martes, 21 de diciembre de 2010

PRISIÓN PERPETUA

El capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, su camarada de armas el contralmirante Roberto Luis Pertusio y el general de brigada del Ejército Alfredo Manuel Arrillaga fueron sentenciados a prisión perpetúa por crímenes de lesa humanidad cometidos guante la última dictadura cívico militar.


Dos miembros de la Armada Argentina y uno del Ejército fueron condenados ayer a prisión perpetúa por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención (CCD) que funcionó en la Base Naval local. Por primera vez la justicia condenó a dos marinos por violaciones a los derechos humanos. Con este fallo, se da por comprobado que en Mar del Plata, el Ejército y la Armada actuaron interrelacionados para imponer el terror. En febrero se conocerá si los culpables purgan castigo en una cárcel común o continúan bajo prisión domiciliaria.
El general de brigada Alfredo Arrillaga, el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz y el contralmirante Roberto Luis Pertusio fueron condenados a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por considerarlos coautores penalmente responsables de los delitos de privación ilegitima de la libertad agravada por mediar violencia; imposición de tormentos agravada por tratarse de perseguidos políticos y homicidio calificado en concurso premeditado de dos o más personas. Los tres militares fueron juzgados en el marco de los crímenes cometidos en la Base Naval local donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico militar.

La voz del presidente del tribunal, Nelson Jarazo, sorprendió a los periodistas que esperaban para poder entrar a la sala de audiencias. Alrededor de las 14, se escuchó el fallo. El centenar de personas que esperaba sobre la avenida Luro se amontonó, a pesar del calor, alrededor del altoparlante que traía el sonido del interior de la sala. Primero fue el turno del contralmirante Pertusio condenado por el secuestro, las torturas, el homicidio y el hurto agravado perpetrado contra Tristán Roldán y Delía Garaguzzo, desaparecidos en septiembre de 1976.
Durante el operativo, el grupo de tareas ingresó a los tiros al departamento de la pareja. Garaguzzo, quien estaba embarazada de tres meses, fue herida en una pierna. La hermana de Roldán aún busca a su sobrina o sobrino.
Dentro de la sala de audiencia, alrededor de la voz del juez Jarazo todo era silencio. Afuera, familiares, sobrevivientes y militares de distintas organizaciones políticas y sociales aplaudieron, gritaron y cantaron después de cada condena.
En segundo lugar se leyó la condena al capitán de navío Justo Ignacio Ortiz. El marino fue subjefe de la Base Naval desde febrero de 1975 hasta 1977. Fue jefe del Departamento de Defensa y jefe del grupo de Operaciones. Nada de lo que ocurriera en la Base Naval, por aquellos años, le era ajeno.
La voz del presidente del tribunal, sentenció prisión perpetúa por el secuestro, las torturas y el homicidio de Liliana Retegui, Patricia Lazeri, Liliana Iorio, Tristán Roldán y Delia Garaguzzo. Además se le imputó el secuestro y las torturas a Luis Salvador Regine, Stella Marís Nucúez y Nancy Ethel Carricabur, cuatro sobrevivientes del CCD que funcionó en la Base Naval.
Dos horas antes, Ortiz había hecho uso del derecho a decir las últimas palabras y se había declarado inocente de todos los cargos que se le imputaban.
Adentro continuaba el silencio, mientras que afuera todo se mezclaba: los bombos con los aplausos y los cantitos con el llanto.
Tal vez, el momento más esperado fue el fallo contra el capitán de brigada Alfredo Manuel Arrillaga. Su condena demuestra que el Ejército y la Armada actuaron interrelacionados en los operativos de secuestros, torturas y desaparición.
Como jefe de Operaciones de la subzona militar XV, que comandaba todo el aparato represivo en Mar del Plata y la zona, Arrillaga no podía desconocer lo que ocurría en los centros clandestinos que funcionaban en la ciudad. Al igual que Ortiz y Pertusio, como autores mediatos de los crímenes que se juzgan, sus órdenes definían la suerte que corrían los perseguidos políticos.
El silencio también se adueñó de la calle, hasta que se escuchó el fallo por Arrillaga. Allí, el sentimiento de justicia fue completo. El general de brigada fue condenado por el secuestro, las torturas y el homicidio de Raúl Bourg y por el secuestro y homicidio de Alicia Rodríguez de Bourg, ambos secuestrados en septiembre de 1977.
Por el último el tribunal decidió absolver a Arrillaga por el secuestro y las torturas sufridas por Salvador Regine y de las torturas contra Alicia Rodríguez de Bourg.
El abogado querellante, Cesar Sivo destacó que por primera vez la justicia condenó a dos miembros de la Armada Argentina por violaciones a los derechos humanos. Seguramente la lista de marinos se engrosará cuando el juicio por los crímenes cometidos en la Escuela Suboficiales de Mecánica de la Armada (Esma) llegue a su fin.
Ortiz, Pertusio y Arrillaga tuvieron que correr para ingresar al camión del Servicio Penitenciario Federal, mientras una lluvia de huevos e insultos le caía encima. Los aplausos, que llegaban desde el interior de la sala de audiencias -a través del parlante-, se mezclaron con la alegría de afuera y ya no hubo silencio.



Por federico Desántolo

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