hoy nadie puede creer que los imputados no sabían lo que ocurría dentro de la Base naval. “No hay otra entrada que no sea la entrada principal y los detenidos eran alojados en dependencias que utilizaban los oficiales como por ejemplo el edificio de Buzos tácticos. Nadie puede desconocer lo que aquí ocurría”, finalizó León.

Otro de los lugares inspeccionado fue el polígono de tiro en el cual según algunos testimonios, los detenidos eran llevados allí y sufrían simulacros de fusilamiento. Las declaraciones de los testigos describen una suerte de cava muy cerca del mar ubicada a unos cuentos metros del lugar de encierro.

Al finalizar el reconocimiento, los jueces retiraron sin hacer declaraciones. Tampoco permitieron que la prensa pudiera acompañar la inspección.

El debate en el cual se juzga al ex general de brigada, Alfredo Manuel Arrillaga, al ex capitán de navío, Justo Ignacio Ortíz y al ex contralmirante Roberto Luis Pertusio por crímenes de lesa humanidad se reanudará el lunes que viene con la declaración de los primeros testigos.

A los tres militares se les imputan privación ilegal de la libertad doblemente agravada por mediar violencia y amenazas, imposición de tormentos agravada por haberse cometido en perjuicio de perseguidos políticos y homicidio agravado.

El ex coronel Pedro Alberto Barda y el ex contralmirante Juan Carlos Malugani debían ser juzgados junto a sus camaradas de armas, pero una enfermedad mental degenerativa los declaró inimputables. Malugani murió el lunes pasado sin que la justicia pudiera juzgarlo. Tenía 84 años.


Por federico Desántolo



MURIÓ EL REPRESOR JUAN CARLOS MALUGANI


Se fue impune…


Refugiado en el noveno piso de la calle Parera, en Capital Federal supo resistir al pedido de extradición de la justicia española y una afección mental degenerativa lo dejó fuera del juicio por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval local.

A los 84 años, el contralmirante Juan Carlos Malugani murió en la paz de su hogar y rodeado de sus seres queridos, sin que la justicia pudiera echarle mano.

Fue jefe de la Base Naval Mar del Plata desde enero de 1976 hasta el mismo mes del año siguiente. Allí inició sus tareas como capitán de navío y antes de abandonar la repartición ya era contraalmirante. Durante esos doce meses firmó notificaciones a los familiares de desaparecidos y a sus superiores con un sello que rezaba: “Comandante de Fuerzas de Tareas”. También reconoció haberse robado los bienes de los desaparecidos, pero no haberlos secuestrado.

En 1979 fue titular de la Dirección de Instrucción Naval. El juez español Baltazar Garzón lo señaló como uno de los responsables de la Escuela de Suboficiales de Mecánica de la Armada (ESMA) y le imputó el secuestro de 42 personas, la privación ilegitima de la libertad y torturas contra 68 personas y la desaparición forzosa de otras 15. En octubre de 2001 se libró una orden de captura internacional y un pedido de extradición. Nunca se pudieron cumplir.

Los dolores de cabeza le llegaban del viejo continente. Desde que en 1989 había sido incluido en la nómina de represores indultados por el ex presidente Menem, la justicia argentina ya no lo molestaba.

A través de los testimonios en el Juicio por la Verdad, celebrado en el Tribunal Oral Federal 1de Mar del Plata, se lo acusó de Asociación ilícita, abuso de autoridad, omisión de deberes de funcionario público, secuestros, torturas, desapariciones forzada de personas, sustracción de menores, adulteración de documento publico y homicidio agravado.

Cuando en octubre de 2004, los jueces pidieron su detención, los denunció por "manifiesta connivencia" con organismos de derechos humanos, incumplimiento de los deberes de funcionario público y prevaricato. Resistió dos años más en su casa.

El 24 de noviembre de 2006 fue detenido por orden del juez federal Alejandro Castellanos por los crímenes cometidos en la Base Naval. Pasó unos días en la sede de la Policía Federal de Mar del Plata y volvió a Buenos Aires con arresto domiciliario.

Cuando la causa Base Naval 1 fue elevada a juicio oral, Malugani ya estaba enfermo. El 25 de marzo pasado cumplió 84 años sin darse cuenta. Estaba postrado y con sus facultades mentales muy deterioradas.

El último lunes, mientras se desarrollaba la segunda audiencia del juicio que debía tenerlo en el banquillo de los acusados, murió. En el diario La Nación del martes se publicaron once avisos fúnebres: “Papá, te fuiste, pero dejaste mucho. Nos dejaste tu ejemplo. Siempre supiste hacer las cosas bien, y con alegría. Nadie supo respetar los valores como vos. Fuiste, sos y serás un grande con la humildad de los grandes. Gracias por tanto. Tus hijos”.

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