martes, 2 de noviembre de 2010

Audiencia Nº 15 dia 1 de noviembre

“Espero que tengan la suerte de no
escuchar los gritos que yo escuché”

Dos ex detenidas desaparecidas contaron sus días en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval. Por su parte, un médico de la Marina fue citado hoy para ser careado con otro testigo



Liliana Beatriz Retegui, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri, Nancy Carricabur y Stella Maris Nicuez fueron secuestradas por el grupo de tareas de la Base Naval el 18 de septiembre de 1976. Carricabur y Nicuez lograron sobrevivir y ayer declararon en una nueva audiencia del juicio oral que se le sigue a tres militares acusados de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar. Un tercer testigo, el médico de la Armada Carlos Daniel Suárez, quien fue contradictorio en sus dichos, fue citado nuevamente para que hoy sea careado con otro testigo.
Nancy Carricabur tenía 19 años cuando fue secuestrada junto a sus compañeras de vivienda del departamento ubicado en Don Bosco 865. El grupo de tareas entró al departamento y se llevó a las cinco estudiantes. Una sexta, Gloría León no encontraba esa noche en la casa y pudo evitar la captura. Hoy es la abogada querellante que representa a las familias de sus compañeras desaparecidas.
Carricabur contó que fue encapuchada con la funda de una almohada y subida a la parte trasera de un auto. Hasta mucho tiempo después de su liberación, el 24 de septiembre de 1976, pensó que había estado en el GADA 601, en Camet. Después supo que su lugar de cautiverio había sido la Base Naval local.
En el lugar fue identificada con un número de prisionero. Los días que estuvo secuestrada los pasó sentada en una silla de playa y por la noche acostada en un colchón. En la habitación había otras personas, hombres y mujeres. Recordó que sus compañeras Patricia Lazzeri y Stella Maris Nicuez estaban allí con ella. Las identificó por la manera de toser.
La testigo recordó que durante el primer interrogatorio le preguntaban por su nombre de guerra y que ella no entendía que se referían. Le preguntaron por la actividad política de sus compañeras de pensión y le mostraron sus documentos de identidad. Así supo Retegui, Dorio y Lazzeri utilizaban otros apellidos.
Carricabur aseguró que sus interrogadores le gritaban y la insultaban pero nunca la torturaron. Igualmente en su cautiverio supo por primera vez de la tortura. “Yo no sabía nada de la picana. No me entraba en la cabeza que un ser humano pudiera picanear a otro”. La joven que había llegado a la ciudad desde Río negro para estudiar dijo que escuchó a mucha gente que llegaba muy torturada después de los interrogatorios y finalizó: “Espero que tengan la suerte de no escuchar los gritos que yo escuché”.
El 24 de septiembre a la tarde Carricabur y Nicuez fueron dejadas en libertad. Les entregaron dinero para un taxi y las dejaron en distintos puntos de la ciudad. Antes de sacarlas de la Base Naval, uno de sus carceleros les dijo: “tuvieron suerte porque nadie sale vivo de aquí”. Liliana Beatriz Retegui, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri continúan desaparecidas.
Stella Marís Nicuez tiene 56 años y es psicóloga. La madrugada del 18 de septiembre del 76 fue secuestrada junto a Carricabur y el resto de sus compañeras.
De sus días en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval recordó que estuvo junto a Nancy y Patricia Lazzeri, a quien los carceleros le habían puesto de sobrenombre “La Teacher” porque sabía inglés. Supo que en el lugar donde estaba detenida había otras personas. A su izquierda estaba Nancy carricabur y detrás “Pato” Lazzeri.
Nicuez recordó que Lazzeri había sido torturada porque un día después que se la llevaron para interrogarle volvió muy mal. No le querían dar agua –señal de que había sido torturada con picana- y tampoco podía hablar bien. Ese día fue la última vez que sintió que estaba en esa habitación después no la escuchó más.
Al igual que otros testigos que ya declararon en audiencias anteriores, Nicuez recordó a uno de los carceleros que le decían “El Cura” y que era quien le pedía a los detenidos que si querían hablar preguntaran por él.
Una vez liberada, Nicuez recibió la visita de un comisario inspector de la Policía Federal que intentaba saber cuales eran sus movimientos. Ese oficial fue quien les permitió a las dos mujeres poder irse de Mar del Plata y regresar a sus lugares de origen.


Memoria selectiva

El médico de la Armada Carlos Daniel Suárez es capaz de describir al detalle cada uno de sus días en Francia durante una especialización en medicina de buceo de gran profundidad entre 1976 y 77. Pero esa memoria prodigiosa se vuelve confusa y torpe a la hora de recordar a sus superiores en la Base Naval durante la última dictadura cívico militar.
Suárez tiene 70 años y ayer se sentó como testigo frente al tribunal compuesto por los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli. El doctor especialista en medicina de buceo no recordó que la repartición militar haya sufrido cambios después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Hizo referencia a una reunión de oficiales que se realizó en Puerto Belgrano, un mes antes del golpe, donde oficiales superiores cuyos nombres no recuerda les dijeron que las FF.AA iban a tomar el poder.
Aseguró que supo de detenidos desaparecidos luego de su regreso de Francia, recién en 1978. También supo de la existencia de un grupo de tareas que se encargaba de los secuestros y que estaba compuesto por buzos tácticos, pero no recuerda sus nombres.
Ante tantos problemas de memoria del testigo, el fiscal Daniel Adler solicitó que el Suárez sea citado para la audiencia de hoy donde podrá ser careado con otros testigos. El tribunal dio lugar al pedido de la fiscalía.

Por Federico Desántolo

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