tag:blogger.com,1999:blog-79134319925784165302024-03-19T03:32:48.495-07:00Juicio Base Naval 1Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.comBlogger35125tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-33165737528907934382010-12-23T04:37:00.000-08:002010-12-23T04:59:47.793-08:00<div align="center"> <strong>LAS VOCES DESPUÉS DE LA SENTENCIA</strong><br /><br /></div><strong></strong><br /><strong>“La verdad es inapelable</strong>”<br />Mónica Roldán recordó a su hermano Tristán Roldán y a su cuñada de Delía Garaguzzo, secuestrados por la Armada y desaparecidos en la Base Naval.<br /><br /><br />Después del día que tuvo que prestar declaración como testigo por el secuestro y la desaparición de su hermano y su cuñada, Mónica Roldán no faltó a ninguna audiencia. Ayer guardaba una foto de sus familiares para poder levantarla apenas finalizara la lectura del fallo. Los fotógrafos y camarógrafos la abarajaron a la salida del tribunal y mostró otra vez la foto. Se reía y lloraba, después de 34 años sintió justicia.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553856376787237554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgR_xf7gYrr9Tzhpac_cidYiVmAQIKgJ4W1U8Mfqt_yZcQgphuoRhjb3UCzRyuNzotpqc0Iu2QL8tczfnUkrduLYgR-5OXtWHx-zQu02NkU3Qv9AdOZ9bfkcZc3ajAlinBXm68kxtfBsGk/s320/DSC_3363.JPG" border="0" /><br />Mónica, Juan Bourg –hijo de Raúl y Alicia Rodríguez- y María Luisa “Marucha” Riva, Madre de Plaza de Mayo línea Fundadora improvisaron algunas palabras ante los periodistas y el centenar de personas que habían esperado en la calle la condena de los tres militares.<br />“Marucha” Riva fue la primera en tomar el micrófono. “Hemos conseguido algo de lo que teníamos que conseguir pero vamos por más”, dijo la representante de Madres de Plaza de Mayo. De inmediato celebró el fallo del tribunal y aseguró que “es bueno saber que estos canallas y asesinos que se ensañaron con nuestros hijos y cometieron crímenes inimaginables para un ser humano estén presos”.<br />Los padres de Juan Bourg fueron secuestrados en septiembre de 1977 y todavía permanecen desaparecidos. Por esos crímenes fue condenado el general de brigada Alfredo Arrillaga.<br />Juan, muy emocionado, destacó el papel fundamental de las Madres de Plaza de Mayo que “luchan cada día para que después de tantos años todavía haya justicia”. También tuvo palabras para una “gran parte del pueblo argentino” que “ya condenó socialmente a estos genocidas”.<br />Bourg se mostró muy conmovido por el fallo del tribunal oral federal 1 y aseguró que todavía le cuesta creer lo que se logró después de tantos años. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553856588341790546" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh2nGuxSiVUVtKqegLazEebpVtMK8sl-QJqyA1XnEJGZjOpomONWtWzoiphLtwro9f8a_bNLsYvphzP8l0VmWeSfBWAkxAcMjNjRaV-tJvUR_Ie2LMAYcfubjAVBbq2vD1HrP-Hn9-hBX4/s320/DSC_3268.JPG" border="0" /><br />Por último se escucharon las palabras de Mónica Roldán, quien recordó a Carlos Labolita, el militante peronista secuestrado y desaparecido en Las Flores. Sucede que el mismo tribunal con excepción de Jorge Michelli, absolvió en 2009 al teniente coronel Duret acusado de la desaparición de Labolita y entre los familiares flotaba la idea de que pudiera pasar lo mismo.<br />Mónica recordó ayer a Labolita y a todas las víctimas que aún esperan justicia. Aseguró que la verdad es inapelable y contra eso no hay nada que hacer.<br />Frente a todas las personas que la escuchaban, Roldán evocó el último día que vio a su cuñada, aún desaparecida. Recordó que ese día Delia le dijo que estaba embrazada de tres meses y que sería tía. “Estaba fresco y yo le presté mi abrigo y la vi irse por el pasillo de paredes rojas que había en mi casa. La última imagen es ella yéndose dándome la espalda. Ahora la veo volver por ese mismo pasillo, caminando hacía mi. Vuelve porque hay justicia”, contó Mónica.<br />Por último, Mónica se preguntó por ese sobrino o sobrina, un hombre o una mujer de 34 años que puede estar en cualquier lugar sin saber cual es su verdadera identidad.<br /><br /><br /><strong>“Este fallo produce un cambio en al Justicia”</strong><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553861277462816834" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin1pJf7Oq8I6zjZ9Bg9jk9McyUCHP15C3Mcx70VLsJd3eLDJlzzSzi2xSPglUesee1dp9zCMti4sxE7v31oo4FCFm-1NDZtFBeO0RaCbkh7KTJ4TN-svjJh2sVA1ax89QKcXo9vT89ds8/s320/DSC_9810.JPG" border="0" /><br />El abogado Alejo ramos Padilla, querellante en representación de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense destacó la importancia de la condena contra los integrantes de la Armada.<br />“Por primera vez se condena a marinos por crímenes de lesa humanidad. Esto nos da la pauta que ya no hay complicidad que podemos ir por todos los genocidas”, explicó Ramos Padilla.<br />Con respecto al resultado, el querellante, aseguró que estaba convencido de las pruebas que se habían presentado y de la responsabilidad de los imputados. “Este fallo produce un cambio en la Justicia. Nos demuestra que la complicidad de los años ’90 se terminó y que estos jueces de la democracia no están subordinados al poder”.<br /><br /><br /><br /><strong>“Las familias tuvieron justicia”<br /></strong><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553861112335235474" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 258px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaOKI2JCX7HCeEZMSFI92axW1nXz9410ZEDnM9U1YliXMYVz1hCRt0KzLOyult_lCCPyqzA09xhxB0UyO8ejLU5MdDUkCNrHps4YLF_2AwOx6-qbj3oquw8YCi4owjurwojc4VZyqG3qw/s320/DSC_8616.JPG" border="0" /><br />El fiscal Daniel Adler respiró con el alivio de saber la tarea cumplida. Después de cuatro meses de audiencias, los tres imputados fueron condenados. Ahora sentado en su oficina reflexiona: “Es un veredicto muy importante para la sociedad. Las familias tuvieron justicia”.<br />Desde el punto de vista de Adler fue un juicio ejemplar donde la cantidad de prueba presentada por las querellas fue contundente y en el cual las defensas pudieron ejercer su trabajo sin problemas. Además aseguró que se pudo determinar la interrelación entre el Ejército y la Armada dentro del aparato represivo que actuó en Mar del Plata.<br />Por último se refirió a los jueces y dijo que “no importa quienes son los magistrados sino que “son jueces elegidos por la democracia y que deben ajustarse a derecho” <br /><br />Por Federico DesántoloJuicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-14956705015821033062010-12-21T18:08:00.000-08:002010-12-21T18:15:43.117-08:00<div align="center"> <span style="font-size:180%;"><strong>PRISIÓN PERPETUA</strong></span><br /></div><br />El capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, su camarada de armas el contralmirante Roberto Luis Pertusio y el general de brigada del Ejército Alfredo Manuel Arrillaga fueron sentenciados a prisión perpetúa por crímenes de lesa humanidad cometidos guante la última dictadura cívico militar.<br /><br /><br /><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553323432156412482" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 205px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgf_M9wwQ2mM-_DMd_vG4-U0ryxLJB6ZXIbkjG-97mQSzim4rbVEHJ7HNtgx1GY8-HkZMrJAr-ary40tTgGtbB5qJs6royuk-EuRZxTWujPqFUrSLlAxO1YDBuitPrMbMF9vahX0GGptSQ/s320/REPREE.jpg" border="0" />Dos miembros de la Armada Argentina y uno del Ejército fueron condenados ayer a prisión perpetúa por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención (CCD) que funcionó en la Base Naval local. Por primera vez la justicia condenó a dos marinos por violaciones a los derechos humanos. Con este fallo, se da por comprobado que en Mar del Plata, el Ejército y la Armada actuaron interrelacionados para imponer el terror. En febrero se conocerá si los culpables purgan castigo en una cárcel común o continúan bajo prisión domiciliaria.<br />El general de brigada Alfredo Arrillaga, el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz y el contralmirante Roberto Luis Pertusio fueron condenados a prisión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por considerarlos coautores penalmente responsables de los delitos de privación ilegitima de la libertad agravada por mediar violencia; imposición de tormentos agravada por tratarse de perseguidos políticos y homicidio calificado en concurso premeditado de dos o más personas. Los tres militares fueron juzgados en el marco de los crímenes cometidos en la Base Naval local donde funcionó un centro clandestino de detención durante la última dictadura cívico militar. </p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553323736959714210" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4TAWue8SifX1_auH3cfP-IxqHyAQmmnpXamPG0JxPZ2UwzHVDfo3TRRCK1D3rqkPQiZR8HvVCHWxNZ48wHCArJobLAslCTtoU-xMGt2ZYbahyBQD_3RsArHgT69C5Ugtk2bARHoE89J4/s320/DSC_8303.JPG" border="0" /> La voz del presidente del tribunal, Nelson Jarazo, sorprendió a los periodistas que esperaban para poder entrar a la sala de audiencias. Alrededor de las 14, se escuchó el fallo. El centenar de personas que esperaba sobre la avenida Luro se amontonó, a pesar del calor, alrededor del altoparlante que traía el sonido del interior de la sala. Primero fue el turno del contralmirante Pertusio condenado por el secuestro, las torturas, el homicidio y el hurto agravado perpetrado contra Tristán Roldán y Delía Garaguzzo, desaparecidos en septiembre de 1976.<br />Durante el operativo, el grupo de tareas ingresó a los tiros al departamento de la pareja. Garaguzzo, quien estaba embarazada de tres meses, fue herida en una pierna. La hermana de Roldán aún busca a su sobrina o sobrino.<br />Dentro de la sala de audiencia, alrededor de la voz del juez Jarazo todo era silencio. Afuera, familiares, sobrevivientes y militares de distintas organizaciones políticas y sociales aplaudieron, gritaron y cantaron después de cada condena.<br />En segundo lugar se leyó la condena al capitán de navío Justo Ignacio Ortiz. El marino fue subjefe de la Base Naval desde febrero de 1975 hasta 1977. Fue jefe del Departamento de Defensa y jefe del grupo de Operaciones. Nada de lo que ocurriera en la Base Naval, por aquellos años, le era ajeno.<br />La voz del presidente del tribunal, sentenció prisión perpetúa por el secuestro, las torturas y el homicidio de Liliana Retegui, Patricia Lazeri, Liliana Iorio, Tristán Roldán y Delia Garaguzzo. Además se le imputó el secuestro y las torturas a Luis Salvador Regine, Stella Marís Nucúez y Nancy Ethel Carricabur, cuatro sobrevivientes del CCD que funcionó en la Base Naval.<br />Dos horas antes, Ortiz había hecho uso del derecho a decir las últimas palabras y se había declarado inocente de todos los cargos que se le imputaban.<br />Adentro continuaba el silencio, mientras que afuera todo se mezclaba: los bombos con los aplausos y los cantitos con el llanto.<br />Tal vez, el momento más esperado fue el fallo contra el capitán de brigada Alfredo Manuel Arrillaga. Su condena demuestra que el Ejército y la Armada actuaron interrelacionados en los operativos de secuestros, torturas y desaparición.<br />Como jefe de Operaciones de la subzona militar XV, que comandaba todo el aparato represivo en Mar del Plata y la zona, Arrillaga no podía desconocer lo que ocurría en los centros clandestinos que funcionaban en la ciudad. Al igual que Ortiz y Pertusio, como autores mediatos de los crímenes que se juzgan, sus órdenes definían la suerte que corrían los perseguidos políticos.<br />El silencio también se adueñó de la calle, hasta que se escuchó el fallo por Arrillaga. Allí, el sentimiento de justicia fue completo. El general de brigada fue condenado por el secuestro, las torturas y el homicidio de Raúl Bourg y por el secuestro y homicidio de Alicia Rodríguez de Bourg, ambos secuestrados en septiembre de 1977.<br />Por el último el tribunal decidió absolver a Arrillaga por el secuestro y las torturas sufridas por Salvador Regine y de las torturas contra Alicia Rodríguez de Bourg.<br />El abogado querellante, Cesar Sivo destacó que por primera vez la justicia condenó a dos miembros de la Armada Argentina por violaciones a los derechos humanos. Seguramente la lista de marinos se engrosará cuando el juicio por los crímenes cometidos en la Escuela Suboficiales de Mecánica de la Armada (Esma) llegue a su fin.<br />Ortiz, Pertusio y Arrillaga tuvieron que correr para ingresar al camión del Servicio Penitenciario Federal, mientras una lluvia de huevos e insultos le caía encima. Los aplausos, que llegaban desde el interior de la sala de audiencias -a través del parlante-, se mezclaron con la alegría de afuera y ya no hubo silencio.<br /><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5553324307126066914" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 303px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgew6Rf6aRIdR94bWID-V7TfppNu33WT3VWahO1yME37bVl7IJ64koJcFtOzYED6dI0j0uHG4de-n3lowifQYoSVB0ACjC0HeBJ7k5qqxghmL8UVGcH7uCpQL1L9fDdd8aBqKr9NNeWQSU/s320/affii.jpg" border="0" /><br />Por federico DesántoloJuicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-22541763196533921692010-12-10T03:44:00.000-08:002010-12-10T03:50:12.113-08:00<span style="font-size:85%;">El proximo martes 21 de diciembre a las 10hs, se conocera el veredicto.</span><br /><div align="center"><span style="font-size:180%;"><strong>Pidieron la absolución de los imputados</strong></span><br /><br /><br /></div><p><br />Los abogados de Arrillaga, Pertusio y Ortiz aseguraron que no hay elementos que prueben que los acusados hayan cometido los delitos que se le imputan. El fallo se conocerá el martes 21 de diciembre.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5549018574436444290" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjMfMy52S7_69vYOmgMOp0fT7MsLkdztOddoNnhHOJvXjjcdrgUJ_hOJQCYA1FfzfOSLsDFPJDbu0xMA4MxocDtcY3POCadiuturCDiBKdxvcqXTz7VcwARLXQvHN2XnHgRIGfSuazLTow/s320/DSC_0802.JPG" border="0" /><br />Los tres defensores coincidieron en sus posturas: aseguraron que los hechos que se investigan ocurrieron, pero negaron que hayan sido sus defendidos los culpables de esos crímenes. Durante sus alegatos desacreditaron el testimonio de algunos testigos, y en algunos casos responsabilizaron a la otra fuerza: los defensores de los marinos señalaron al Ejército y viceversa.<br />La audiencia debía comenzar a las 10.30, pero un planteo inesperado de nulidad de los alegatos de las querellas, hecho por el abogado defensor del general Alfredo Arrillaga dilató los alegatos hasta las 14.30 aproximadamente.<br />Los defensores del contralmirante Luis Pertusio y el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz comenzaron la jornada de alegatos. En primer lugar lo hizo la abogada Paula Muniagurria quien argumentó sobre el caso del matrimonio compuesto por Omar Roldán y Delia Garaguzzo, secuestrados en 19 de septiembre de 1976. Ella estaba embarazada de 3 meses y todavía continúan desaparecidos.<br />Muniagurria no cuestionó que el secuestro, las torturas y los homicidios de Roldán y Garaguzzo hayan ocurrido. No obstante aseguró que no hay pruebas que permitan establecer el lugar ni el espacio en que esos delitos ocurrieron. Para la defensora no hay elementos que acrediten que esos delitos se cometieron en el edificio de buzos tácticos emplazado en el predio de la Base Naval, como aseguran las querellas.<br />La defensora oficial de los marinos imputados argumentó que sólo se tratan de conjeturas, pero “no hay datos concretos que establezcan que el matrimonio estuvo en la Base Naval”.<br />Así durante su alocución Muniagurria se dedicó a derribar las pruebas enumeradas por las querellas en sus alegatos. Con respecto a la carta dirigida a los padres de Roldán firmada por el imputado Pertusio y en la cual la Armada reconocía haber saqueado el departamento del matrimonio, la defensora aseguró que el contenido de la misiva corría por cuenta del contralmirante Juan Carlos Malugani, superior de Pertusio y hoy fallecido.<br />Con respecto a Ortiz, señalado por la querella como el jefe de operaciones de la Base Naval y, por ende, al tanto de todo lo que allí ocurría, Muniagurria aseguró que su defendido solo se ocupaba que la “fuerza sea operativa”, pero que no tenía ingerencia en el resto de las fuerzas independientes emplazadas en el predio de la Base Naval. La defensora aseguró que su cliente no tenía imperio sobre el resto de las fuerzas y tampoco tenía porque saber que ocurría en los edificios de cada una de esas fuerzas.<br />Tampoco acreditó que el contralmirante Pertusio pudiera estar a cargo de la Fuerza de Tareas 6, encargada de la supuesta lucha contra la subversión”, ya que –según la abogada-, por aquel entonces el imputado tenía un sin fin de obligaciones que le impedían realizar unja sola tarea “full time”. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5549018669568355986" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh92RvUs9GM_ZfOPz8Ts5QSWVUL8cD62cwv28L6_P00HhpfJjJld6oSkOF3UTc6hilAiVMT5sy8BaZZkABe5iG7bcd8Yp5xCVd0ktL2mTWfD-Hn8lYs3mqgcVR1-6B5-tiAEb1GBCA85MQ/s320/DSC_0846.JPG" border="0" /><br />Tras intentar desacreditar cada una de las pruebas presentadas por la querella, Muniagurria pidió la absolución de Ortiz y Pertusio en el caso Roldán – Garaguzzo.<br />Después de Muniagurria, fue el turno del defensor oficial Daniel Vázquez que también representa a Ortiz y Pertusio. El abogado se refirió a los casos del secuestro de Luis Salvador Regine, secuestrado el 24 de marzo, torturado y finalmente liberado. Según la causa, el grupo de tareas lo había confundido con el sindicalista Diego Ibáñez. También se refirió al secuestro, torturas y homicidios de Liliana Iorio, Liliana Retegui y Patricia Lazeri, y al secuestro y torturas contra Nancy Carricabur y Estela María Nicuez.<br />En la misma tesitura que su colega, Vázquez no dio por acreditado que ninguno de los casos haya sido cometidos por la Armada –en ese caso podría haber actuado el Ejército-, ni que tampoco hayan sido alojadas en la Base Naval –podría haber sido ADA 601 o Villa Joyosa, ambas reparticiones del Ejército-, y tampoco que tales delitos hayan sido cometidos por sus defendidos.<br />Para Velásquez, al estructura de mando de la Armada no permitía que Ortiz pudiera dar ordenes para que se realizara tal o cual operativo. Intentó desacreditar los testimonios de ex oficiales y conscriptos que vieron detenidos en la base naval y que testimoniaron que Ortiz sabía de los detenidos.<br />Sin tener en cuenta la forma en que se realizaban los secuestros y las condiciones de cautiverio de los detenidos: todo se realizaba en la más absoluta clandestinidad, los detenidos no tenían que saber donde iban ni donde estaban ni quienes le hacían padecer, Vázquez arguemntó que no existen pruebas concretas que señalen la culpabilidad de sus representados y solicitó la absolución.<br />Por último, el abogado Carlos Meira, defensor del general de brigada Alfredo Arrillaga, solicitó la absolución de su cliente. Al igual que el resto de los defensores aseguró que no existen pruebas contra sus clientes en los casos que se le imputan.<br />Además intentó demostrar que su cliente comenzó a ser señalado como un criminal, luego de su actuación en el conflicto del cuartel de La Tablada. Arrillaga fue uno de los militares que dirigió el operativo de “recuperación” del cuartel tomado por militantes del Movimiento Todos por la Patria. Durante esa acción militar se denunciaron fusilamientos y torturas de prisioneros.<br />Meira aseguró que su cliente nunca fue mencionado por ningún organismo de derechos humanos como un posible violador de los derechos humanos durante la última dictadura. En cuanto a los casos que le imputan en este juicio aseguró que no hay pruebas en su contra, por lo tanto solicitó la absolución de su cliente.<br />Alrededor de las 20, el tribunal dio por terminada la audiencia y anunció que el fallo se conocerá el próximo martes 21 de diciembre.<br /><br /><br /><strong>Sin nulidad y sin sanción</strong><br /><br />Apenas comenzó la audiencia, el abogado Carlos Meira sorprendió al solicitar la anulación de los alegatos de las querellas por considerar que habían violado el principio de oralidad, al leer su argumentación. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5549018480356543474" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhbT3pi4uSDgPOtPSeZQOqVu4oxvBICOxLRHjIKA8YyxWwXw0TBN-4d4oS2sn8fezOBrSNWNTgtrQds6aNawo1dTnMHpVbudFL4JkYI4PTQXbz-mFzCtGiZttHr-d52JJFw7FMXSBi6-fk/s320/DSC_0789.JPG" border="0" />Según Meira, la lectura de los alegatos por parte de las querellas atentó contra el proceso oral y público, según lo marca el Código Procesal.<br />Desde la querella, la respuesta no se hizo esperara. Todos los querellantes sostuvieron que el pedido del defensor no tenía lugar por considerar que Meira violaba el principio de buena fe procesal. También le hicieron notara que su solicitud estaba fuera de tiempo porque el código procesal indica que un pedido de nulidad debe hacerse de forma inmediata y no una semana después.<br />El abogado Cesar Sivo solicitó una sanción para el abogado defensor por atentar contra la lealtad procesal y la buena fe que debe regir a los operados jurídicos. Finalmente el tribunal no dio lugar a ninguna de los requerimientos. Sin nulidad y sin sanción.<br /></p><div>Por Federico Desántolo</div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-57662433813878959902010-12-07T10:48:00.000-08:002010-12-07T10:59:50.735-08:00<strong><span style="font-size:85%;">Jueves 9 - 10:30hs, alegatos de los defensores Dr H. Meiras(Arrillaga), D.Vazquez (Ortiz) y P. Muniagurria(Pertusio). La proxima semana podría ser la sentencia!!!</span></strong> <div><div><br /><br /><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;">Penas Maximas para los tres imputados</span></strong></div><br /><div>El fiscal federal general Daniel Adler solicitó prisión perpetúa por considerar a los imputados culpables de los delitos de privación ilegitima de la libertad agravada, aplicación de tormentos agravados y homicidio calificado <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5548015937385244162" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 258px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghHTCZm1xMPWXVZ9f5jXFEX1FJCLa0eWZUVAsRbGABoMHnL5AknukKjdlW9wSkacy9JocLdUExMU8Hrf_HsjJXKRVznMJioICRnoWslj63xx3BZZ0a9_pwCzkrdWn66k_yyCx9WY2bXn0/s320/DSC_8616.JPG" border="0" /><br />“La responsabilidad de los imputados es la misma que tuvieron aquellos que se mancharon las manos con sangre”, afirmó el fiscal Daniel Adler. El representante del Ministerio Público solicitó la pena de prisión perpetúa para los tres militares por considerarlos coautores de secuestros torturas y homicidios contra perseguidos políticos durante la última dictadura cívico militar.<br />El fiscal Adler fue el último en alegar ayer, en una jornada maratónica en el Tribunal Oral Federal 1, donde se juzga a tres militares –uno del Ejército y dos marinos-, por delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval local.<br />Lo primero que hizo el fiscal fue argumentar la responsabilidad del general de brigada Alfredo Arrillaga, del capitán de navío Justo Ignacio Ortiz y del contralmirante Roberto Luís Pertusio en los delitos que se le imputan. Los tres militares están acusados de privación ilegitima de la libertad agravada por mediar violencia, aplicación de tormentos agravados por tratarse, las víctimas, de perseguidos políticos y homicidio calificado en concurso premeditado de dos o más personas.<br />Según Adler los tres imputados formaban parte de una estructura de poder que tenía por objetivo perseguir y aniquilar a los opositores políticos. En tales circunstancias “un llamado por teléfono o una simple orden” alcanzaba para secuestrar torturar o desparecer a una persona. “Los tres imputados son coautores de los delitos que se le imputan porque formaban parte de del mecanismo de la lucha ilegal contra la llamada subversión”, explicó el fiscal.<br /><strong>La tortura desde París<br /></strong>La Fiscalía demostró que la conducta de los tres imputados formaba parte de un plan ideado desde el Estado asaltado por las Fuerzas Armadas para librar la denominada “lucha contra la subversión”.Así explicó los alcances del Placintara –Plan de Contrainsurgencia de la Armada de la República Argentina-, creado en 1975.<br />Adler demostró que en ninguno de sus puntos el Placintara mencionaba la tortura ni la desaparición de las personas. Pero el manual escrito fue complementado con órdenes verbales que si autorizaban la tortura para conseguir información, la ilegalidad y la eliminación de los opositores al régimen. El fiscal recordó el testimonio del oficial Sosa Amaya que n 1975 revestía en la Base Naval un mes antes del golpe de Estado de marzo de 1976 concurrió a una reunión de oficiales en Puerto Belgrano. Allí el jefe de del Plan de Operaciones, el contralmirante José María Mendía arengó a la oficialidad y los advirtió sobre una “guerra” que se libraba contra todos los elementos que atentaran contra los valores occidentales y cristianos.<br />Los oficiales reunidos en la base naval de Puerto Belgrano, fueron llevados al cine donde se proyectó al película la Batalla de Argelia. Según el fiscal, el film muestra como el ejército francés combatió al Frente de Liberación Nacional de Argelia con secuestros y torturas. “La película de Gillo Pontecorvo adoctrinó a no menos de 900 oficiales para la ‘lucha contra la subversión’. La tortura venía bendecida desde París”, concluyó Daniel Adler.<br /><strong>La relación del Ejército y la Armada</strong><br />El Placintara estipulaba la creación de Fuerzas de Tareas con asiento en las distintas reparticiones de la Armada, su objetivo era la represión de la “subversión”. En Mar del Plata funcionó la Fuerza de Tareas 6.<br />El grupo compuesto por la plana mayor de la Base Naval tenía estrecha relación con la subzona militar 15 gobernada por el Ejército con asiento en el ADA 601 y comandada por el teniente coronel Pedro Barda, quien debía estar sentado en el banquillo de los acusados de este juicio, pero una enfermedad mental degenerativa le impide defenderse.<br />Según el fiscal Adler, es imposible que el jefe de Inteligencia de la subzona militar 15 desconociera la existencia de la Fuerza de Tareas 6. “Ambas fuerzas actuaban en coordinación para el secuestro, la tortura y la desaparición de los prisioneros”, aseguró el funcionario judicial.<br />Ni Barda ni su jefe de Inteligencia, el general de brigada Alfredo Arrillaga desconocían lo que ocurría en la Base Naval. Los planes para combatir la subversión ideados por las distintas fuerzas armadas son prueba para este juicio. En cada uno de ellos se mencionan las funciones dentro del aparato represivo de los integrantes de cada fuerza, según su jerarquía.<br />El fiscal recordó que el informe de inteligencia Naval acerca de Liliana Retegui, secuestrada en septiembre de 1976 y alojada en la Base Naval, había sido enviado al Ejército. “El Ejército y la Armada estaban conectados en la denominada lucha contra la subversión. El rédito era siempre del Ejército. La responsabilidad primaria era del Ejército. La información a la prensa sobre operativos realizados por la Marina, llegaban a los medios de comunicación a través del Ejército, responsable de la subzona militar 15”, ilustró Adler <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5548016421727316562" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh9sDs-tThxks9M8TYNVty7wY80G_wQotzY1gTZJowo9dsM0yJQ9UsVT2qtEmn2I2fswW7Knjmva8kADzGQ9LU2A2XZeRDGXT1C74hcdOeAvo4qHr0TDBmpe-8_4RCruXQn6XKJxD-0nGQ/s320/DSC_0415.JPG" border="0" /><br /><strong>La responsabilidad de Arrillaga</strong><br />Como jefe de Operaciones, el rol de Arrillaga en la persecución y eliminación de opositores políticos era fundamental. Tenía la función de dar órdenes claras para que nada quedara librado a la interpretación de sus subordinados. Para el fiscal Adler, tiene una participación protagónica en los hechos que se juzgan.<br />Alguna vez, su superior Pedro Barda –jefe de la represión en la ciudad y la zona-, lo calificó como “un fiel interprete de las órdenes de su jefe en las operaciones a planear”.<br />Para la Fiscalía, Arrillaga es responsable del secuestro y las torturas sufridas por Luis Regine, un hombre que fue detenido la madrugada del 24 de marzo porque lo confundieron con el sindicalista Diego Ibáñez. La detención de los sindicalistas apenas comenzara el golpe de Estado era responsabilidad del Ejército.<br />Adler también responsabiliza a Arrillaga del secuestro, torturas y homicidio del matrimonio de Raúl Bourg y Alicia Rodríguez. Su detención se dio en el marco del “operativo Escoba”, una acción de las fuerzas Armadas para desmantelar al PCML (Partido Comunista Marxista Leninista).<br />Al día siguiente del secuestro del matrimonio es detenido Saturnino Iani, capataz del campo de los Bourg e integrante del PCML. El cuerpo de Iani fue hallado en 2007 en una tumba NN. Desde la Subzona 15 ordenan ese y otros entierros NN de militantes del PCML.Para la fiscalía, Arrillaga no podía desconocer estos secuestros, muertes y entierros siendo el jefe de operaciones.<br /><strong>El capitán de navío Ortiz<br /></strong>El septiembre de 1976 cuando fueron secuestradas las estudiantes Patricia Lazeri, Liliana Retegui, Liliana Iorio Nancy Carricabur y Estela Marís Nicúez y el matrimonio de Omar Roldán y Delia Garaguzzo, Justo Ignacio Ortiz era el jefe de la Fuerza de Tareas 6. Su legajo indica que era el comandante del grupo que perseguía y eliminaba opositores políticos.<br />Para el fiscal, Ortiz tuvo un rol fundamental en los hechos investigados en este juicio. “Nada pudo haber ocurrido a espaldas del segundo jefe de la Base Naval, explicó Adler.<br />Un testigo, que fue odontólogo y oficial de la Marina recordó que Ortiz tenía pleno conocimiento de la existencia de detenidos desaparecidos dentro de la Base Naval. Incluso una vez fue sancionado por Ortiz porque había hablado con alguien acerca de los detenidos.<br />Otro testigo, el periodista Luís María Muñoz que hacía la colimba en la Base Naval en aquel entonces dijo que escuchó a Ortiz decir que los primeros pasos del golpe de Estado se habían dado muy bien. Horas antes de ese comentario, Muñoz había visto personas encapuchadas y maniatadas debajo de un pino a pocos metros del comedor de oficiales.<br />El testimonio de otro conscripto aseguró que los detenidos desaparecidos, durabte las primeras horas del golpe de Estado habían sido puestos boca abajo sobre un pasillo dentro del edificio principal de la Base Naval, estaban a pocos metros de la oficina de Ortiz.<br /><strong>Las mentiras de Pertusio<br /></strong>Cuando se produjo el golpe de Estado de marzo de 1976, Roberto Luis Pertusio era capitán de Fragata, un cargo inferior inmediato que el entonces jefe de la Base Naval, Juan Carlos Malugani. Al igual que Ortiz integró el la Fuerza de Tareas 6 para combatir a los opositores políticos.<br />El fiscal Adler aseguró que el imputado Pertusio, hoy contralmirante, mintió cuando dijo ante el tribunal que desconocía la existencia de detenidos desaparecidos en la Base Naval, que no sabía nada acerca de los interrogatorios bajo tortura y que tampoco supo del destino final de los secuestrados.<br />Adler argumentó que Pertusio fue interventor político de la municipalidad de Miramar, de ninguna manera podía desconocer lo que negó ante el tribunal.<br />Como director de la Escuela de Submarinos integró la Fuerza de Tareas 6 y se convirtió en jefe de personal del grupo operativo. Según el Placintara, Pertusio como jefe de personal, era el encargado de la movilización de tropas para los operativos de secuestro de opositores políticos.<br />Para la fiscalía, Pertusio también fue el responsable del saqueo de bienes del matrimonio Roldán Garaguzzo. Tenía pleno conocimiento del operativo que volvió a la casa del matrimonio para llevarse sus pertenencias. Por tal motivo le imputa, también, el delito de robo agravado por el uso de arma en poblado y en banda.<br />Luego de más de cinco horas de alegatos, la Fiscalía solicitó al tribunal que condene a los tres imputados a prisión perpetúa por los delitos coautores de privación ilegitima de la libertad agravada por mediar violencia; aplicación de tormentos agravada por tratarse de perseguido políticos y homicidio agravado por el concurso premeditado de dos o mas personas.<br />Por último solicitó la revocación del arresto domiciliario del que gozan los acusados y de ser condenados se los traslade al penal de Marcos Paz. </div><div><br /><strong>La responsabilidad histórica</strong> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5548016193350193346" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 258px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKTN4k3JnCA_tctbXh9028GGtnMyb27qkrZaq63TLtc9aKhqVxIb476DIfNOB17_yCeopGgmW1PTp6ZhouaG5EUyTyh_pVSLskKptHJBoPCHSmKxnNOed44lcF_nXKlqzlhFdFSdQrcdk/s320/DSC_0346.JPG" border="0" /><br />La abogada querellante Gloria León que representa a las familias de las estudiantes desaparecidas Liliana Retegui, Liliana Iorio y Patricia Lazeri, abrió ayer la jornada de alegatos.<br />León dijo que estos juicios habían tardado “demasiados años” y que había actores que habían muerto sin ver que se hizo justicia. Pero no obstante, aseguró que desde Mar del Plata se está dando un mensaje: “Estamos impidiendo uno de los objetivos del plan sistemático de exterminio: lograr la impunidad de quienes cometieron aquellos crímenes”.<br />La abogada aseguró que la genesis de la violencia que se vivió a partir del 24 de marzo de 1976, tiene su origen en los bombardeos a la Plaza de Mayo de junio del ’55. Allí, las Fuerzas Armadas fueron el brazo ejecutor de una clase dominante que quería subvertir el orden establecido por el gobierno de Juan Perón. “Fue el primer ataque contra los sectores populares”, entendió León.<br />Con el golpe del 24 de marzo de 1976, la abogada aseguró que volvió a ocurrir lo mismo. “Las fuerzas armadas se ponen al servicio de una clase dominante que intenta imponer su modelo político y económico”, concluyó.<br />Los imputados de este juicio fueron parte de ese plan sistemático que consistió en la persecución y eliminación de los opositores políticos. León aseguró que “es mentira que hubo un terror del Estado que se levantó contra otro terror que intentó agredir los cimientos de la patria. Es falso, la dictadura tomó como pretexto aquella idea para aniquilar la oposición política”, argumentó la abogada.<br />León afirmó que a través de la prueba testimonial y documental presentada durante las jornadas de juicio quedó comprobada la responsabilidad de los tres imputados en el secuestro de las estudiantes de la pensión de la calle Don Bosco 865. También está probada la responsabilidad en la aplicación de tormentos de las cinco jóvenes. Y por último, Pertusio, Ortiz y Arrillaga son responsables de los homicidios de Lazeri, Iorio y Retegui.<br />La abogada solicitó al penal de reclusión perpetúa y la revocación del arresto domiciliario. León terminó su alegato diciendo que “tenemos la verdad, tenemos la memoría y ustedes, señores jueces, tienen la responsabilidad histórica de hacer justicia”.</div><br /><br /><div>Por Federico Desántolo.</div></div></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-34068766542467916242010-12-02T19:21:00.000-08:002010-12-03T09:11:45.787-08:00<div align="center"><span style="font-size:180%;"> </span><strong><span style="font-size:180%;">“Los jueces no pueden ser neutrales ante los crímenes de lesa humanidad”<br /></span></div></strong><br /><br />El alegato de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, instó a que el sistema judicial esté a la altura de las circunstancias de un Estado democrático<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5546503537482494914" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 233px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiNuyWNlQ6MyK2brnbzIl2k9Yx_GDl9Y6G_hmcmHEM7SolRdj33mHlVN2yVA62cYbROPoLWGxTDhMnyE8Oo8sBISJ9rsHUxhbvygnS9Z5uQhTeHbYHWyrGfLfUwo5Ii-PJoyTBU7gfbCTY/s320/DSC_9815.JPG" border="0" />“Si se consagra la impunidad de aquellos que cometieron los grandes crímenes se reciente el estado de derecho: jueces, abogados y fiscales. Si no se puede condenar a los grandes delincuentes qué autoridad tiene para condenar al ladrón de gallinas”. Alejo Ramos Padilla, abogado querellante por la Secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires dedicó gran parte de su alegato a recalcar el compromiso que debe asumir la justicia de la democracia. Después de poco más de tres horas de argumentaciones, solicitó al tribunal, la pena de reclusión perpetúa por tiempo indeterminado en una cárcel de máxima seguridad para los tres militares imputados. Por último, pidieron la destitución de las Fuerzas Armadas o la sanción que se considere pertinente dentro del ámbito militar.<br />El abogado Alejo Ramos Padilla se hamacó una y otra vez sobre la silla. Por momentos giraba hacía el tribunal, en otros pasajes miraba al público y a los familiares de las víctimas; y en otros clavaba su mirada y su dedo acusador en los imputados, resguardados detrás de sus defensores.<br />Si Ramos Padilla consideró necesario instar al sistema judicial y a los jueces a que estén a la altura del estado de derecho para no repetir errores de antaño es porque en algunos momentos de la historia argentina la justicia estuvo muy por debajo de tales circunstancias.<br /><br /><strong>El enano fascista del sistema judicial<br /></strong><strong><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5546291164508419554" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhlXtKcbGnRcbVD6JX27zZXR3gUsETbo3tNolvGXI_ZuT9o7nTn-wEPQbl2zr4eL0Lribk9byLtVX46fj66Xagouz_GuiiFdlDbf9h17AmvZa_yMR-hC25XXswCIiDoklMoq8Q4iW2CMEw/s320/DSC_9810.JPG" border="0" /><br /></strong>Ramos Padilla comenzó su alegato con un recorrido histórico del sistema judicial ante los gobiernos de facto. Habló del “enano fascista” que anida en los hombres y en las instituciones y que permitió que el sistema judicial avalara “legalmente” desde el golpe de Estado de 1930 “el poder de facto de los criminales de Estado” en la Argentina.<br />Enseguida agregó que esa concepción ideológica aún persiste en entre los operadores jurídicos. “Son aquellos que aceptan los argumentos de los asesinos para garantizar la impunidad. Hablan de guerra sucia y subversión; de revanchismo por parte del gobierno de Cristina Fernández y de Néstor Kirchner anteriormente”, explicó Ramos Padilla.<br />El querellante también recordó que en 1984 se produjo un hecho histórico a nivel mundial, el juicio a la junta militar que usurpó el poder el 24 de marzo de 1976. Pero tres años después en 1987 el poder judicial convalidó las leyes del olvido y punto final. “Un poder judicial que no puede explicar como le cae con todo el peso de la ley al ladrón de gallinas y al mismo tiempo realiza construcciones complejas para garantizar la impunidad del terrorismo de Estado”, enfatizó el representante de la Secretaria de Derechos Humanos bonaerense.<br />Ramos Padilla instó al sistema judicial y a los jueces a no ser neutrales. Aseguró que el compromiso en estas causas diferencia a los jueces de la democracia de aquellos que prestaron servicios en la dictadura. “Unos garantizaron la impunidad y los otros aborrecen los delitos contra la humanidad”, concluyó.<br />El abogado aclaró que no se trata de una afrenta al Poder Judicial y tampoco al tribunal sino que se trata de distinguir los buenos de los malos. “No es lo mismo un fiscal federal acusado de crímenes de lesa humanidad que el fiscal Daniel Adler que impulsa los juicios por esos mismos crímenes”, ejemplificó Ramos Padilla. A continuación instó: “Los jueces de la democracia no pueden ser neutrales ante los crímenes de lesa humanidad”.</p><p><br /><strong>Subversión y clandestinidad</strong><br />“La idea de clandestinidad impregnó todo lo que fue el autodenominado Proceso de Reorganización Nacional”, dijo el abogado Ramos Padilla para encontrarle una explicación al accionar del Terrorismo de Estado. Aseguró que la clandestinidad les dio a los criminales la impunidad que gozaron durante más de 30 años.El término clandestinidad atravesó el régimen dictatorial. “Hubo centros clandestinos de detención, tumbas NN, cuerpos arrojados al mar, calcinados en el los fondos de alguna comisaría y fuerzas conjuntas que secuestraban. Ni siquiera decían a que fuerza pertenecían”, graficó la querella.<br />Ramos Padilla aseguró que sólo en ese marco de clandestinidad, “los cobardes” se animaron a las atrocidades. Esa clandestinidad les permitió en más de una oportunidad negar la existencia de desaparecidos o de los centros clandestino de detención. Para fortalecer su argumentación citó a Robert Jackson, juez que participó en los juicios de Nüremberg, que dijo que estos juicios debían hacerse para encontrar pruebas concretas y creíbles para explicar hechos increíbles, que los responsables negaban amparados en la clandestinidad y la impunidad.<br />La impunidad de la que lkos crimanles gozaron, la explicó en palabras del coronel Vaquero perteneciente al Ejército Argentino que dijo en 1984 a Clarín: “No se aceptará investigación alguna ni ahora ni en el futuro”.<br />Sobre la tan nombrada subversión, término con el que los criminales justificaron sus atrocidades. Padilla fue muy claro. Señaló a los imputados para decir que “los únicos subversivos en esta sala eran el coronel Alfredo Arrillaga, el capitán de navío Ignacio Justo Ortiz y el contralmirante Roberto Luis Pertusio, ellos subvirtieron el orden democrático para perseguir a los opositores políticos”.</p><p><br /><strong>Empresa criminal<br /></strong>Ramos Padilla aseguró que los tres imputados formaron parte de una empresa criminal que tuvo su asiento en Mar del Plata y cuya finalidad era la eliminación del opositor.<br />La querella dio por probado que el teniente coronel Alfredo Arrillaga era el jefe de operaciones de la Subzona de Seguridad Militar 15. Era uno de los cuatro jefes que garantizaban el funcionamiento del sistema de persecución y eliminación de opositores políticos. Su tarea junto con la del jefe del área de inteligencia era fundamental.<br />Según la querella de la Secretaria de Derechos Humanos bonaerense, Arrillaga tenía a su cargo los operativos del Ejército, de las fuerzas policiales bajo su órbita y las operaciones de las fuerzas conjuntas. El jefe de operaciones, según los documentos militares en la lucha contra la subversión, era el encargado de llevar adelante, coordinar y supervisar los operativos de secuestros.<br />Ramos Padilla dio por acreditado que el operativo de secuestro de Luis Regine fue dirigido por Arrillaga. Buscaban al sindicalista Diego Ibáñez y fueron a su supuesta casa pero, el dirigente petrolero ya no vivía ahí. Se llevaron al dueño de casa, lo tuvieron secuestrado, lo torturaron y luego cuando se dieron cuenta del error lo liberaron.<br />El abogado definió la empresa criminal montada por la dictadura en tres etapas. Una primera que incluía el secuestro y el traslado de detenidos. La segunda implicaba la privación ilegítima de la libertad y la tercera consistía en la eliminación o liberación de los opositores.<br />Si bien en algún momento la doctrina judicial indicó que el papel de Arrillaga podía ser considerado como coautor de los hechos ocurrido en la primera etapa y participe necesario en al segunda, Ramos Padilla afirmó que deberá ser juzgado como coautor en todas las etapas de la empresa criminal.<br />En cuanto al contralmirante Pertusio, la querella entendió que cumplía la misma función que Arrillaga pero en la Armada, en la Base Naval. Para Ramos Padilla está comprobado que el jefe de al escuela de submarinos en aquel entonces era el jefe del Grupo de Tareas 6, creado por la Armada para combatir la subversión. Así lo indica la declaración del ex jefe de la Base Naval en aquel entonces, contralmirante Malugani.</p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5546291031424218770" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 224px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjcRCokHGp_6XHSGP4b0_lWdT8BQ8j8Q3_pQjg8Dn1J0g8Qvtda3inC2AjryJzzQkKSY1TE9W-gspLD6l6KbiR6x7HyGhMF3bPFXOt8niVDIYPXu3fq67TmgpSPyEgBWBV8mQy4iwQuQU/s320/DSC_9758.JPG" border="0" /><br />Pertusio al igual que Arrillaga coordinaba y supervisaba los operativos realizados por el grupo de tareas 6 que tenía bajo su órbita a integrantes de la Base Naval, de la Escuela de suboficiales de Infantería de Marina y de Prefectura Naval. El abogado explicó que tampoco podía desconocer la existencia de un centro clandestino de detención dentro de la Base Naval como pretendió instalar con su declaración ante el tribunal que lo juzga.<br />El capital de navío Justo Ignacio Ortiz tampoco podía desconocer que la Base Naval fuera un centro de detención. Era el número dos en jerarquía, el subjefe de la repartición.<br />Ramos Padilla recordó la declaración de un testigo, el odontólogo de la Base Naval que fue sancionado por Ortiz porque habría hablado de los detenidos que había en el lugar con una médica. Una clara demostración de que el subjefe de la base sabía de la existencia de detenidos desaparecidos.<br />Antes de solicitar la pena para cada uno de los imputados, Ramos Padilla habló de un proyecto de ley presentado en el Parlamento chileno para que los militares condenados por delitos de lesa humanidad fueran degradados y dejaran de percibir cualquier beneficio por parte del Estado. En la Argentina no existe tal ley pero si está permitida la destitución. Así, el abogado instó a que los imputados no sean nunca más llamados capitán de navío, coronel o contralmirante “porque deberían ser nombrados como secuestradores, subversivos, homicidas, traidores a la patria y torturadores”.<br />Padilla solicitó que de existir una condena, “se envíe la información necesaria a la ministra de Defensa Nilda Garré, para que la comandante en jefa de las Fuerzas Armadas sancione de la manera que corresponda a quienes deshonraron el uniforme y los símbolos patrios”.Una vez fundamentado la participación de cada uno de los imputados en los delitos que se les endilgan, Ramos Padilla pidió las penas correspondientes. Para los tres solicitó la pena de reclusión perpetúa por tiempo indeterminado en una cácel de máxima seguridad por los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada, aplicación de tormentos agravados y homicidio calificado agravado mas costas legales e inhabilitación absoluta y embargo preventivo de sus haberes jubilatorios o pensiones recibidas. Por último, instó a los jueces que de existir un fallo condenatorio, los tres militares sean trasladados de inmediato a la cárcel de Marcos Paz.<br /><br /><br />Por Federico Desántolo.Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-64168658858147347572010-12-02T11:41:00.000-08:002010-12-02T12:00:34.484-08:00<div align="center"><span style="font-size:180%;"><strong>Reclusión perpetua</strong><br /></span><br /></div><strong></strong><br /><strong>La solicitud alcanza al ex general de brigada, Alfredo Manuel Arrillaga; al contralmirante, Roberto Luis Pertusio y al capitán de navío, Justo alberto Ignacio Ortiz por los delitos de lesa humanidad.</strong><br /><strong></strong><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5546174904349555954" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWt_6aXO9zMFucJO7DlZUHXaZ9WOUzOeTSsQehrw8_O_Knpvakdn3FQMAOD5x9rSn9YkoFMZutu7sNlMDTprxmq_qYlQxjmoOjwH1cI8JvGs6AkD1tqa7uRwraLxnsRpBsJbekqc1Er1s/s320/DSC_9710.JPG" border="0" /> Reclusión perpetua, efectiva y en cárcel común fue el pedido central con el que concluyó el primero de los alegatos expuesto ayer por la querella representada por el doctor Sivo, en el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en la Base Naval local. El pedido alcanza al ex general de brigada, Alfredo Manuel Arrillaga; al contralmirante, Roberto Luis Pertusio y al capitán de navío, Justo Ignacio Ortiz.<br />La audiencia de inicio de alegatos suspendida el martes se inició ayer alrededor de las 11.30 con la exposición del doctor Sivo en representación de la APDH, una de las querellas. Con anterioridad, el tribunal compuesto por los doctores Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli, culminó con el proceso de incorporación de prueba para poder dar curso a la ronda de alegatos.<br />La exposición de la querella comenzó con una pertinente referencia a un texto titulado “Los límites del perdón”, de Simón Wiesenthal, en el que se analiza su experiencia personal como sobreviviente de un campo de concentración nazi. Según cuenta el autor, durante su cautiverio fue llevado ante un joven nazi que yacía en su lecho de muerte. Allí, quien había sido el dueño de su vida ensayó una especie de arrepentimiento respecto de los hechos atroces de los que había sido parte. Su intención: morir con el perdón de sus víctimas, encarnadas en ese momento en Wiesenthal. “Me mantuve en silencio mientras un joven nazi en su lecho de muerte me pedía que fuera su confesor”, explica el sobreviviente. Él no se sentía capaz de perdonar en nombre de los exterminados. ¿Quién sería capaz de hacerlo?, se pregunta.<br />El doctor Sivo tomó ese dilema ético respecto del perdón para demostrar que en el caso de los imputados ni siquiera existió durante el debate la más mínima señal de intentar redimirse. Ni la más mínima señal de tratar de obtener el perdón. Solamente callaron, mintieron u olvidaron según su conveniencia, según su necesidad de intentar extender la impunidad.<br />La apertura del alegato fue una muestra simbólica de lo sucedido durante los largos meses de audiencias con los imputados. También fue el trazado de los perfiles de los tres militares que están sentados en el banquillo: “Arrillaga, que se jactó públicamente de ser un soldado en la `lucha contra la subversión´, hoy desconoce de qué se trata”, recordó Sivo. También dedicó palabras para Pertusio relacionadas a sus “olvidos” selectivos. Para Ortiz, la sentencia fue contundente: “Siendo miembro del Opus Dei, religioso, ni siquiera siente la necesidad de decir perdón por todo lo que hice”.<br /><strong></strong><br /><strong>CONTEXTO</strong><br />El alegato de la querella hizo especial hincapié en la necesidad de contemplar los delitos por los que se acusa a los tres militares en el marco de un plan sistemático perpetrado desde la órbita del Estado y por lo tanto, bajo la lupa de la jurisprudencia relacionada con delitos de lesa humanidad.<br />Asimismo, puntualizaron en los roles específicos que cada una de las armas cumplieron en la denominada “lucha contra la subversión”. Este elemento, para nada anecdótico, sirvió para dejar en claro el por qué de la presencia como imputado en una causa por un Centro Clandestino de Detención de la Marina, de un alto mando del Ejército.<br />Según se expresó en el alegato, es central para comprender esto recurrir a la documentación producida desde los propios ámbitos castrenses sobre cómo se desplegó el plan sistemático de represión a lo largo y a lo ancho del país. Allí consta con claridad que es el Ejército el que tiene el control sobre el resto de las Fuerzas.<br />En este sentido, la adaptación de las normativas propias de la Marina a las del Ejército para compatibilizar los modus operandi se constituyen como prueba de esa interrelación.<br />De esta forma, la participación de Arrillaga en la plana mayor del ADA 601 dependiente de Pedro Barda, jefe de la subzona 15, en cada uno de los operativos de secuestro y desaparición, según expresó la querella, es inapelable.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5546175209004895170" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhTp4W08lLm-usSvrcCg2awb9nRsdcCpltdGDg4p-V2rg56masA30g94yKlx63f44ovCNLj-rGy_warEA2frIYCQuIC8oV6mcZSJoCv0KfxeKULJ2iMIozNvs8v6I7MHY42UdGJv_eiOeQ/s320/DSC_9589.JPG" border="0" /><br /><strong>ORTIZ</strong><br />“Pedimos que se condene a Justo Ignacio Ortiz a la pena de reclusión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por ser autor penalmente responsable de los delitos de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, privación ilegítima de la libertad agravada por mediar violencia o amenaza y por privación más de un mes e imposición de tormentos reiterada y agravada por haber sido cometida en perjuicio de perseguidos políticos”.<br />Durante 1976 Ortiz cumplió funciones como subjefe de la Base Naval Mar del Plata. De él dependían numerosos departamentos de funcionamiento de la repartición militar.<br />Era responsable de Adiestramiento, y como tal debía instruir a sus subordinados en las “tareas especiales”, entre las que se encuentran la llamada “lucha contra la subversión”.<br />También le correspondía fiscalizar las construcciones y reformas que se produjeran dentro de la Base. Esto lo coloca en un lugar donde no podía desconocer la construcción de instalaciones propias para los detenidos-desaparecidos que eran alojados, por ejemplo, en el edificio de Buzos Tácticos.<br />Por sus funciones, el área de Meteorología también estaba bajo su órbita. Allí los testimonios vertidos durante el debate señalan que se alojaban detenidos desaparecidos. Lo mismo respecto a Enfermería y Automotores.<br />Su función como mando en “la guerra contra la subversión” se desprende de una “mancha” en su legajo. Ortiz fue sancionado por haber perdido el manual de actuación Placintara. Ese con el que la Marina se adaptaba a los mecanismos propuestos por el Ejército para esta nueva función que la dictadura planteaba. La tenencia de ese material es prueba de su responsabilidad.<br />Con estos elementos -entre otros-, la querella dejó, a su criterio, acreditada la participación de Ortiz en los delitos que se le imputan.<br /><br /><strong>PERTUSIO</strong><br />“Pedimos que se condene a Roberto Luis Pertusio a la pena de reclusión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por ser autor penalmente responsable de los delitos de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas, privación ilegitima de la libertad agravada por mediar violencia o amenaza y por privación más de un mes e imposición de tormentos reiterada y agravada por ser haber sido cometida en perjuicio de perseguidos políticos y autor de robo agravado por haberse cometido en poblado y en banda”.<br />A lo largo de los meses que van de debate oral, Pertusio se mostró siempre entero. Desafiante desde su asiento, con su mirada penetrante -esa que recuerdan muchos de sus subordinados- sinónimo de su severidad.<br />Según expresó Sivo en la porción del alegato que le dedicó al marino especializado en estrategia naval, el concepto de Pertusio no es discutible: se trata de un hombre de una inteligencia por arriba de la media. Eso también se desprende de su legajo de servicio, incluso de su propio testimonio vertido en la sala semanas atrás.<br />“Sus propias calificaciones son las que deben ser tenidas en cuenta a la hora de condenarlo”, expresó la querella en referencia a la incongruencia de sus “omisiones” con su estricta memoria para otros elementos y, sobre todo, para su declaración parcial de las responsabilidades que le competían luego del golpe, ocultas en su declaración.<br />La documentación con la firma de Pertusio como jefe de la Fuerza de Tareas 6 -la cual comprendía a gran parte de los estamentos que componen la Base Naval- dan por sentada su participación en la “guerra contra la subversión” y en todos los métodos que de ella se desprenden según los reglamentos de la propias Fuerzas Armadas.<br />La desaparición forzada, la tortura y la muerte, en el caso de Pertusio, se complementaba con el robo. El vaciamiento de las viviendas de sus víctimas se constituyó en parte del plan sistemático y por eso también la querella consideró probada esta parte de la imputación.<br /><br /><strong>ARRILLAGA</strong><br />“Pedimos que se condene a Alfredo Manuel Arrillaga a la pena de reclusión perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua por ser coautor de los delitos de privación ilegítima de la libertad agravada por mediar violencia o amenaza y por privación más de un mes e imposición de tormentos reiterada y agravada por haber sido cometida en perjuicio de perseguidos políticos y además por ser también coautor, subsidiariamente partícipe necesario, de homicidio calificado por el concurso premeditado de dos o más personas”.<br />En lo que respecta a la participación de Arrillaga en los delitos que se le imputan, la querella fue contundente al afirmar que debe pagar por todo delito de lesa humanidad ocurrido durante el periodo en el que el encartado formó parte de la plana mayor de la Subzona 15.<br />Su participación como responsable de Operaciones del Ejército lo coloca en un lugar de pleno conocimiento y acción en el desarrollo de los planes para la aplicación de la normativa militar vinculada a la “guerra contra la subversión”.<br />“El nivel de sus excusaciones es la intensidad de su acusación”, expresó Sivo al referirse a las palabras del acusado cuando expresó que él desconocía lo que sucedía en relación a “esos temas”.<br />No faltó en el alegato la referencia a la actuación de Arrillaga posdictadura. Sus propias palabras en el juicio contra los militantes del Movimiento Todos por la Patria luego del copamiento del cuartel de Tablada le fueron refrescadas. “A los subversivos hay que echarles fósforo como a las ratas”, habría dicho reconociendo el uso de bombas ilegales en el operativo que le tocó comandar en el 89.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5546175654832960466" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 205px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyRQwmaZ9SmwL2fSW3_vBr48yIdZvTcOZqhm-5NaA7FI4HpVWfcZVF1eK8MV5EKadZTSTflQD_jBBtJ9wtp2a4z3B-rEwRg6jHom1Vb0aQBBU0EnmPjcIpnz6wWMkDRrQNTRXGsPRKM0k/s320/REPREE.jpg" border="0" /><br /><br /><br /><strong>PEDIDO DE NUEVAS CAUSAS<br /></strong>Concluida la argumentación del alegato realizado por el doctor César Sivo, la querella solicitó que se inicien nuevas caudas por múltiples delitos de lesa humanidad cometidos en el periodo de la presente causa para los tres imputados. Según se manifestó, durante el debate quedó probada la participación de los imputados no sólo en los delitos que se ventilan en este juicio, sino en gran parte de los que se produjeron en la época en la ciudad.<br />Asimismo, se pidió la apertura de una causa que tenga como imputada a la doctora Ana María Teodoriz como autora, por lo menos en grado de partícipe, en la privación ilegal de la libertad agravada, tormentos agravados, y homicidio doblemente calificado de Patricia Molinari y de Ana Rosa Frigerio; y de la privación de ilegal de la libertad agravada, tormentos agravados de una serie de víctimas de la última dictadura cívico militar.<br />También se solicitó la apertura de nuevas causas para miembros de la Marina que fueron apareciendo durante el debate como responsables de diversos operativos que terminaron con desapariciones de personas.<br />En relación al juez Pedro Federico Hooft, durante el debate surgió nueva prueba que lo vincula con los delitos de lesa humanidad cometidos en la época, por lo que la querella solicitó que se agregue a los expedientes pertinentes que lo tienen como imputado.<br /><br /><br />Por Juan Carra-Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-69695275081808267622010-11-28T18:57:00.000-08:002010-11-30T08:34:19.495-08:00<div align="left"><strong>En el día de hoy martes, fue suspendida la audiencia, despúes de esperar el público y la prensa por dos horas, el tribunal decidio pasar la lectura para mañana miércoles. Ya que falta recibir documentación de prueba.</strong></div><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;"></span></strong> </div><div align="center"><span style="font-size:180%;"><strong>ALEGATOS</strong></span></div><br />Miércoles 1 a las 10,30hs : 1º querella Dra Leon; 2º querella APDH<br /><br />Jueves 2 a las 10hs: 3º querella SHH.HH de pcia; 4º Fiscalía<br /><br />Lunes 6 turno de los defensores Dr Horacio Meiras (Arrillaga); Dra Paula Muniagurria(Pertusio);<br />Dr Daniel Vazquez(Ortiz)Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-33244542136748943642010-11-16T18:11:00.001-08:002010-11-17T05:56:36.589-08:00audiencia Nº 20, día 16 de noviembre.<br /><div><br /><div><br /><br /><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;">"Volviamos como un trapo"</span></strong></div><br /><br /><div align="left">Un sobreviviente del centro clandestino de detención que funcionó en la repartición local de la Armada brindó detalles del lugar de cautiverio y del suplicio vivido. El 30 de noviembre comenzarían los alegatos de las partes.<br /><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5540336454702581730" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhSefg0z_sz7gK6PmobLZyORpbqqBMAKvjBUIZvxKhBTtLzJMRGtB37ctBqMuh_SHV6vipW6R-0Ld6LZg06qXWqo2mKI82c1c_GpSbDI7zxMrNcEDFY_oDSPu26uu04vwXY2UmPcNiFHrA/s320/DSC_7714.JPG" border="0" />Ernesto Miguel Prandina vive en Brasil desde hace muchos años. Desde allí viajó una vez más para dar su testimonio como sobreviviente de la Base Naval en el juicio que se les sigue a tres militares acusados de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura militar.<br />Prandina entró decidido a la sala. En pocos pasos ya estaba sentado y listo para contestar las preguntas. Con tranquilidad relató su cautiverio en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval. Sabía que los recuerdos son dolorosos pero necesarios, tal vez por eso supo dejar las emociones de lado cuando a todos los presentes se les hacía un nudo en garganta. Había que ser claro, contar con detalle el horror para que a nadie le quedara dudas de lo que fue aquello.<br />En 14/9/76, Prandina ya era un cuadro político del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y una presa para los grupos de tareas de la Marina. El 13 de octubre lo encontraron en la casa de sus padres en Nápoles al 5300, en el barrio El Martillo. El jefe de la patota dijo llamarse Maidana y que pertenecían a la Policía Federal. Primero fue la capucha en la cabeza, luego las esposas y a la parte trasera de un auto de civil.<br />Como otros testigos en la causa, Prandina recordó que la clave de los secuestradores para entrar a la base era “Llevamos el paquete”. Lo subieron por una escalera externa a un edificio recién construido. Allí en el un salón grande había otros detenidos encapuchados y esposados como él. Con el tiempo pudieron decirse los nombres para que el que saliera primero alertara a las familias. Allí estaban Gladis Garmendia, Norma Huder, un chico de apellido Díaz, Javier y Gustavo Stati.<br />La primera sesión de torturas fue a los pocos minutos de llegar. Fue en el piso inferior del edificio ubicado cerca de la Escuela de Buceo. Prandina dijo que era una cocina. Las paredes tenían azulejos y había una mesada de mármol. Allí lo acostaron desnudo lo mojaron y le aplicaron picana. Perdió la cuenta de las veces que fue torturado en los 45 días de cautiverio. Sabe que un día se desmayó en medio de la tortura y llamaron un médico porque pensaron que se moría. El doctor dijo que estaba bien que podían seguir torturándolo.<br />Para el testigo, los torturadores eran oficiales. Personas preparadas para la tarea. Los carceleros eran suboficiales que sólo los daban la comida o los llevaban al baño. Un timbre sonaba para avisar que llegaba un secuestrado nuevo o que se llevaban a alguien. El chillido era otra forma de tortura, podía significar que uno de ellos moriría. “No éramos nada. Físicamente estábamos muy mal, pero psicológicamente estábamos peor”, reforzó Prandina como si fuera necesario.<br />Durante la tortura le preguntaban por algunos de sus compañeros de militancia y por el secuestro de un directivo de al empresa Ford que había ocurrido en Buenos Aires. Un hombre que decía ser cura les hablaba y los invitaba a hablar para poder aliviar el suplicio. El testigo pudo ver por debajo de la capucha que el supuesto sacerdote usaba borceguíes militares.<br />Después de un tiempo, Prandina fue pasado a una celda individual. De allí fue sacado para someterlo a dos simulacros de fusilamientos y a un “submarino seco”, mecanismo de asfixia con una bolsa de nylon. Allí también pensó en suicidarse cortándose las venas con pedazos de mimbre de la silla en la que se sentaba.<br />Un día fue llevado a una oficina donde había un oficial que se presentó con el nombre de “Néstor”. Delante de ese hombre se sacó la capucha y escuchó que quedaba libre. Tiempo después ya en libertad, Prandina se entrevistó dos veces más con “Néstor”. Lo vigilaba, le preguntaba en qué andaba y luego se iba.<br />Después de su cautiverio, el testigo empezó a trabajar en el puerto. Desde allí veía la Base Naval y sabía que en ese edificio en construcción había estado secuestrado. También lo supo porque los cubiertos para comer decían Armada Argentina al igual que los medicamentos que les daban cuando se sentían mal.<br />Las marcas del cautiverio en el cuerpo se borraron antes que las psicológicas. Prandina tuvo que cambiar el timbre de su casa. El chillido agitaba los fantasmas de aquel ruido que anunció la muerte para muchos otros.<br /><br /><strong>Otra vez el juez Hooft <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5540336955797321442" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 213px; CURSOR: hand; HEIGHT: 320px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgiqowXPEboPwhFJPu__xk5JGg9jaY_WiOi162N08fOOB8pTLiUOADCdHUBVrMIgsUHSJvSAm8hNNuktohVWjXpDC_WWdku-acggbd5440LRXLbXE_LYUzlMpDm-bHjtHRKO0l4bwd20L8/s320/Copia+de+hooft.jpg" border="0" /><br /></strong>El caso Prandina es una de las causas que respaldan el pedido de juicio político al juez Pedro Cornelio Federico Hooft, a quien se le imputan más de un centenar de delitos de lesa humanidad.<br />Los padres de Prandina presentaron un recurso de habeas corpus cuando su hijo fue secuestrado. El trámite cayó en el juzgado Nº 3 de Hooft. Nunca prosperó.<br />Una vez que Prandina fue liberado, el juez nunca lo llamó a declarar para saber que le había pasado. En 2007 en un allanamiento al juzgado Nº 3 fue hallado el expediente había sido archivado sin ninguna actuación.<br />Por consejo de un policía amigo de la familia y por su propia seguridad, Prandina declaró en una comisaría que, los 45 días que pasó en el peor de los infiernos, estuvo de vacaciones.<br /><br /><strong>Marinos saqueadores</strong> </div><br /><div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5540336600542186162" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjRoLT1h3t2eSu93H381XgjZgH8zw7Q9sREl9CrPHznq3FlBUo69e2g4DXNIafVOOWyr-KE4SicdECEyMqcvHOyWzvKGXPt0ifkTHC3xaEotmglPGvbfp_Y6SipuHE-4neIkctjr5bFB40/s320/DSC_7702.JPG" border="0" /> Matilde Cristina Chiodini fue testigo del secuestro del matrimonio de Tristán Roldán y Delia Garaguzo ocurrido en Marcelo T. de Alvear al 1400, el 18 de septiembre de 1976.<br />La mujer es la hija del dueño de la casa que alquilaba el matrimonio. Ayer frente al tribunal compuesto por los jueces Nelson Jarazo, Jorge Michelli y Alejandro Esmoris contó que un grupo nutrido de personas armadas llegó a la casa y preguntó por los Roldán. Su padre le dijo que estaban en la casa de atrás. Se escuchó una ráfaga de disparos y vio como se llevaban al matrimonio envueltos en frazadas y heridos.<br />El jefe del operativo se llevó la llave del pequeño departamento y les dijo que no tocaran nada. A la semana volvieron con tres camiones. Saquearon el lugar, se llevaron hasta los focos de los portalámparas.<br />La mamá de Matilde había llegado hacía unos días de Buenos Aires y durante el viaje en tren de regreso compartió mates con unos jóvenes integrantes de la Marina. Los reconoció en el allanamiento, integraban el grupo que saqueó la casa. El relato de Matilde explica que fue la Armada la responsable del saqueo y el secuestro de Tristán Roldán y Delia Garaguzo, embarazada de tres meses.<br />La testigo recordó que cuando se fueron los militares, ellos entraron al departamento. Había manchas de sangre y una ráfaga de balas contra una pared. Todo indicaba que los únicos disparos que hubo fueron del exterior al interior de la casa.<br />El dueño del departamento acudió a la comisaría tercera, pero la policía no intervino. El matrimonio Roldán – Garaguzo continúa desaparecido.</div><br /><div></div><br /><div>Por Federico Desántolo</div></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-81094826049081994852010-11-16T17:38:00.000-08:002010-11-16T17:44:58.024-08:00<span style="font-size:78%;">audiencia Nº19, día lunes 15 de noviembre.<br /><strong><span style="font-size:180%;"></span></strong></span><br /><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;">Relató su tragedia en la Base Naval<br /></span></strong></div><br /><div>Un ex detenido desaparecido y el hijo de un militante asesinado<br />completaron una nueva audiencia del juicio a tres militares.</div><div><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5540327868887863362" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhAoJZamODvV2gR5WFR9S_Rzsc_WHzM62KT6GaPsv9qQnu1mbZPZLKIOApsVpzD0QfDZF_GB_cjRSL8OLj-EjaqttThpDke7fL1l2z0wrHrY3haztBze5qBuub7-wfEYuugYSfS3wAlRwc/s320/DSC_7641.JPG" border="0" />Cuando llegó a su lugar de cautiverio, Héctor Daquino, sabía que el lugar no le era ajeno. Desde 1974 hasta el 24 de marzo de 1976 había trabajado como albañil en la Base Naval local. Allí estuvo por más de un mes, luego fue liberado. Desde aquel entonces vive en Brasil.<br />Dos testigos declararon en una nueva audiencia del juicio a tres militares por crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención (CCD) que funcionó en la Base Naval local. Daniel Darío Iani, con 8 años, fue testigo de cómo un grupo de tareas se llevó a su padre en 1977. Por su parte, Héctor Orlando Daquino fue secuestrado junto con un amigo y alojado en la Base Naval. Ayer cada uno contó su tragedia.<br />Daquino tiene las marcas del exilio en la voz. Después de tantos años en Brasil le cuesta encontrar las palabras correctas en español, el portugués se adueña por momentos del discurso. Minutos después del mediodía se acomodó en la silla frente a los jueces. A su derecha, detrás de los abogados defensores, dos de los tres imputados: el capitán navío Justo Ignacio Ortiz y el contralmirante Roberto Luis Pertusio. A la izquierda, los querellantes.<br />Daquino comenzó su testimonio por el principio, la noche del 20 de septiembre de 1976 cuando fue secuestrado junto a su amigo Jorge Ordóñez. Recordó que volvían del cine y vieron en Sarmiento y Juan B. Justo, un operativo militar. Intentaron escapar pero en la esquina de Martín Rodríguez y Alsina fueron capturados. Los secuestradores preguntaban por Ordóñez. Los subieron en autos distintos y los llevaron a la Base Naval. Uno de los secuestradores le era conocido. Lo había visto varias veces.<br />A pesar de estar encapuchado con su propio abrigo, el testigo supo que ingresaba a la Base Naval. El recorrido del auto, el ingreso, las curvas y contra curvas dentro del predio no le dejó dudas. Durante dos años hizo ese recorrido, trabajaba junto a Ordóñez en la constructora Guarino y les había tocado la obra de un edificio dentro de la base. Renunciaron el día del golpe de Estado del 76. Eran militantes de la UES (Unión de Estudiantes Secundarios) y tuvieron miedo de volver a trabajar. En los días de albañil en la Base Naval veía a diario a un hombre rubio de ojos azules y piel blanca. Siempre estaba de civil y le decían “Tigre”. Ese fue uno de sus secuestradores.<br />Daquino cree que lo ingresaron en un salón grande donde había otras personas. Ubicó el lugar arcano a la Escuela de Buceo, a pocos metros de la playa de la Base Naval. Allí estuvo por más de diez días encapuchado y sentado en una silla de playa de mimbre. Sabía que había otras personas por el ruido de la tos de algunos de ellos y porque supo identificar las distintas voces que pedían a los carceleros permiso para ir al baño. Calculó que había entre 40 y 60 personas, hombres y mujeres.<br />En el primer interrogatorio a base de picana eléctrica, Daquino sintió que había unas ocho personas. Dos le hacían preguntas y otros hablaban entre ellos. Le preguntaban por una camioneta que era de su padrastro y que él había usado para algunas reuniones con compañeros de la UES. También le pedían nombres de sus compañeros de militancia.<br />En una sola oportunidad pudo hablar con Ordóñez a pesar que estaba en el mismo lugar. Luego Daquino fue llevado a una celda individual. Allí permaneció hasta su liberación.<br />En el segundo interrogatorio le mostraron fotos de hombres y mujeres. No conocía a ninguna de las personas. “Eran fotos familiares, seguramente robadas en los operativos”, recordó el testigo.<br />Un día le dijeron que lo iban a liberar. Daquino preguntó si su amigo también salía y le dijeron que si. Lo subieron a un auto y lo dejaron atrás del cementerio de la Loma. Corrió hasta la casa de la mamá de Ordóñez y allí esperaron a su amigo que nunca volvió. Es un desaparecido más.<br />Daquino estuvo cuatro días en Mar del Plata y se fue a Buenos Aires. De allí a Brasil, su lugar en la actualidad. Daquino terminó la primaria en 1967. De aquella promoción de la escuela Normal recordó a Adriana Tasca, Fernando Yuri, Bernardo Ignace y Liliana Barbieri. Algunos permanecen desaparecidos y otros fueron asesinados en enfrentamientos fraguados.<br /><br /><strong>“Tuve la percepción que no volvía nunca más”</strong> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5540327989290840594" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi882RCRVsm1EIhuDxlvRl7ZcOpWQOoOXakYJXAi-xqrghQ6llK2acJtQD4oVFmchgtnnwapUMiU7lNTOPpmu2zgOw1NgGI8kq85WvjbhnvHm0PANRsNGzNxjX66A4JJ1RpWv6YupfEveo/s320/DSC_7622.JPG" border="0" />Cuando se llevaron a su padre en septiembre de 1977, Daniel Darío Ianni tenía 8 años. Vicente Saturnino era militante del Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). Había comenzado su militancia en Berisso, en el Gran La Plata y tras el golpe de Estado y por razones de seguridad se mudaron a General Pirán, al campo de la familia Bourg.<br />Daniel Ianni declaró ayer ante el tribunal oral federal 1. Más de 30 años después, recordó el día que se llevaron a su padre. Sabe que fue un día sábado. Él, sus padres y sus dos hermanos esperaban a Raúl Bourg, a su esposa Alicia y sus hijos para comer un asado.<br />Ianni recordó un gran número de autos que se acercaron al casco de la estancia, entre ellos una camioneta roja. Bajaron muchos hombres, todos armados y vestidos de civil. Decían que buscaban a Raúl Bourg.<br />El testigo contó que entraron a la casa y revolvieron todo. Le preguntaban si su papá tenía armas. Encontraron un rifle de aire comprimido que tenía Ianni y comenzaron a disparar a dentro de la casa, en una demostración de poder y terror.<br />Después de buscar y no encontrar, decidieron llevarse a Vicente. El padre se acercó le dio un abrazo y le dijo que después volvía. A pesar de sus ocho años, Ianni supo que su padre no volvería nunca más.<br />Los secuestradores se fueron y luego volvieron, pero no trajeron a Ianni. Intentaron llevarse el tractor y le pedían a la mujer que les entregara la documentación de los autos y del campo. Después de algunos días, un compañero de militancia de Ianni padre sacó a los chicos y a la mujer del campo y los llevó otra vez a La Plata donde vivieron con sus abuelos.<br />El miedo duró hasta no hace mucho tiempo. No se podía hablar de lo que había pasado y había que evitar el tema. El matrimonio Bourg, amigo de los Ianni y dueños del campo, desaparecieron días después. El cuerpo de Vicente saturnino fue hallado en una tumba NN en el cementerio municipal de esta ciudad en 2007. Junto a él estaban otros dos compañeros de militancia: Eduardo Caballero y José Changazzo.<br /><br />Por Federico Desántolo.Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-78544381596932887822010-11-09T18:08:00.000-08:002010-11-10T01:48:33.222-08:00<div align="left"><span style="font-size:78%;">Audiencia Nº18, dia martes 9 de noviembre</span><br /></div><br /><div align="center"><strong><span style="font-size:180%;">Nunca vio, ni supo de detenidos en la Base Naval<br /></span></strong><br /></div><br /><div align="left">El imputado declaró alrededor de una hora y media. No contestó preguntas de las partes, pero el cuestionario de los jueces lo incomodó. Negó las imputaciones y dijo desconocer existencia de detenidos desaparecidos en la Base Naval.<br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5537737434368695010" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjfU8onZ7HkQskCmYPI7kzu7LTJN0USUED7PZ_TT00fnBiLPe67dkU8lCyv8CztagGxI58sYXv7aEjqRSfvKW8aRwllHOas6ri0w1Gk_-ked9mfcN_ER7yPo3M3_FJ_aodeuJkSQpWwhRU/s320/DSC_7023.JPG" border="0" /> “A lo largo del ’76 y en los años siguientes no tuve ninguna vinculación directa e indirecta con los enfrentamientos entre militares y civiles”. Luego de una hora de exposición frente al tribunal oral federal Nº 1, el contraalmirante Roberto Luis Pertusio dijo lo que suelen decir casi todos los imputados a la hora de declarar.<br />Después de un cuarto intermedio de media hora, alrededor de las 13.30, Pertusio acusado de crímenes de lesa humanidad perpetrados en la Base Naval local, se sentó frente al tribunal. Un día antes, había pedido declarar.<br />De elegante traje gris, solo acomodó el micrófono para que su voz se escuchara clara y firme. Lo primero que dijo fue que una “fuerte carga emocional” que lo aqueja desde hace meses “había llegado a su punto más alto ante la posibilidad de declarar y que por tal motivo no respondería las preguntas de las querellas ni de las defensas”. Sólo aclararía las dudas de los miembros del tribunal. En resumidas cuentas contaría su versión de los hechos. Negaría cualquier relación con los delitos que se le imputan y resaltaría su profesionalismo como integrante de Armada argentina.<br />Tras escuchar de boca del juez Nelson Jarazo, los delitos que se le imputan -privación ilegitima de la libertad, imposición de tormentos agravada y homicidio calificado Omar Tristán Roldán y su mujer Delia Elena Garaguso-, Pertusio comenzó su declaración remontándose al año 1970 cuando fue enviado a Alemania para especializarse en el comando de submarinos fabricados en aquel país. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5537737860523692514" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUL0Hj56WQlg4S7Bqtq3PYZvV24bOE1x4h8SSPTIww2TnpleePa7eUtm-f5CkdipRf5L1PqXaCgTmEpdfLYzCbSnCbxC6h1g6GquL3YQcguJ9DzhhJMkksAC_fCJjYSfxDsp0TMgkpvpU/s320/DSC_7040.JPG" border="0" />El imputado se convirtió en un referente de la Armada en ese tipo de buques. Toda su carrera estuvo vinculada a ello. Su primer contacto con Mar del Plata lo tuvo en 1974 cuando lo trasladaron a la Base Naval local para asumir el comando del submarino Santa Fe. Aquí cumplió funciones hasta 1978. Aunque había solicitado su traslado a la Escuela de Guerra Naval, la superioridad creyó que era más útil en Mar del Plata.<br />El 24 de marzo de 1976, tuvo que viajar a Miramar con una comisión de oficiales a su mando para hacerse cargo de la intendencia de Miramar. Se encargó de aclara que su mandato de facto duró unos pocos días y que había otros grupos de la Armada que operaban en Miramar pero que nada tenían que ver con su funciones. Sin decirlo se refería a los grupos de tareas que secuestraron a hombres y mujeres en aquella localidad. El diseño operativo del golpe de Estado establecía que la Marina debía hacerse cargo de la represión y en las localidades costeras de esta zona.<br />El lunes pasado declaró en el juicio que se le sigue a Pertusio y a otros dos militares, Mónica Roldán, hermana de Tristán Omar Roldán secuestrado junto a su pareja Delia Elena Garaguzo, el de septiembre del 76. La mujer contó que su padre recibió varias cartas de distintos jefes militares que siempre negaban saber algo de la pareja. Entre esas cartas había una firmada por Pertusio. La misiva decía que la marina había realizado el operativo en el cual se llevaron todos los muebles y pertenencias de la vivienda en que vivían, Tristán y Delia, pero aclaraba que no habían realizado el operativo anterior, el del secuestro de la pareja.<br />Ayer, en su exposición de una hora y media, Pertusio intentó aclarar aquella situación. Primero, en una pizarra explicó el organigrama de mando de la Base Naval para dejar en claro que él como responsable de la Escuela de Submarinos era un compartimiento estanco con respecto al resto de las actividades de la Base Naval. Incluso dijo en varias oportunidades que su oficina estaba no menos de 300 metros de distancia del despacho del contralmirante Juan Carlos Malugani, jefe de la Base Naval local.<br />Con respecto a la carta que recibió la familia Roldán y que lleva su firma dijo que el responsable de esas líneas fue Malugani. Según el imputado, solo cumplió la orden que le dio su superior. Por eso “el encabezamiento dice “por orden del jefe de la Fuerza de Submarinos”, explicó Pertusio. Enseguida agregó que no tenía conocimiento de quienes eran Roldán y Garaguzo y qué les había pasado. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5537737747466964194" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCLl-zxRI5TYuA4yjicJ7tDZzVSdpS9L4R0BE7_UfBPjNWQEtoTa0RAw2AuxuWA72Z-T2WW7bB7-om77j7lPVFPm6qiDRjTVCThOUh7Wq3bpGFDBpXttPnwZEyIxKHJD0H6nf-hAXb_TM/s320/DSC_7037.JPG" border="0" />Después de su declaración espontánea, Pertusio tuvo que contestar las preguntas del tribunal. Ante el requerimiento del juez Jorge Michelli, el imputado contestó que nunca vio detenidos desaparecidos en la Base Naval. Según sus dichos estaba pendiente de los submarinos y no prestaba atención al resto de la vida en la base. Además agregó que el edificio de la Escuela de Submarinos estaba alejada de los lugares que algunos testigos mencionaron como posibles sitios para alojar a los detenidos.<br />Tampoco se interesó por averiguar que le había pasado a la pareja Roldán Garaguzo. No quiso saber de que se trataban esos “procedimientos” de los que hablaban la carta que él mismo había escrito.<br />Pertusio encogió los hombros cuando le preguntaron si sabía que la Marina intervenían en esos “enfrenamientos entre civiles y militares” que habían mencionado minutos antes. Dijo que no sabía que fuerzas actuaron en la represión y tampoco sabe que grado de participación tuvo la Armada.<br />El se autoproclamó como uno de los principales estrategas en guerra naval que dio el país. Pero no sabía que la Marina era una fuerza de ocupación en su propio país.<br />Tampoco vio en todas las veces que recorría la base naval para ir a almorzar al edificio de oficiales, lugares restringidos a los que solo podía ingresar determinada oficialidad.<br />Ante las preguntas de los jueces la voz segura y clara del imputado se fue perdiendo. Cierta incomodidad se hizo notoria. Respondió que no se acuerda si le interesó que las fuerzas armadas detuvieran a hombres y mujeres. Replicó que la Armada había gastado mucho dinero y educación para capacitarlo en tareas operativas y que esas tareas eran su preocupación.<br />Por último, Pertusio dijo no recordar haber leído en los diarios locales noticias sobre detenciones de civiles que luego eran alojados en la Base Naval. Cerca de las tres de la tarde terminó su declaración y finalizó la audiencia. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5537737599691517650" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 247px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHR5GoQncg-7ZIzwzKewG7p1pBaKBA6mjKTKvNOMM8RdE7wPHEa4oN6m61AYaDFi2ePEX96ivm4puvSQtjTFolZlIaAF0YIwmZgT7tDh0ZgTn-FsjTiIkzXi1jas5q1SD2TFs3DkdzCCQ/s320/DSC_7028.JPG" border="0" /><br /><br />Por Federico DesántoloJuicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-12348929211220369522010-11-09T11:15:00.000-08:002010-11-09T11:19:26.103-08:00<span style="font-size:78%;"> DECIMOSÉPTIMA AUDIENCIA .Día lunes 8</span><br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">“Creo que es el día más reparador después de tantos años”.<br /></span></strong><br />Hermanos de Tristán Omar Roldán y Delia Elena Garaguzo, desaparecidos el 18 de septiembre de 1976 en la Base Naval declararon ayer ante el tribunal oral federal 1 y contaron lo que fue vivir después de aquel día. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5537631359052919298" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjF5JfSpnh9xrjtHwm_prL9xj7hFdEaE9OHPLy9uiuvS9MRlKkaideC_gdb_2O6yGfnFI3sGniaVzE724tHbnSnptwsjHST2lP1IcYxtPFPEpap2KEtrVARsU2JArDCUYaldEWAL79uuQg/s320/DSC_6811.JPG" border="0" /><br />Mónica Silvia Roldán fue la segunda testigo que declaró ayer en una nueva audiencia del juicio que se le sigue a tres militares por delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval local durante la última dictadura cívico militar. La mujer ingresó con una caja color verde a la que se aferraba con las dos manos. . Se sentó frente al tribunal y antes de empezar a hablar acomodó sobre la pequeña mesa una foto con la imagen de su hermano Tristán y su cuñada Delia. Detrás de ella en los asientos destinados al público una gran cantidad de primos la alentaba en silencio.<br />La testigo contó que se enteró del secuestro de su hermano Tristán Omar Roldán y de su cuñada Delia Elena Garaguzo –también conocida como “Tali”-, por el dueño de la casa que alquilaba la pareja en Marcelo T. de Alvear al 1400. El hombre les dijo que la madrugada del 18 de septiembre de 1976 y grupo de personas armadas entró a su casa y le preguntaron por “Roldán y la chica rubia”. Fueron hasta el departamento del fondo. Luego se escuchó una ráfaga de disparos y el llanto de la mujer. Alejandro Scchiodini vio que se llevaban a Tristán con las manos atadas y encapuchado. A Delia que había sido herida en una pierna, la llevaba envuelta en una frazada.<br />Tristán tenía 19 años y Delia 21, ambos militaban en la Juventud Peronista (JP). Él trabajaba en la construcción. Ella lo hacia en la planta la Campagnola y estaba embarazada de tres meses.<br />Mónica recordó que al mediodía siguiente, tres camiones volvieron a la casa de Marcelo T de Alvear. Dos bloquearon los accesos en cada esquina y un tercero fue puesto de culata en la entrada al garaje. Se llevaron todos los muebles y las pertenencias de la pareja. Vaciaron la casa.<br />A partir de ese día comenzaron todos los intentos para saber donde estaba la pareja. Hubo cientos de cartas enviadas a todas las dependencias militares. La respuesta era siempre la misma: nadie sabía nada. Cada una de esas cartas y sus respuestas están en la caja verde que Mónica sujeta mientras declara. Allí también hay copias de habeas corpus, fotos y recortes periodísticos de aquellos años.<br />Mónica Roldán contó a los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli que después del secuestro de sus hermana y su cuñada, junto a otros familiares de desaparecidos conformaron un grupo para saber dónde estaban los detenidos. Se juntaban en la catedral local y trabajaban junto al padre Pérez, secretario del obispo de aquel entonces, monseñor Rómulo García.<br />En mayo de 1977, el grupo ya estaba organizado y Mónica concurría todos los días a recibir denuncias de familiares en la Catedral. Por ese motivo una patota que dijo ser de Coordinación Federal la fue a buscar a la casa de sus padres. Estuvo secuestrada durante 26 horas en la Base Naval. Supo que estaba ahí por el ruido de las olas que morían en una playa que sentía muy cercana. También reconoció la entrada a la repartición militar.<br />Allí fue interrogada dos veces. Los captores querían nombres y apellidos de las personas que formaban parte del grupo de familiares que buscaban a los desaparecidos. Ella le contestó que “los apellidos eran los apellidos de los chicos y chicas que tenían detenidos”. Ahí vino el primer golpe. Luego insistieron con lo mismo y ella respondió igual. Otro golpe.<br />En el segundo interrogatorio le preguntaron por su militancia en la Juventud Comunista. Cuando le pidieron otra vez nombres y apellidos comenzó a nombrar apellidos falsos. Otro golpe.<br />Al otro día le dijeron que la iban a liberar pero que la condición era que dejara de buscar a su hermano y a cuñada. Ella dijo que si como un mecanismo de supervivencia para lograr la libertad. Ayer aclaró que no fue una concesión de principios.<br />Antes de subirla al auto que la sacaría de la Base Naval, le quitaron la capucha. Mónica recordó que allí vio a la hermana de una amiga que también iba a ser liberada. Se sonrieron y después cada una fue subida a un auto.<br />Roldán mostró al tribunal y a las partes las cartas que recibió su padre de las autoridades de la Base Naval. La primera fue del contralmirante Juan Carlos Malugani, negaba que la pareja estuviera bajo su control. Otra la escribió el contralmirante Roberto Pertusio, uno de los imputados. Reconocía haber realizado el operativo de saqueo de los muebles de la casa de Roldan y Garaguzo pero negaba haber secuestrado a la pareja. Lo cierto es que el jefe del operativo del secuestro de la pareja se llevó la llave del departamento y a las pocas horas viene otro grupo con esa llave para llevarse los muebles.<br />En otra oportunidad, en una entrevista con el coronel Pedro Barda, el jefe de la subzona militar 15, culpó al papá de Mónica y Tristán diciendo que si hubiese cuidado mejor a su hijo nada de esto hubiese pasado.<br />Ante la pregunta de la querella: ¿Cómo siguió la vida después del secuestro de su hermano y su cuñada?. Mónica respondió: “la vida era la búsqueda. En el trayecto se fueron dejando proyectos personales”.<br />Mónica dejó la universidad y el dolor estuvo siempre presente en la familia. Se dejó de hablar de Tristán y Delia. Ayer recordó que nunca hablaron del embarazo de su cuñada.<br />La sala de audiencias estaba llena. La mayoría eran primos de Mónica y Tristán. La testigo les quiso agradecer su acompañamiento y apoyo. “Creo que es el día más reparador después de tantos años”. Después hubo aplausos.<br />Daniel Hugo Garaguzo fue el último testigo de la jornada. El hermano de Delia Elena contó que él se enteró del secuestro de su hermana en Lobería.<br />Él y sus padres vivían allí y Delia había venido a Mar del Plata a estudiar. En uno de los viajes que hacía al pueblo les contó que estaba militando en la JP y que estaba muy contenta. En los viajes siguientes se la veía preocupada. Daniel recordó que en la última visita de su hermana a Lobería, les contó que era perseguida y que no los visitaría más. También les pidió que ellos no fueran a verla.<br />Después supieron por sus abuelos que vivían en Mar del Plata que un grupo armado había ido a su casa a buscar a Delia pero que ella no estaba allí. A los pocos días se enteró del secuestro, de la balacera y de que su hermana había sido llevada herida<br />Garaguzo contó cómo desde ese día todo de desmoronó. Su padre viajaba a mar del Plata todo el tiempo para encontrar a Delia. Siempre estaba con el papá de Tristán de aquí para allá. Se perdieron. Descuidó el negocio y al poco tiempo se fundieron. Tuvieron que venir a vivir a Mar del Plata.<br />Un amigo de su padre, el capitán del Ejército Lamacchia, que cumplía funciones en el GADA 601 le dijo un día que no buscara más a Delia porque no la iba a encontrar y que se preocupara por los hijos que aún tenía. El golpe fue certero. El papá de Daniel se enfermó y al poco tiempo murió atormentado por no saber nada de su hija ni tampoco de su nieto. Aún hoy la mamá de Daniel vive con miedo. No sale de su casa y teme abrir las ventanas. Todavía creen que la vigilan.<br />El testigo lamentó saber que toda su familia e incluso él van a irse de este mundo sin saber que pasó con Delia y con su hijo.<br /><br /><br /><strong>“Si hubieran tenido la valentía de decir lo que hicieron”<br /></strong><br />Ana Menucci de Retegui busca a su hija desde el 19 de septiembre de 1976, día en que junto con otras dos amigas fueron secuestradas. Ayer por primera vez, después de 34 años, declaró ante un tribunal penal.<br />Retegui contó que desde el 76 pregunta por su hija. Consultó en todos los lugares y a todos: Ministerio del Interior, Cruz Roja, a la Iglesia y nunca obtuvo respuesta.<br />Frente al tribunal recordó que fue el padre Pérez, secretario del obispo Rómulo García, quien le dijo que Liliana estaba en manos de la Marina y que estaba bien. Que no le faltaba nada. Incluso le dijo que con ella había una chica que se la habían llevado de la casa en silla de ruedas porque tras un accidente estaba enyesada y que, en la Base ya estaba caminando. Se trataba de Ana Rosa Frigerio, una joven que luego aparece asesinada en un enfrentamiento fraguado. Cuado La mujer le dijo lo que había pasado con esa chica al cura, Pérez le respondió que a ellos, los militares, también les mentían. Retegui, se lamentó: “si hubiesen tenido la valentía de decir lo que hicieron. Eso sería lo más justo”.<br />Ana terminó su declaración y volvió a su lugar. Volvió a ponerse su pañuelo blanco y se sentó junto a sus compañeras, las otras Madres de la Plaza.<br /><br /><br /><br /><strong>Desaparecidos frente a la escuela de buceo<br /></strong><br />Pablo José Arias desde 1968 formaba parte del club de buceo y del Club Náutico, por esa razón conocía todos los movimientos de la Base Naval. Así supo que después del Golpe de Estado de 1976 todo cambió. Había muchos hombres armados en las guardias y la dependencia de Buzos Tácticos estaba siendo reformada estaban construyendo una losa y sobre esa construcción había bolsas de arena con una ametralladora de gran tamaño.<br />A mediados de 1976 Arias fue seleccionado como estudiante de Biología, para hacer un curso de buceo junto a oros tres compañeros, entre ellos María Inés Dorio cuya hermana sería secuestrada en septiembre de ese año y alojada en la Base Naval.<br />Los militares desconfiaban del estudiante de pelo largo y barba. No entendían porqué estaba allí si ya sabía bucear. Cierto día, un sábado a la mañana, Arias estaba en el vestuario listo para salir a hacer las prácticas físicas y al salir hacía del interior de la Escuela de Buceo vio que en un camión había gente encapuchada y atadas de manos. Estaban siendo bajados del camión. En otra oportunidad vio que en la playa de la base naval a un militar que llevaba a una mujer encapuchada y atada de manos apuntándola con un fusil.<br />Haber visto eso le trajo serios problemas, los militares lo intimidaron y persiguieron. Su casa fue allanada pero a él no lo encontraron alguien le había advertido que no fuera a su casa. El miedo lo invadió. Incluso pensó en irse del país.<br />Una vez camino a la facultad vio que en el micro había una persona que lo seguía y de se dio cuenta que era una de esas personas de civil que había visto dentro de la Base Naval mientras hacía el curso de buceo. <div><br /><br /><div></div><br /><br /><div>Por federico Desántolo</div></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-24993506615335024982010-11-03T14:22:00.000-07:002010-11-03T15:19:00.288-07:00Las audiencias continuan el Lunes 8 y martes 9, ultimas audiencias.<br /><br /><span style="font-size:78%;"><span style="font-size:85%;">audiencia Nº16, dia martes 2 de octubre.</span><br /><br /></span><span style="font-size:78%;"></span><br /><div><div><strong><span style="font-size:180%;">El subjefe sabia de detenidos dentro de la Base Naval.</span></strong><br /><br />Se trata del odontólogo Gustavo Adolfo Hoffmann quien declaró ayer que el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz sabía de la existencia de detenidos desaparecidos en ese asiento militar <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5535448892835033442" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjK0rQapPx0MUBlHGRcmALNTqyd9tmdn0CyIJ-l495JHuuGv45GaulEeslW_b3C9uA20EW5inxXDcpRWMh3GldIqofzuxXl0jQMtH564EMz2YnyQ75OU2iQqNXyzO6SSZP4GjV0eIVNueE/s320/DSC_6502.JPG" border="0" /> Un ex oficial de la Armada aseguró ayer que el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, imputado en el juicio por crímenes de lesa humanidad cometidos en la Base Naval, sabía de la existencia de detenidos desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. Por su parte, la hermana de una víctima puso en crisis la declaración de un médico retirado de la Marina.<br />El odontólogo Gustavo Hoffman ingresó a la Base Naval como oficial asimilado a la Armada en febrero de 1975. Su función era atender al personal militar.<br />Además de sus tareas como dentista, Hoffman debía realizar guardias como oficial de servicio. Durante 24 horas era el encargado de que todo estuviera en pleno funcionamiento.<br />La primera vez que supo de la presencia de detenidos en la Base Naval fue en mayo de 1976 cuando en una noche de guardia fue hasta la cocina para cerciorarse que la comida para la conscripto marchara sin problemas. Uno de los cocineros le dijo: “tenemos visita”. El testigo aseguró que en e4se momento supo que al lado de la cocina había tres calabozos y que en esos calabozos había tres detenidos: Jorge Pablovsky, Pablo Lerner y José Musmeci.<br />Hoffman recordó que uno le dijo que era gremialista y los otros militantes de la Juventud Peronista (JP). Esa noche les llevó cepillos de dientes y unos libros para que se entretuvieran. Años después, uno de ellos fue hasta su consultorio para agradecerle lo que había hecho por él y sus compañeros.<br />También recordó que Pablovsky fue llevado un día encapuchado hasta el consultorio en el sector de sanidad porque le dolía mucho una muela. Hoffman tuvo que sacársela.<br />Tiempo después, en otra guardia, vio más detenidos. En esa ocasión había salido a la noche a recorrer el predio y vio que en un edificio que todavía estaba en construcción a varios oficiales armados. Cuando se acercó vio que en el interior había entre diez y doce personas con capuchas en la cabeza que tenían un número. Estaban sentados en semicírculo sentados sobre sillas de playa.<br />Al finalizar la guardia se reportó ante el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, segundo jefe de la Base Naval en aquel entonces. Ortiz le dijo que una de las funciones como oficial de servicio durante la guardia era ocuparse de que los detenidos estuvieran bien de salud y alimentados.<br />El testimonio de Hoffman deja ver sin fisuras que uno de los imputados en la causa Base Naval 1 tenía pleno conocimiento de la existencia de detenidos desaparecidos en la repartición a su cargo.<br />Hasta que se fue de baja, el testigo volvió a ver detenidos al menos dos veces más. Siempre encapuchados y maniatados. En una ocasión uno de los secuestrados le pidió que le averiguara si su novia estaba en ese lugar detenida. Hoffman preguntó uno por uno a los detenidos hasta que encontró a la mujer. Los llevó a un calabozo y allí la pareja pudo charlar por unos minutos y tal vez despedirse.<br />Cada vez que finalizaba una guardia, Hoffman reportaba las novedades a Ortiz, entre ellas, lo que ocurría con los detenidos desaparecidos.<br />Hoffman declaró que desde antes del golpe de Estado de 1976 ya había decidido pedir la baja porque no se sentía cómodo en la Armada. Por consejo de un superior decidió esperar unos meses. Un episodio, que le significó tres días de arresto lo ayudó a dar por finalizada su carrera como marino.<br />El testigo recordó que en uno de los pasillos del sector de sanidad, mientras hablaba con una mujer que estaba allí para realizar audiometrías a los oficiales, llegó un hombre herido y escoltado por tres militares armados. La mujer le preguntó si se trataba de un “guerrillero”. Hoffman evitó contestarle, pero igual fue en vano. Al día siguiente recibió tres días de arresto. Ortiz le dijo que había revelado secretos militares a una civil. A los 20 días, el testigo dejo la Armada para siempre.</div><br /><div><strong><span style="font-size:130%;">Contradicciones</span></strong></div><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5535448415208723618" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhsDe-C_zSXsmJ5i27Nl5Ra4ojoXKQ8Gnekr9kFBuj3XxNs75hpmsW08blZx6ftzqm3TWHJ2WEaYyOTHv0Wtbvh321C0E5fIQMgsNXoVOrPNIgCr6P1c4Aq6gklf5b1AtrU80hYfjA8LgQ/s320/DSC_6392.JPG" border="0" /> Liliana Iorio fue secuestrada junto a cuatro compañeras el 19 de septiembre de 1976. Dos –Nancy Carricabur y Stella Marís Nicuez-, lograron sobrevivir. Liliana Retegui, Patricia Lazzeri y Iorio fueron vistas por última vez en la Base Naval y continúan desaparecidas.<br />María Inés Iorio, hermana de Liliana, declaró ayer en la decimosexta audiencia del juicio a tres militares por crimen de lesa humanidad.<br />En el momento que Liliana fue secuestrada, maría Inés realizaba un curso de buceo en la Base Naval, lugar de cautiverio de su hermana. Ella y Pablo Arias, eran los únicos estudiantes universitarios que ingresaban a la Base Naval por aquel entonces. La testigo recordó que se sentía muy vigilada cada vez que iba a las clases.<br />Iorio les contó a los instructores de buceo lo que había ocurrido con su hermana y les dijo que quería abandonar el curso porque tenía miedo. Los hombres pertenecientes a la división de Buzos Tácticos le dijeron que no lo hiciera. A la semana siguiente, el teniente Julio Cesar Falké, jefe de inteligencia de la Base Naval y profesor de física en el curso de buceo, llamó a María Inés a su oficina. Le dijo que ella debía conocer a los amigos o compañeros de su hermana que debía traerle una lista con nombres o sobrenombres.<br />Después de dos semanas en las que trató de evitar a Falké, finalmente la testigo le llevó dos sobrenombres falsos para que no la molestaran más.<br />Iorio, también tuvo como profesor al médico especialista en medicina de buceo, Carlos Suárez, quien declaró el lunes pasado ante el tribunal que lleva adelante el juicio. Los dichos de la testigo hicieron tambalear las declaraciones del doctor.<br />Suárez aseguró que nunca vio detenidos desaparecidos en la base Naval y que en abril se había ido a Francia a realizar una especialización en medicina de buceo de gran profundidad. También dijo no conocer al teniente Falké.<br />Iorio declaró ayer que Suárez fue su profesor durante el curso que se realizó entre mayo y octubre por lo que el médico no pudo estar en Francia y mar del Plata al mismo tiempo. También aseguró que Suárez y Falké eran los profesores de las asignaturas teóricas del curso, por lo tanto, es muy difícil imaginar que no se hayan conocido o que no hayan mantenido una relación como docentes de un mismo curso. Antes dichas contradicciones el fiscal Daniel Adler se reservó la posibilidad de solicitar algún tipo de medida para Suárez, durante la etapa de alegatos.<br />María Magdalena Iorio, mamá de Liliana y María Inés, fue la segunda testigo en la jornada de ayer. La integrante de la Asociación Madres de Plaza de Mayo contó, con profunda emoción, el día que el cura José Luis Murueta –amigo de la familia y con contactos en la Armada-, le dijo llorando que a “Lilianita” la habían tirado al mar y que no había sufrido porque la había dormido con una inyección.<br />Ella no le creyó y le dijo que el no podía creer que la Armada argentina pudiera hacer eso con las personas.<br />Recién en democracia cuando se conocieron los testimonios de los sobrevivientes, María Magdalena supo que las palabras de aquel cura eran irremediablemente ciertas.<img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5535450643378357362" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhOqaSvD4mmLi4STIbCOwD2XmKgMsH2fillTh-cjXTwJiWZ_2c4SpKUJO3WdjYWT0DDTJEJEdM-N_t8GCG48KjenB2rm24s4ikp3T-P85CLEZnA_eZK_a1jK4mNZ84BxcjAhIDzM-dgaS0/s320/DSC_6521.JPG" border="0" /><br /><div>Por Federico Desántolo</div></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-92013850269335991662010-11-02T05:21:00.000-07:002010-11-02T05:28:13.589-07:00Audiencia Nº 15 dia 1 de noviembre<br /><p align="center"><strong><span style="font-size:180%;">“Espero que tengan la suerte de no<br /> escuchar los gritos que yo escuché”</span></strong></p><p>Dos ex detenidas desaparecidas contaron sus días en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval. Por su parte, un médico de la Marina fue citado hoy para ser careado con otro testigo<br /> </p><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5534926656582850466" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSGsqwHYCD1YCgjutSBj5d5f3Elwogu7LHXN6QhW7V3KcKzI5iFamrJVktGIfWstv7SS_8KCkjttb6sgA6k6maoc_4pOMrrdIbmKieqq9H1-s4ddU6434jhWs4Ua2qPSzn645OqH9jzIY/s320/DSC_6217.JPG" border="0" /><br /><br />Liliana Beatriz Retegui, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri, Nancy Carricabur y Stella Maris Nicuez fueron secuestradas por el grupo de tareas de la Base Naval el 18 de septiembre de 1976. Carricabur y Nicuez lograron sobrevivir y ayer declararon en una nueva audiencia del juicio oral que se le sigue a tres militares acusados de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar. Un tercer testigo, el médico de la Armada Carlos Daniel Suárez, quien fue contradictorio en sus dichos, fue citado nuevamente para que hoy sea careado con otro testigo.<br />Nancy Carricabur tenía 19 años cuando fue secuestrada junto a sus compañeras de vivienda del departamento ubicado en Don Bosco 865. El grupo de tareas entró al departamento y se llevó a las cinco estudiantes. Una sexta, Gloría León no encontraba esa noche en la casa y pudo evitar la captura. Hoy es la abogada querellante que representa a las familias de sus compañeras desaparecidas.<br />Carricabur contó que fue encapuchada con la funda de una almohada y subida a la parte trasera de un auto. Hasta mucho tiempo después de su liberación, el 24 de septiembre de 1976, pensó que había estado en el GADA 601, en Camet. Después supo que su lugar de cautiverio había sido la Base Naval local.<br />En el lugar fue identificada con un número de prisionero. Los días que estuvo secuestrada los pasó sentada en una silla de playa y por la noche acostada en un colchón. En la habitación había otras personas, hombres y mujeres. Recordó que sus compañeras Patricia Lazzeri y Stella Maris Nicuez estaban allí con ella. Las identificó por la manera de toser.<br />La testigo recordó que durante el primer interrogatorio le preguntaban por su nombre de guerra y que ella no entendía que se referían. Le preguntaron por la actividad política de sus compañeras de pensión y le mostraron sus documentos de identidad. Así supo Retegui, Dorio y Lazzeri utilizaban otros apellidos.<br />Carricabur aseguró que sus interrogadores le gritaban y la insultaban pero nunca la torturaron. Igualmente en su cautiverio supo por primera vez de la tortura. “Yo no sabía nada de la picana. No me entraba en la cabeza que un ser humano pudiera picanear a otro”. La joven que había llegado a la ciudad desde Río negro para estudiar dijo que escuchó a mucha gente que llegaba muy torturada después de los interrogatorios y finalizó: “Espero que tengan la suerte de no escuchar los gritos que yo escuché”.<br />El 24 de septiembre a la tarde Carricabur y Nicuez fueron dejadas en libertad. Les entregaron dinero para un taxi y las dejaron en distintos puntos de la ciudad. Antes de sacarlas de la Base Naval, uno de sus carceleros les dijo: “tuvieron suerte porque nadie sale vivo de aquí”. Liliana Beatriz Retegui, Liliana Iorio, Patricia Lazzeri continúan desaparecidas.<br />Stella Marís Nicuez tiene 56 años y es psicóloga. La madrugada del 18 de septiembre del 76 fue secuestrada junto a Carricabur y el resto de sus compañeras.<br />De sus días en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval recordó que estuvo junto a Nancy y Patricia Lazzeri, a quien los carceleros le habían puesto de sobrenombre “La Teacher” porque sabía inglés. Supo que en el lugar donde estaba detenida había otras personas. A su izquierda estaba Nancy carricabur y detrás “Pato” Lazzeri.<br />Nicuez recordó que Lazzeri había sido torturada porque un día después que se la llevaron para interrogarle volvió muy mal. No le querían dar agua –señal de que había sido torturada con picana- y tampoco podía hablar bien. Ese día fue la última vez que sintió que estaba en esa habitación después no la escuchó más.<br />Al igual que otros testigos que ya declararon en audiencias anteriores, Nicuez recordó a uno de los carceleros que le decían “El Cura” y que era quien le pedía a los detenidos que si querían hablar preguntaran por él.<br />Una vez liberada, Nicuez recibió la visita de un comisario inspector de la Policía Federal que intentaba saber cuales eran sus movimientos. Ese oficial fue quien les permitió a las dos mujeres poder irse de Mar del Plata y regresar a sus lugares de origen.<br /><br /><br /><strong>Memoria selectiva</strong><br /><br />El médico de la Armada Carlos Daniel Suárez es capaz de describir al detalle cada uno de sus días en Francia durante una especialización en medicina de buceo de gran profundidad entre 1976 y 77. Pero esa memoria prodigiosa se vuelve confusa y torpe a la hora de recordar a sus superiores en la Base Naval durante la última dictadura cívico militar. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5534926841418233090" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgtQguzLQ725M4f3K58W8tO2Q4JqnV-j9mqtLyfakLciorz79i1p4Y3CEpxjYW2wt5NMH2ypSNzseSchAAIfVuEJUZJZQ1INXaYnQ7xwvsXOoPzq96rTgpED9d8XQIZoK9CPES0ObVUcVM/s320/DSC_6325.JPG" border="0" /><br />Suárez tiene 70 años y ayer se sentó como testigo frente al tribunal compuesto por los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli. El doctor especialista en medicina de buceo no recordó que la repartición militar haya sufrido cambios después del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. Hizo referencia a una reunión de oficiales que se realizó en Puerto Belgrano, un mes antes del golpe, donde oficiales superiores cuyos nombres no recuerda les dijeron que las FF.AA iban a tomar el poder.<br />Aseguró que supo de detenidos desaparecidos luego de su regreso de Francia, recién en 1978. También supo de la existencia de un grupo de tareas que se encargaba de los secuestros y que estaba compuesto por buzos tácticos, pero no recuerda sus nombres.<br />Ante tantos problemas de memoria del testigo, el fiscal Daniel Adler solicitó que el Suárez sea citado para la audiencia de hoy donde podrá ser careado con otros testigos. El tribunal dio lugar al pedido de la fiscalía.<br /> </p><p>Por Federico Desántolo<br /> </p>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-67969386007097170122010-10-19T19:19:00.000-07:002010-10-20T06:24:37.591-07:00<span style="font-size:78%;">audiencia Nº 14, dia martes 19 de octubre</span><br /><div><br /><div align="center"><span style="font-size:180%;"><strong>"Lo iban a recuperar para la sociedad"</strong></span></div><br /><div><span style="font-size:85%;">Enrique Sánchez, Osvaldo Durán y Carlos Mujica compartieron el mismo periplo: fueron secuestrados alojados y torturados en la Base Naval. Previo paso por el CCD "El Faro", Escuela de Suboficiales de Infanteria de Marina. Luego liberados sin muchas explicaciones. Ayer, declararon en el juicio oral a tres militares acusados de delitos de lesa humanidad cometidos en la Base Naval local durante la última dictadura cívico militar.<br /></span></div><div><span style="font-size:85%;">El primero en sentarse frente al tribunal fue Enrique René Sánchez, 57 años y empleado de la construcción. Una conjuntivitis lo obliga a usar anteojos negros, pero decide quitárselos para la ocasión. “Si me molesta mucho la luz me vuelvo a poner”, aclara. Los jueces asienten. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5529949619663270642" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUgiolKKhRqPi8hW5fStqFRE0bjd-WgHTZEyn3SF19Ka33AU8rUPfEJ4AJzmEcRmhWmtCIX5aXgelX6FYPYhAJv8U-fiOCsiIY-joi9uXjmzUrdtpMe9mojrbwQjnlZPn0btGwcSekQPY/s320/DSC_4952.JPG" border="0" /> Sánchez sigue con la boca el micrófono que se mueve para cualquier lado y empieza a su relato por el principio: el día de su secuestro. Ocurrió el 16 de agosto de 1976. Por ese entonces trabajaba en la construcción de la unidad penal XV de Batán. Pero ese día se sentía mal y decidió no ir. Cerca de las ocho de la mañana golpearon la puerta de la casa en la calle 12 de Octubre. Un grupo de hombres con sus rostros tapados y armados ingresaron a la casa. Uno, que no tenía pasamontañas le dijo que eran de Coordinación Federal y que lo llevaban para tomarle declaración.<br />Tirado en la parte trasera de un auto con la cabeza tapada y las manos atadas, Sánchez fue llevado a la Base Naval. En la puerta de la repartición militar, le pusieron un pasamontañas y una capucha arriba. Lo dejaron tirado en el piso en un salón grande y le dijeron que a la noche lo iban a buscar para hacerle algunas preguntas. Supo que no estaba solo es ese lugar porque escuchaba toser a otras personas.<br />La primera noche en la Base Naval sufrió el primer interrogatorio bajo tortura. Desnudo lo ataron en una camilla y le preguntaban por algunas personas a las cuales no conocía. Luego le mostraron fotos de rostros que tampoco conocía. Después vino la primera sesión de picana eléctrica. Para que parara la tortura tenía que levantarla mano y hablar. Los torturadores hacían una pausa y volvían a empezar. El primer interrogatorio duró una hora. Lo mismo ocurrió durante otras tres noches más.<br />Durante un mes estuvo en la Base Naval. Supo que era ese lugar porque para bañarse lo llevaban a un baño ubicado en una playa. Lo hacían caminar por la arena. También descubrió que los utensilios que usaban para comer tenían una inscripción que decía Armada Argentina.<br />Sánchez cree que en el salón había cerca de quince personas y que un día empezaron a decir sus nombres para ver si se conocían. Así supo que Liliana Iorio estaba detenida con él. Cuando le tocó el turno de presentarse recibió un pisotón y varios golpes.<br />Un día lo subieron a un camión y le dijeron que lo trasladaban a un lugar donde “lo iban a recuperar para la sociedad”. Así llegó al ESIM. Allí el trato cambió. Los detenidos estaban sentados frente a una mesa alta y podían hablar entre ellos. Los carceleros les habían puesto sobrenombres. Conoció a Alejandro Sánchez que le decían “Pajarito”; a Carlos Mujica, a quien le habían puesto “El Zorba” y Alberto Cortés, alías “Gardelito”. A Sánchez le decían “Santiaguito”.<br />Hasta fines de diciembre, el testigo, estuvo en el ESIM y luego volvió a la Base Naval. Esta vez lo alojaron el un calabozo individual. Ya no lo torturaban. El 27 de diciembre un hombre de uniforme azul e dio el documento y le dijo que se iba. A los pocos minutos estaba en la parte trasera de un auto. La última orden de sus captores fue que caminara con la campera en la cabeza y sin mirar para atrás.<br />Su madre le contó que lo buscó. Con la ayuda de un abogado de apellido Cavallo presentó un habeas corpus. Luego, esa misma persona la llevó a entrevistarse con un oficial de la Armada de apellido Vega, quien le confirmó que su hijo estaba en la Base Naval pero que “no se podía hacer nada”.<br />Tiempo después la esposa de Sánchez supo que el oficial Vega vivía al lado de la casa donde ella trabajaba. Cuando lo vio lo reconoció, era el hombre que había dirigido el secuestro de su marido.<br />Sánchez sigue trabajando en la construcción y ayer contó que hizo muchos esfuerzos para tratar de olvidarse todo lo que había vivido. En ese proceso tardó 10 años en darse cuenta que la tortura con picana y los golpes le habían provocado la pérdida de la audición de un oído.</span></div><span style="font-size:85%;"><br /><div><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5529950488798735714" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh1iQfbwWPRHiL6JY0WeXAaiLm_34l62moc4ucQFULfwSrqfKQz0ugmFjUWDeEkEkrhnT7xOFfRpy_R5Lzb45FWiY9LWcOZ7klTg8vfLQjGw_mgUgKoXP9aeB4bAxnmwPJIcGsASQhY1tE/s320/DSC_4998.JPG" border="0" /><br /><strong>Osvaldo Durán</strong> tiene una voz potente y ayer se encargó que cada palabra sonara clara y decidida. Contó que fue secuestrado el 16 de octubre de 1976. Su periplo no fue muy diferente al de Sánchez. Llegó a la Base Naval de noche y luego de una vuelta con la que sus secuestradores pretendían despistarlo. Siempre supo que estaba en al Base Naval. Su padre era suboficial de la Armada, submarinista y desde el primer año de vida visitaba ese lugar. Conocía ruido, olores y silencios.<br />Esa misma noche fue interrogado bajo tortura. Sentado en una silla con las manos atadas a la espalda escuchó una voz que le dijo: “En esa silla donde vos estás hubo muchos oficiales montoneros. Ellos colaboraron y ahora están fuera del país. Así que colaborá”. Durán aclara que nunca militó. Que solo fue simpatizante de la JP.<br />Las primeras preguntas de los interrogadores fueron: ¿Dónde tenés el embute?; ¿Quienes eran los simpatizantes de la JP y Montoneros en el Universidad? y ¿quién era mi responsable político? Durán les dijo que no sabía que era un embute, que no tenía responsable político porque no militaba y que no sabía que hubiese simpatizantes de Montoneros en la Universidad. Los golpes no se hicieron esperar y después sobrevino una sesión de picana. El primer interrogatorio lo terminó con una fuerte taquicardia. En el salón donde lo dejaron cree que había entre cinco y nueve personas que pudo diferenciar por el ruido de cada una al toser.<br />El segundo interrogatorio tuvo las mismas preguntas con sus mismas respuestas y una paliza que lo dejó al borde de la inconciencia. Después de varios días sentía que el encierro lo afectaba psicológicamente y decidió hacer algo para que lo liberaran o para que lo mataran. Fingió desmayos. Gritaba al guardia y se arrojaba contra la puerta de la celda. El médico le daba una pastilla y se dormía. Lo hizo así tres veces hasta que el 28 de diciembre lo despertaron en silencio y le dijeron que se vistiera porque se iba. Lo dejaron en Jujuy y Rawson, caminó hasta Independencia y de allí, un taxi hasta su casa.<br /><strong><br />Retegui y Frigerio estaban en la Base</strong><br /><br />Carlos Alberto Mujica llegó a la Base Naval el 23 de septiembre de 1976 y al igual que Sánchez pasó uno tiempo en la ESIM y luego volvió a la Base para ser liberado. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5529950750144807154" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhVW6j-_8vkb8HvgSqWhIyVUxlUKRxYNbyMN_iFtuZ_Q8e60J9UB6n76MPC0upNEuoIAcNTfBvLhBEqaaAej-Uqb9VE2LLnnCgz-Ku7d9OxlgmKmxp3M1y1iaqss0u-5y_y81e9apZHvBo/s320/DSC_5020.JPG" border="0" />En l salón grande donde había otros presos reconoció la voz de un viejo amigo que pedía un médico. Era Alberto A ‘Dubas. A los pocas horas de su llegada fue sometido a torturas con picana eléctrica y golpes. Le preguntaban por sus viejos amigos de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) pero él estaba descolgado porque había dejado de militar hacía un tiempo ya.<br />En una de las sesiones de tortura lo hicieron sentar y mirar a una cortina que tenía un hueco. Detrás de la cortina reconoció a Liliana Retegui que lo miraba. Era una estudiante que conocía de la facultad de Turismo y porque había sido la novia de un amigo de él. Dos de los tres imputados, el capitán de navío Justo Ortiz y el contralmirante Roberto Pertusio, son juzgados por la desaparición de Retegui. El testimonio de Mujica confirma que estuvo en la Base Naval.<br />Después de unos meses fue llevado al ESIM. Allí compartió cautiverio con Sánchez, con una chica que se llamaba Julia Barber que había sido secuestrada junto a su pareja, un chico de Loberia.<br />Cuando volvió a la Base Naval lo depositaron en una celda individual. Allí recibió la visita de Rosa Ana Frigerio, una compañera de la facultad de Agronomía que había tenido un accidente que la había dejado al borde de la invalides. Cuando fue secuestrada estaba enyesada. Se sorprendió al ver que caminaba sin problemas. Ella estaba sin capucha y en el encuentro el se emocionó. Frigerio le dijo: “Quedate tranquilo Charly a vos no te va a pasar nada”.El 29 de diciembre, Carlos Mujica fue liberado. Retegui continúa desaparecida. Rosa Ana Frigerio fue asesinada pero los militares simularon un enfrentamiento para ocultar la muerte sumarial</span></div><br /><div><span style="font-size:85%;"></span></div><br /><div><span style="font-size:85%;">Por Federico Desántolo.</span></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-21268475205065236342010-10-19T12:42:00.000-07:002010-10-19T19:46:49.554-07:00<span style="font-size:78%;">Audiencia 13º, día lunes 18 de octubre</span><br /><div><div><br /><br /><div align="center"><strong><span style="font-size:130%;">A pocos metros de la jefatura, había detenidos</span></strong><br /></div><br /><br /><div align="left">El periodista Luis María Muñoz declaró ayer en una nueva audiencia del juicio por la causa Base Naval 1. Mientras hizo el servicio militar vio detenidos desaparecidos y reconoció al ex capitán de navío Justo Ortiz como a uno de los jefes en aquella época.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5529846430512374210" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhnW9cdap0sEh2KV-XqxChGrrwb88X6vdY4QJtKXaOy80x-NlnY1GBRTR631Hhmy5m4P87p6HD94WXADwiG_U3XhczruGQp_PO83y5wXxyhqFqhjifBkEx-ugIY-_fI17wqVRPkxPUWlEU/s320/DSC_4844.JPG" border="0" /><br />Una de las tantas veces que vio al entonces capitán de corbeta Justo Ignacio Ortiz fue en el edificio principal de la Base naval Mar del Plata y a pocas horas del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976. El testigo recordó que Ortiz dijo a otros oficiales: “Los primeros pasos se dieron bien”. El periodista Luis María Muñoz declaró ayer en el juicio que se les sigue a tres militares acusados de crímenes de lesa humanidad cometidos en la Base Naval durante la última dictadura cívico militar.<br />Muñoz ingresó a la Marina para hacer el servicio militar obligatorio. En febrero de 1975 pasó la etapa de reclutamiento en Puerto Belgrano y luego fue trasladado a la Base Naval Mar del Plata. Hijo de periodista y familiarizado con la máquina de escribir fue nombrado furriel y tomado como secretario por un capitán de apellido Martínez. Hasta junio de 1975 realizó trabajos de oficina. Allí vio por primera vez a Justo Ignacio Ortiz por aquel entonces jefe de operaciones de la Base Naval y ahora imputado en este juicio junto a su camarada de armas, el contralmirante Roberto Pertusio y al general de brigada del Ejército, Alfredo Arrillaga.<br />Desde junio del ’75 hasta el golpe de estado de marzo de 1976, Muñoz fue asignado a la oficina de reclutamiento que la Armada tenía en pleno centro de la ciudad, en la calle Irigoyen. Hacía horario de oficina y dormía en su casa. La madrugada del 24 de marzo lo llamaron por teléfono y le dijeron que se tenía que presentar en la Base Naval. Allí fue con su uniforme blanco. En el camino vio que todo había cambiado. Los accesos al puerto estaban cerrados y todo el mundo vestía ropa de combate. Dentro de la base había un gran movimiento de tropa. Incluso camiones de las empresas de servicios del Estado eran utilizados para transportar a los conscriptos a distintas localidades de la costa.<br />Muñoz recordó frente al tribunal compuesto por los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli, que no tenía compañía porque no cumplía funciones dentro de la Base, así que se ubicó en el sector de calderas. Allí hacía las guardias y también dormía.<br />El mismo 24 de marzo, Muñoz fue provisto de casco y fusil. Su misión fue ir a secuestrar los equipos de transmisión de la radio LU9 que funcionaba en la Casa del Puente. Aparentemente fue una venganza del Almirante Massera contra el dueño de la radio.<br />Al no tener una tarea asignada más que la guardia, el testigo contó que deambulaba por la Base Naval y que la primera semana después del golpe vio a los primeros detenidos desaparecidos. Estaban en un pasillo, tirados boca abajo y con las manos atadas a la espalda. “Yo estaba limpiando y cuando un suboficial me vio me dijo que me fuera y no volviera a entrar. Después pusieron un cartel con letras rojas que decía zona restringida”, recordó el periodista de El Atlántico.<br />En un extremo del pasillo donde estaban los detenidos, se ubicaban las oficinas de las autoridades de la Base Naval. Muñoz dibujó en un pizarrón la distribución de las oficinas dentro del edificio principal. Señaló donde estaban las personas encapuchadas y maniatas y, también la ubicación de los despachos de los oficiales. Ante una pregunta del fiscal Daniel Adler, el testigo respondió: “Los detenidos estaban a menos de cinco metros de las oficinas de los jefes de la Base”. Muñoz dejó claro que nadie podía desconocer la presencia de detenidos desaparecido en la Base Naval.<br />Durante esa primera semana, Muñoz recordó que una madrugada lo fueron a buscar al sector de calderas, le dieron un fusil y le dijeron que esperara un camión que llegaría con “prisioneros”. Entre los detenidos había tres mujeres, una de ellas con un bebé en brazos. El testigo también recordó que había una nena en camisón que luego fue llevada junto con una de estas mujeres. “Los hombres estaban en calzoncillos o pijamas y con las manos atadas y encapuchados”, aseguró.<br />En otra oportunidad lo mandaron a la enfermería a vigilar a un detenido que estaba herido. Tenía los ojos vendados y una herida en la zona del abdomen. Según Muñoz el hombre dijo que tenía frío y él lo tapó con una manta. Después supo que ese joven morocho de pelo muy cortito había sido sacado del Hospital Inter-zonal luego de una operación y sin consentimiento de los médicos.<br />También contó que cuando estaba en la caldera venían siempre las mismas personas, un grupo de buzos tácticos, que cada vez que llegaban de un operativo le pedían que prendiera la caldera para poder bañarse. El jefe de ese grupo era un oficial al que llamaban “Montgomery”. Muñoz lo recordó morocho, de estatura media y con la cara arrugada. Característica identificatoria: “siempre llevaba una ametralladora Uzi”<br />El fiscal Adler le preguntó si la persona que estaba sentada a su derecha detrás del abogado defensor era Justo Ortiz. Muñoz lo miró de arriba abajo y a pesar de verlo muy cambiado, lo reconoció. Dijo haberlo visto muchas veces. Cunado el testigo era secretario del capitán Martínez iba a su oficina seguido. Después del golpe de Estado recordó que lo vio junto a otros oficiales y lo escucho decir: “los primeros pasos se dieron bien”.<br /><br /><strong>Fuerzas conjuntas<br /></strong><br />Américo Marochi tiene 81 años y una memoria prodigiosa. Fue oficial de la Fuerza Aérea, docente y director de una escuela técnica en la ciudad de Tandil. Ayer se tomó su tiempo para tomar asiento frente al tribunal. Acomodó un portarretrato pequeño con la foto de su hijo Omar Alejandro secuestrado y desaparecido en la última dictadura. En otra porción de la pequeña mesa ubicó la carpeta en la que guarda toda la documentación vinculada a la desaparición de su hijo Omar Alejandro. Una foto de su mujer, fallecida en 2008 también lo acompaña en su declaración. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5529846894443788082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEho_1yoLuFoQ1JY6vQ_Vea7tJzVqNrtItIVCjS8Nq6zuma90_vwKpCgCaD80c0eWVw4rfh0Adzsqbwzp80Irg5SV95iyTvRviwYvrEQ57E_im_-euc0wxIhVGsQg97SgOcuPprhm-PLjZE/s320/DSC_4763.JPG" border="0" /><br />El detallado testimonio de Marochi dio cuenta de cómo actuaban las tres fuerzas durante la represión tras el golpe de Estado de marzo de 1976.<br />Omar Alejandro el hijo menor de Mariocchi fue secuestrado junto a su compañera Susana Valor, el 18 de septiembre del ’76. El grupo de tareas lo esperó dentro del departamento de Alejandro Korn 953. Según los vecinos, el secuestro ocurrió cerca de las 18.30. A Susana Valor la esposaron pero a Omar no. Los subieron a un Ford falcon bordó y se los llevaron. Américo y su mujer se enteraron tres días después cuando llegaron desde Tandil, lo que había pasado. Lo primero que hizo fue hacer la denuncia en la comisaría tercera y luego comenzó a ver a sus ex compañeros de la Fuerza Aérea. El 22 de septiembre se entrevistó con el jefe de la Base Aérea local, el brigadier Alejandro Agustoni. De la reunión también participó el jefe de Inteligencia de la repartición, el oficial José Alcides Cerruti.<br />Marochi le contó lo ocurrido y Cerruti interrumpió para preguntar con quien estaba Omar cuando se lo llevaron. Al escuchar el nombre de Susana Valor, el oficial se pudo muy nervioso y dijo que se tenía que retirar. Le habló al oído a Agustoni y se fue.<br />Cuando Omar vivía con sus padres en Tandil militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES). Susana habría sido un cuadro importante de la JP y presa preciada por la dictadura.<br />El 23 de septiembre el testigo y su mujer volvieron al departamento de su hijo para llevarse las cosas, pero el grupo de tareas de Marina les había ganado de mano. Se habían llevado todo. Una vecina les contó que se repartían la ropa de Omar. La misma vecina dijo que fueron los mismos que se habían llevado a Omar.<br />Los Marochi iniciaron un derrotero interminable en busca de su hijo. Cerruti los mandó hablar con el teniente Julio Cesar Falcke, jefe de Inteligencia de la Base Naval. El oficial recibió al matrimonio y le mostró fotos de detenidos muertos a Américo, pero el hombre no encontró allí a su hijo ni a su nuera.<br />Muchas veces se entrevistaron con Cerruti. El oficial de la Fuerza Aérea solo hablaba con Américo porque la mujer se ponía muy nerviosa. En una oportunidad le dijo que su hijo iba a volver en seis meses o un año y que si algún día cambiaba la situación Cerruti negaría todo lo hablado. Le aclaró que sería palabra contra palabra.<br />Las dirigencias por encontrar a Omar incluyeron entrevistas con el jefe de la subzona XV, el teniente coronel Pedro Barda. En cierta oportunidad mientras esperaban una reunión vieron salir de la oficina de Barda a Falcke. El jefe de inteligencia de la Marina estaba reunido con el máximo responsable de la represión en toda la zona.<br />La mamá de Omar no dudó en viajar a Uruguay cuando escuchó por radio que habían aparecido dos argentinos y uno era su hijo. Nunca nadie le pudo explicar porque habían dicho eso en la radio.<br />Américo llegó a escribir dos cartas: una para el dictador Videla, en aquel entonces presidente de la Argentina y para el brigadier Agosti, que integraba la junta de comandantes. Las dos respuestas fueron negativas. Ejército y Fuerza Aérea negaron haber secuestrado a Omar y Susana.<br />Desde la Base Naval llegó una contestación a una carta. Fechada el 10 de noviembre del 76. El jefe de la Base Naval, contralmirante Juan Carlos Malugani reconocía que su gente se había llevado todas las pertenencias del departamento porque era un operativo de rutina contra la subversión, pero negó haber secuestrado a Omar y Susana. La pareja continúa desaparecida.<br /><br /><strong>La Base, el ESIM y Puerto Belgrano</strong><br /><br />Alberto Jorge Pellegrini nunca pudo terminar la carrera de Derecho, a pesar de haber presentado un documento firmado por el jefe de la Subzona de seguridad militar XV, Pedro Barda en la cual no desvinculaban con cualquier “actividad subversiva”, las autoridades universitarias no lo dejaron retomar sus estudios. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5529848324925882082" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgbbVkqIytXLJtN840ksel3jKiJbYjqKTDnSZS3sJmgyiVVzp9gQlAhPuDUv4-1kz3LwMqJrV_Zwa7rd5tzNiY-LKHREVYcRKZcwZwiHCoSjwfg49v6tHuo63O4HJBKKrQ0GkjCRlVuOwY/s320/DSC_4872.JPG" border="0" /><br />Pellegrini tiene ahora 54 años y es empleado público. En agosto de 1976 cuando permaneció más de cuatro meses detenido, tenía 19. Estudiaba Derecho y tenía un pequeño taller textil.<br />En la casa donde montaba su taller había decidido albergar a una pareja con su hijo de 8 meses porque eran perseguidos por la represión. El 1 de agosto una patota de la Marina secuestra a la pareja en la casa de San Luis al 3000. Carlos Alberto Oliva y su mujer Susana Martinelli son llevados a la Base Naval. la pequeña Mariana de 8 meses fue dejada en una tintorería de San Luis y Avellaneda.<br />Al momento del allanamiento, Pellegrini llega a la casa pero al ver lo que ocurría pasa de largo, abandona su auto y se toma un taxi. Luego de advertirle a su esposa lo ocurrido se refugia en al casa de un amigo. Allí se entera que la casa de su padre también fue allanada y que le piden que se entregue en la Base Naval.<br />El 5 de agosto, Pellegrini es llevado por su padre y dejado en la Base Naval. Allí es encapuchado y alojado en una habitación con otros detenidos entre ellos, Oliva y Martinelli. Ayer frente al tribunal aseguró que nunca fue torturado pero recordó que a Oliva le decían todas las noches: “vamos correntino” y al rato lo traían y nos decían no le den agua. Lo habían sometido a picana eléctrica.<br />El testigo contó que permaneció varios días en la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM) en el faro. Allí las condiciones de detención eran mucho más estrictas. Los obligaban estar todo el tiempo sentados y así tuvo una afección en las piernas.<br />Luego hasta el final de su cautiverio estuvo en un camarote de un barco en Puerto Belgrano. Allí convivió con otras 15 personas, entre las que había algunas mujeres y con ratas que le comían la comida.<br />El 28 de diciembre fue puesto en libertad junto a otro detenido que le decían “El viejo”, un imprentero de Mar del Plata que había sido detenido por haber impreso volantes de Montoneros. “El hombre terminó muy deprimido, no podía creer que la Armada argentina le haya hecho lo que le hizo. Al poco tiempo murió”, recordó Pellegrini.Los cuerpos de Oliva y Martinelli aparecieron acribillados en Bahía Blanca. Pellegrini cree que en aquel vuelo que los llevó a puerto Belgrano viajaron juntos. La pequeña Mariana hoy vive en Paso de los Libres, la ciudad de origen de sus padres. Aquel día, una tía de Oliva fue a buscarla a tintorería donde los militares la habían dejado tras llevarse a sus padres</div><div align="left"></div><div align="left">Por Federico Desántolo</div></div></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-761409700459445962010-10-12T19:37:00.000-07:002010-10-13T06:48:53.555-07:00proximas audiencias lunes 18 a las 11hs y martes 19.<br /><br /><strong></strong><br /><br /><div align="center"><strong>Audiencia 12º, dia 12 de octubre. </strong><br /><strong><span style="font-size:180%;">Historias distintas de un mismo lugar</span></strong></div><br /><br /><br /><br /><br />Dos de los tres testigos que declararon ayer en una nueva audiencia por el juicio que se les sigue a tres militares por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura cívico, contaron su vivencias en la Base Naval local: uno realizó la conscripción en esa repartición militar, el otro fue detenido desaparecido en el centro clandestino (CCD) de detención que allí funcionaba.<br />Pablo Lerner, psicólogo de 61 años, contó que fue torturado y que esa tortura le dejó una parálisis en uno de sus brazos que le duró cien días. Miguel Ángel Mittidieri, abogado de 60 años, dijo que vio a personas en paños menores y con las manos atadas debajo de un pino en la Base Naval, la noche del 24 de marzo de 1976. Los llamó “demorados”.<br />Lerner viajó desde Buenos Aires para declarar ayer en el juicio oral y publico por la causa “Base Naval 1”. Desde que en 1978 fue liberado de la Unidad Penal 9 de La Plata, último destino de su periplo como preso político, vive en esa ciudad donde terminó sus estudios y ejerce su profesión de psicólogo.<br /><br /><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5527356907428160322" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitpehtDGYTP46jutHIM_ZFeg3xZCiMp7IX3wlCRddrxcE7y971UgIBfkU8bPjP-Y5xa64J3lfxXdt-nRpBEeF-PQ6xk3W2pNnwdFq-PIkoDDsfhg8UGHhIATVMtV7MLWk7U0c0ONzlxy4/s320/DSC_4584.JPG" border="0" /> A principios de 1974 Pablo Lerner tenía 24 años y decidió dar por finalizada su militancia en la Juventud Peronista (JP) por diferencias insalvables con la organización. Un año más tarde, a mediados de 1975 fue detenido por agentes de la Policía Federal. En la seccional ubicada a pocos metros de la ex Terminal, mantuvo una charla con un oficial que dijo ser abogado y que quería saber en qué andaba Lerner. Incluso le contó que él también era peronista y le contó sus desacuerdos con lo que pasaba en el país. Luego fue liberado.<br />Nunca más tuvo noticias de aquel policía y de su detención hasta el 28 de mayo de 1976. Esa madrugada, un grupo de militares llegaron en dos camiones hasta su casa ubicada en Maipú al 3400. Cuando salió a la puerta le ataron las manos, lo encapucharon y lo subieron a uno de los camiones. Su madre preguntó a uno de los secuestradores a donde llevaban a su hijo. Le contestaron que a la Base Naval y que si estaba implicado en algo lo alojarían en una cárcel.<br />Lerner pasó los primeros 15 días de su detención en el polígono de tiro de la Base Naval. Allí estaba solo y en ciertas ocasiones los carceleros le dejaban quitarse la capucha. Fueron algunos conscriptos que tenían que cuidarlo, quienes le dijeron que estaba en la Base Naval. Otros le contaron que habían tenido que ir a Miramar a realizar operativos de secuestro y que habían visto violar a mujeres.<br />El sexto día de detención, Lerner fue sacado de su lugar de encierro y fue llevado para ser interrogado. Había un interrogador “bueno” con el que hablaba de política, le convidaba cigarrillos y le advertía acerca del interrogador “malo”.<br />El “malo” lo subió a un auto y le hizo dar unas vueltas para despistarlo. Lerner aseguró ayer que se dio cuenta que el vehículo nunca salió de la Base Naval. Fue sometido a una sesión de tortura con picana eléctrica. Le preguntaron por su actividad política; dónde estaban la imprenta y las armas y si había matado al coronel Reyes. En un momento Lerner pensó que se estaban burlando de él y les dijo que si que había matado al ex jefe del GADA 601. Contó que había varias personas en la sesión de torturas y que una de ellas era un médico porque sintió un estetoscopio en el pecho. La tortura le dejo una parálisis en el brazo derecho que le duró cerca de 100 días.<br />Después de los primeros quince días de secuestrado, Lerner fue alojado en el sector de calabozos donde había otros detenidos. Recordó a tres detenidos que luego fueron trasladados a la UP 9 con él. Recordó a Luna, Álvarez, Pablovsky, Musmeci y Celentano. Allí, en una oportunidad recibió la visita de un capellán de apellido Sosa, que lo escuchó de muy mala gana. Lo único que le dijo es que se encomendar a la Virgen.<br />Un médico atendió el brazo de Lerner, le contó que estaba muy mal con todo lo que pasaba. Criticó a los torturados y le contó que una vez lo obligaron a revivir a un detenido para poder seguir torturándolo. El testigo siempre desconfiaba de esas versiones. El mismo hombre le dijo que lo iban a trasladar a una cárcel junto con sus compañeros de cautiverio y que iba a estar dos años preso. Finalmente el pronóstico del médico se cumplió.<br />Otro oficial que cuidaba de los detenidos, le contó que ellos, los “oficiales asimilados a la marina” cuidaban a los perejiles y que los “oficiales comando” vigilaban a los “gatilleros” –militantes vinculados a organizaciones armadas- que estaban en el edificio de buzos tácticos.<br />Lerner mostró ante el tribunal un documento que le firmó el oficial David Guyot, abogado de la Base Naval. El testigo contó que por su secuestro había quedado cesante de sus funciones como empleado municipal y que su madre se acercó a la Base Naval para saber si alguien podía firmarle un documento para que pudiera cobrar el sueldo de su hijo. Guyot firmó sin saber tal vez que 34 años después, ese documento sería la prueba de que Lerner estuvo detenido en la Base Naval.<br />En septiembre, el testigo y sus compañeros de cautiverio fueron llevados hasta el GADA 601. De allí fueron trasladados a la Base Aérea y por último, a bordo de un avión Hércules, llegaron a La Plata. Hasta mediados del 78 estuvo detenido a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Luego su liberación, Lerner se fue de la ciudad.<br /><br /><strong>El conscripto</strong> </p><br /><p>Antes de empezar su declaración, Miguel Ángel Mittidieri le dijo al tribunal que conocía a uno de los imputados. El capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, había sido el subjefe de la Base Naval local mientras el testigo realizó el servicio militar. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5527357181753349794" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiXrEYiDxkhoj8X3VDnedv3NTjj_zBZkNSsGpt4YztQTl0aZsQVaRUmoU54DR3tVyESfMOzk_DFmiqmyCPRN3sjfrvB-wNzMhqmL56rGhiIZZlTuwtwS1djcJ_YQavkAOn9EjXJ71lEJvM/s320/DSC_4641.JPG" border="0" />El actual abogado de 60 años cumplía funciones en la división comunicaciones como operador de radio y teletipo cuando le tocó hacer la colimba en la Base Naval, desde mediados de 1975 hasta mayo del 76. Su oficina estaba en el cuarto pido del edificio principal de la Base Naval. Como estudiante de Derecho, su horario dentro de la repartición militar era desde las 6.30 hasta las 12.30. Luego concurría a la Universidad Católica para cursar. Así fue hasta que finalmente se recibió.<br />El 24 de marzo de 1976, Mittidieri tuvo que dormir en la base porque se había ordenado el acuartelamiento. Por más de una semana no pudo regresar a su casa. Esa noche recordó que había un gran movimiento de hombres armados y que muchos de sus compañeros habían sido llevados a localidades vecinas y reemplazados por infantes de marina de otras reparticiones.<br />Al día siguiente, la mañana del 25, el testigo contó que vio debajo de un gran pino a muchas personas, todos hombres que estaban en paños menores o ropa de cama y con las manos atadas. Recordó que uno de sus superiores lo llamó en ese momento para que acompañara a una de esas personas a caminar porque estaba acalambrado. El hombre estaba con una capucha en la cabeza y le preguntó a Mittidieri dónde estaba. El colimba recordó en ese momento que tenía prohibido hablar con los detenidos porque sus superiores le dijeron que no lo hiciera por cuestiones de seguridad. Nunca le contestó.<br />En otro pasaje de su declaración dijo que esas personas eran “demorados” y que nunca había recibido instrucción por parte de sus superiores de cómo comportarse con los prisioneros.<br />Mittidieri no supo decir con seguridad si el subjefe de la Base Naval, Justo Ortiz estaba al tanto de las personas detenidas abajo del pino. Pero supuso que nadie podía ser ajeno a esa situación.<br />El testigo también recordó que después del golpe de Estado, un grupo de personas de civil que nunca supo quienes eran, se movían con total libertad dentro de la repartición militar. Tenían acceso a todos los lugares y no se identificaban ante nadie.<br />Por último, Mittidieri contó, que al menos dos veces vio desde el balcón de su oficina que esas personas que habían sido detenidas eran subidas a los micros de la Base Naval y trasladados a algún lugar que él ignoraba <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5527357603330135634" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 272px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjsyCzoP2XkYtJ6P6z7xDyyVyOOPQBM7-kJKPID4u0QCrx1SBrzZNs_8amzFMyHGNJhhmEid0YxC930xulcLFYbBNwwPNkq4-Iu6B2GX65O3lBc3lRL46bEM_7ngbOZ-MShkwcP0MqNKOQ/s320/DSC_4558.JPG" border="0" /><br />Por Federico Desántolo.</p>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-40416929901140366712010-10-06T18:15:00.000-07:002010-10-07T05:25:48.463-07:0011º audiencia, 6 de octubre<br /><br /><div><div><div align="center"><strong><span style="font-size:130%;">En la Base había detenidos</span></strong><br /></div><br /><div>Una ex detenida desaparecida y un ex médico de la Armada fueron los dos testigos que declararon ayer en la undécima audiencia en el juicio a tres ex militares acusados de crímenes de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención que funcionó en la Base Naval local durante la última dictadura cívico militar.</div><br /><br /><div align="left"></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525108646711354690" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjGYzkefpaOxm3G7frotBUP8Hfxtlc5aG1-quiH7mNnsoe7eGbnA7rBKVerfpxsw8A-0mEIigNP41iRz5WNZkBBTTiHU4M1JGZcd8K9kDLgJqEo8tC00dnPM_PMcGE8vDLdv-0JcFhYNcw/s320/DSC_4178.JPG" border="0" />El médico de la Armada retirado, Roberto Guillermo Sosa Amaya tiene 75 años y ayer frente al tribunal oral federal 1 (TOF 1) relató sus casi tres años en la Base Naval local como jefe de sanidad.<br />La primera vez que el médico estuvo en la Base Naval fue en 1973 cuando realizó una especialización en medicina hiperbárica. Luego volvió a su destino de origen y uno año después regresó como jefe de sanidad. Allí estuvo desde 1974 hasta enero de 1977.<br />Sosa Amaya estaba a cargo del pequeño hospital emplazado en la Base Naval. Allí se realizaban todos los controles médicos se realizaban controles médicos y se atendían las afecciones que tuvieran suboficiales y oficiales.<br />El día del golpe de Estado, el 24 de marzo de 1976, el testigo contó que “esa noche” hubo un gran movimiento de militares no sólo de la Armada sino también policías y miembros del Ejército. Uno de los médicos que trabajaba con él, Julio Carrilaf comenzó a trabajar con los grupos de tareas que se encargaban de los secuestros. Incluso contó que una vez trajo a una chica herida, estaba enyesada y la alojó en una de las habitaciones de sanidad. Sólo Carrilaf y otro oficial tenían la llave de la habitación.<br />Por su rango y función, Sosa Amaya participaba de las reuniones con las máximas autoridades. En un encuentro en la Base Puerto Belgrano donde había ido con otros oficiales de la base local, contó que el Almirante Mendia les habló de la lucha que comenzaba a partir del 24 de marzo y también les dijo que la lucha sería muy dura. Luego los llevaron al cine de la Base donde les proyectaron la “Batalla de Argelia”, la película del director Gillo Pontecorvo donde se muestra las detenciones torturas y asesinatos del ejército de ocupación francés en Argelia. Una forma de mostrar con imágenes lo que las fuerzas armadas hacían desde el 24 de marzo de 1976.<br />En otra reunión con las mismas características, pero esta vez en la Base Naval local, también fueron instruidos acerca de las “organizaciones subversivas”. El testigo recordó, que un infante de marina, les gráfico y explicó como era el organigrama de cada organización y cómo funcionaban.<br />Sosa Amaya aseguró que en la Base había detenidos porque le tocaba hacer guardias y en esa tarea tenía que controlar que los secuestrados hayan comido. Cree que había entre 15 y 20 detenidos y que se iban renovando. Según el testigo estaban en una obra en construcción detrás del edifico de Buzos Tácticos en la parte posterior de la Base Naval.<br />En un principio creyó el argumento de sus superiores cuando le decían que los detenidos trasladados eran llevados hasta un lugar donde hubiese un tribunal federal. Luego comenzó a sospechar que eso era mentira. Y supo que los traslados implicaban la eliminación física de los prisioneros. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525108940004298962" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhcERCcy1ywvMl4oQOOi6ZbxR2rkZMHnp-RVqrLHNaCpF1mH7t5WgxWhIjyXvKzru69fl2hvPRC4R4FcGoEnmDQUck7zT65SIyL3KW0NGG17A8erDOCBYPq9WMq3U-nyyS39dqMS_EwsGU/s320/DSC_4196.JPG" border="0" />Cuando el fiscal Daniel Adler le preguntó si sabía que los detenidos eran interrogados bajo tortura dijo que no le constaba. Incluso se atrevió asegurar que eso no ocurría porque consideraba que “en ninguno de los bandos ni Montoneros ni los oficiales existía la crueldad”.<br />Sosa Amaya recordó, también que antes del golpe de Estado, el almirante Emilio Massera visitó la Base y en una reunión manifestó los problemas que tenía con el entonces ministro de Bienestar Social y jefe de la Triple A, López Rega.<br />Con respecto a los imputados, el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz y el contralmirante Roberto Pertusio dijo que los conocía porque eran sus superiores en la Base y que Ortiz fue subjefe de la Base Naval durante el tiempo que él cumplió funciones allí.<br />A fines de 1976, Sosa Amaya pidió el traslado porque sentía que ese ya no era su lugar. Su decisión, contó el testigo, coincidió con el momento en que supo que los traslados de los prisioneros suponían la eliminación física.<br /><br /><br /><strong>“Estaba libre pero seguía presa”<br /></strong><br />Cuando Gladis Garmendia fue secuestrada por una patota de la Base Naval tenía 18 años y hasta el 18 de julio había sido responsable de un grupo universitario en el Partido Socialista de los Trabajadores (PTS). </div><br /><div></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525109205307102610" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgvqS3bTu1wAO30_SzrtWXk4Fxhy_KulzvQZ7Ri6FyptKFE1iavXaGom0OYc8bPAeLYK6D6bMxVCRkRwNNqAeWnxO659b1oC_E_8S7y22p3ijZfOp3_5b5rg-AM1qTrpimgEFqVKe02_GY/s320/DSC_4156.JPG" border="0" />El primer secuestro ocurrió el 19 de octubre a la madrugada. Un grupo de cuatro personas vestidas de oscuro con borceguíes arriba del pantalón, entró a la casa de sus padres y se llevaron a ella y a su hermana. Las llevaron a un lugar donde las tuvieron el resto de la noche, encapuchado y atado de manos. Al día siguiente las largaron.<br />A la semana, la misma patota volvió a la casa de Moreno al 4000. Esta vez se llevaron sólo a Gladis. Pasó 35 días secuestrada en la Base Naval y ayer declaró ante el TOF 1.<br />Garmendia contó que los militares que la secuestraron no creían que ella había abandonado la militancia. Pensaban que había pasado del PTS al ERP, tenían la idea de que los militantes del PTS en algún momento pasaban a la lucha armada.<br />Encapuchada llegó a la Base Naval y la mayoría de los días los pasó sentada en una silla de playa en un lugar grande con otras personas en iguales condiciones. Algunas de ellas eran compañeros de militancia. Los reconoció por sus quejidos y llanto.<br />La testigo contó que para interrogarla la sacaban de esa habitación y le hacían bajar una escalera. En un cuarto chiquito la sentaban en una camilla y entre pregunta y pregunta la zamarreaban.<br />Recordó que una oportunidad fue manoseada por sus captores y que luego la llevaron a una celda individual donde un hombre que le decían el “Capellán” continuó con los vejámenes. También recordó que uno de los miembros de la patota le decían “Cachorro” y que decía que él la iba a ayudar. Luego se dio cuenta que buscaba otra cosa. Incluso una vez liberada, “Cachorro” siguió visitándola e invitándola a viajar.<br />Garmendia supo que estaba en la Base Naval porque cuando se bañaba podía ver por una mirilla al exterior y desde allí veía los silos del puerto. Cierta vez la sacaron en un auto para que viera un operativo de secuestro. En pleno centro de la ciudad, en San Luis y San martín, desde el interior de un auto vio como secuestraban tres compañeros del PST: Gustavo Stati, Javier Martínez y su novia, de nombre Elena. Los tres continúan desaparecidos.<br />Un día Gladis fue sacada de la celda y le dijeron que la iban a liberar. Un hombre le dijo que se olvidara de la política que se casara y tuviera muchos hijitos. “De lo contrario no iba a contar el cuento”.<br />Durante varios meses, Garmedia recibió la visita de “Cachorro” y tuvo que acudir a lugares que sus captores le indicaban. “Estaba libre pero seguía presa”, contó. Tuvo mucho miedo por muchos años. Un día de 1995, la hermana de Elena la ubicó y le pidió que declarara en la causa por la desaparición de su hermana porque ella había sido testigo del secuestro. El miedo la paralizó y dijo que no. En 2008 venció el miedo y declaró ante el juez de instrucción de la causa. Ayer lo hizo ante el tribunal oral y saldó aquella deuda con Elena y otra tanta gente <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525110991180401218" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEuYtD6HYdELmCijZxa9_quivcDYH9uibAOSNa20jODTgVNGS7GmLzAEA1AB1163ErV3QedgkR3A4neUV1Xy3VWczAwDUC2QrBW4HxMNlUWraILP8FmsDimrvBthkuP1rvs-alJLOcxj4/s320/DSC_4125.JPG" border="0" /></div><br />Por Federico Desántolo.Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-73537184236689913212010-10-06T13:11:00.000-07:002010-10-06T18:14:45.187-07:00<div align="left"><span style="font-size:85%;">10º audiencia, 5 de octubre</span></div><div align="center"><span style="font-size:130%;"><strong>Esposado por la espalda lo trasladaron a la Base Naval</strong><br /></div></span><br />Edgardo Gabbín de 57 años relató su periplo de poco más de un año por cárceles y centros clandestinos de detención dependientes de la Marina<br /><br /><div align="left"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525028524164227586" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi5yWdwD6C8VBq_6mV67tue0Xvzxc_hhZBuJx8tYlYTGdlUki_IwYmVTmfoBTwolpd6HO4nFoKBePzVrTKPwxxVdSnVE8CH8Yv5SomoNCqUpknymHtc34fPxuE7P6FFZ_-eJ1s5kl4W_7Q/s320/DSC_4063.JPG" border="0" />La primera detención de Edgardo Gabbín, militante del Peronismo de Base en la localidad de Batán, ocurrió en 1975 durante una fiesta en el barrio San Martín. Todos fueron trasladados al destacamento Peralta Ramos, actual comisaría quinta. Cinco, entre ellos el testigo, fue alojado en la comisaría primera y permaneció 30 días encerrado. La segunda vez fue en enero de 1977. Estuvo casi un año secuestrado en distintos centros clandestinos de detención. Encerrado en la sala de máquinas de un buque amarrado en Puerto Belgrano pensó en quitarse la vida para terminar con el calvario. Ayer, con 57 años, declaró ante el tribunal que juzga los crímenes cometidos en la Base Naval de Mar del Plata durante la última dictadura cívico militar.<br />A Gabbín le tocó hacer el servicio militar en 1974, pero después de algunos meses decidió darse de baja de manera unilateral y desertó. Continuó con su militancia política hasta en 1977 cuando en un partido de fútbol en la cancha del club Nación, el árbitro del encuentro, un cabo primero de la Armada identificado como José Francisco Bujedo, lo reconoció. Según el testigo, primero lo dejaron encerrado en uno de los vestuarios y una vez que terminó el partido, Bujedo y otro oficial de la Armada, que hacía las veces de juez de línea en el partido, lo llevaron hasta su casa, una pensión ubicada en Colón y 162. Durante el viaje le hicieron algunas preguntas acerca de las actividades que realizaba y demás. Antes de despedirse, los oficiales de la Escuela de Suboficiales de Infantería de Marina (ESIM) le dijeron que al día siguiente lo esperaban en un departamento del barrio San Carlos donde le entregarían el documento en regla que nunca pudo recuperar luego de su deserción de la colimba.<br />En la dirección indicada lo esperaba Bujedo y otras personas. Le dijeron que estirara las manos y lo esposaron sin explicaciones. El primer destino fue la ESIM. Allí esperó por varias horas dentro del auto, pero no lograron entrar. Esposado por la espalda lo trasladaron a la Base Naval, acostado boca abajo en el piso de la parte trasera del auto.<br />En la Base Naval, lo esperaban sus carceleros. Uno lo apuntaba con un fusil mientras otro le ponía esposas sofisticadas, denominadas japonesas, que se ajustaban con cada movimiento de manos. “La primera noche la pasé encapuchado y con mucho miedo”, contó Gabbín.<br />No recordó si era de día o todavía la madrugada cuando lo despertaron a los golpes y con insultos: “comunista…zurdo hijo de puta”. La paliza lo dejó casi inconsciente. Cuando logró despabilarse comenzó el interrogatorio. Le preguntaban por algunos compañeros de militancia. Siempre eran los mismos nombres: “La Gallega, Perico, Cabezón y otro de apellido Ruiz”.<br />En una oportunidad recordó que dentro de la Base fue trasladado a una oficina cercana al Club Náutico. Allí sintió el mar y gente que se divertía como si estuviera en la playa. Calculó que estaba a unos 500 metros de su calabozo. Por la ventana de esa oficina vio dos autos Ford Falcon del cual bajaban a detenidos y los metían en una casita tipo alpino. Una era una chica que rengueaba y el otro un muchacho.<br />En la Base Naval tuvo que soportar cuatro interrogatorios bajo tortura. Después de la última golpiza lo dejaron desnudo durante 20 días. Sólo comía pan y mate cocido. Gabbín recordó que al carcelero que le alcanzaba la comida le decían “Judío”. Fue quien le comentó que a los que trasladaban Buenos Aires los mataban. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525028880090821282" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEitqAiAkpEa3TomZi5Dxresquk2GXDNWmjORc6BY2n9IDdj3favPx3wjDte3jmwVZEgbMtObIgYLa3NVTlCSoJWsRiSKttpBGNPpR_Y9Ps19xvoEf7wsWpbHFOHW7bW40h3Wti3RAoOEmg/s320/DSC_3842.JPG" border="0" /> Antes de ser trasladado lo visitó un cura a quien le dijo que Dios lo había abandonado. Días más tarde, sólo recibió una Biblia.<br />Un día lo mandaron a bañarse y lo afeitaron le pusieron ropa y le dijeron que lo trasladarían en helicóptero, pero terminó a bordo de un Ami 8 rojo rumbo a Buenos Aires, a la dependencia de la policía naval situada en Antártida Argentina 643. Allí le comunicaron que estaba a disposición del Poder Ejecutivo Nacional.<br />El encierro era insoportable y en el pabellón junto a otros detenidos estaban todo el tiempo bajo los efectos de drogas.<br />No podía soportarlo más. Decidió que se tenía que ir y la única manera era llegar hasta el hospital naval y de allí fugar. No lo dudó, y dejó caer todo el peso de una cucheta triple de hierro sobre uno de sus pies. La fractura de dos dedos lo llevó hasta el hospital, pero un pie encadenado a la cama le frustró la mentada fuga. Cuando lo llevaron nuevamente a la cárcel, no lo recibieron y pasó una noche en el edificio Libertad, sede del Estado Mayor de la Armada.<br />Sus captores resolvieron mandarlo a Mar del Plata. Custodiado todo el tiempo por dos militares, pasó 30 días en su casa junto a su mujer. Allí supo que ella le contestaba las cartas que le enviaba desde la cárcel naval, pero siempre volvían rechazadas. Supo que su situación seguía siendo de total clandestinidad. </div><br /><div align="left"><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525029358210604802" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 320px; CURSOR: hand; HEIGHT: 244px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgh8ZB9KQWqatukZQOLSNTANppzrK5YpCLK5YszzdSmbF1w0mQNlCu_chVt8ZAqdfigXrBCiLkmWVUUxJixVuUiJWewbsmG3SI21WKS9U7OpIXyjSIciaYKzzy5FS28i_oX63WQ8qMJJtk/s320/DSC_3955.JPG" border="0" />Volvió a Buenos Aires junto con sus custodios y comenzó otra odisea. Su nuevo destino asignado como prisionero era Bahía Blanca. En Puerto Belgrano permaneció encerrado en la sala de máquinas de un buque “San Martín” anclado mar adentro, lleno de ratas y mugre. Allí pensó en tirar la toalla, el suicidio se transformó en una posibilidad para terminar con el sufrimiento. Sus captores le decían que había otra persona en el barco, pero nunca la vio.<br />Con el tiempo, -recordó Gabbín-, las condiciones de encierro se flexibilizaron y el último tramo de su detención lo pasó en tierra firme. Se hicieron más frecuentes las salidas transitorias y un día lo dejaron en libertad.<br />El 17 de febrero de 1978, antes de irse de Puerto Belgrano, su carcelero le entregó el documento que había ido a buscar aquel lunes de enero, del año anterior, a la casa del cabo primero Bujedo.<br />“En la Terminal de Mar del Plata –contó el testigo-, me esperaba el comité de bienvenida. Bujedo junto a otras personas. Me dijo que no apareciera nunca más por Batán y que me iban a tener vigilado”.<br />En plena democracia, la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires (DIPBA) tuvo a Gabbín en sus archivos. Un informe de 1987 lo sindicaba, todavía, como un delincuente subversivo. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5525033139016963954" style="DISPLAY: block; MARGIN: 0px auto 10px; WIDTH: 238px; CURSOR: hand; HEIGHT: 259px; TEXT-ALIGN: center" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicZCCJ095XqBzTemsTxdMHjOb2mHoP_Awfk2Y0jI0X5Mxuj3zb22uEkc0wSg9C5IYAHFAIWBEz5Ij15pFvMeVLCR_7gb0IB2KOJfZiSjvcwXxmj6bnoRTyltAuA5ftfNkjkV-9wrD_Oy0/s320/futbol.jpg" border="0" /><br />De José Bujedo, Gabbín supo que fue vicepresidente de la sociedad de fomento del barrio San Carlos y que continúo con su oficio de arbitro de fútbol. En 2007 dos días antes que el testigo tuviera que declarar en las audiencias por el Juicio de la Verdad, recibió casualmente una invitación firmada entre otras personas por Bujedo por la cual lo invitaban a una charla de fomentistas. </div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-4518908640810164302010-09-28T19:05:00.000-07:002010-09-29T08:03:28.268-07:00EL TRIBUNAL DECIDIO NO UNIFICAR LAS CAUSAS<div><div style="text-align: center;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:180%;" >Proximas audiencias martes 5 y miercoles 6, a las 11hs. </span><br /></div><div><div><div><div><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5522156918129171298" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 320px; height: 244px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiBKhbDg35SHvgN2d6rWC7hsXI4mUjp5E9uf97G_e98WtbaLYD3rU3xrhiYettknORuOqc1i3Q4TzVCeu1pEZnu2qnOccbkxnWaY37FJg0ZQWvhq_xVMMBjDucKB-hGrp1AWRz-ItXrXpk/s320/DSC_8303.JPG" border="0" />El Tribunal denegó el pedido de la Fiscalía, las querellas y la defensa del imputado Arrillaga de unificar las causas “Base Naval 1” y “Base Naval 2”. Así comenzó la novena audiencia del juicio oral y público por delitos de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar en la Base Naval de Mar del Plata, en la que sólo declaró un testigo.<br /><br />Con la presencia del imputado capitán de navío, Justo Ignacio Ortiz y el contralmirante Roberto Pertusio comenzó la audiencia explicando que el ex general de brigada Alfredo Arrillaga, no estaba presente en la sala por motus propio.<br /><br />La lectura por secretaría de la resolución del Tribunal en torno al pedido de unificación de las causas abrió el debate central de la jornada. La incompatibilidad entre los momentos procesales de las dos causas en cuestión –la Base Naval 1 en actual debate oral y la 2 con pedido de elevación a juicio y parte “aún en instrucción”- fue la argumentación mediante la cual se denegó la unidad de causas en un solo juicio.<br /><br />Si bien inmediatamente después de leer la resolución se dio paso al testigo, el fiscal Daniel Adler solicitó que se lean los fundamentos de la decisión para así poder expresar en el recinto las disidencias. Esto se produjo alrededor de las 13, cuando el secretario del Tribunal hizo lectura del documento y se abrió el debate en torno al tema. Así, el representante del Ministerio Público fue contundente al exponer su oposición a la decisión de no unificar causas basándose en la necesidad de dar celeridad a los juicios por delitos de lesa humanidad como lo manifestó la Procuraduría en una de sus resoluciones generales.<br /><br />Adler, además de solicitar el pedido de revisión por parte del Tribunal de la medida, realizó el pedido subsidiario para poder presentar la apelación correspondiente ante Casación.<br />Lo expuesto por el fiscal fue acompañado por la totalidad de la querella y por la defensa del imputado Arrillaga, mientas que los defensores oficiales a cargo del patrocinio de Ortiz y Pertusio pidieron que se mantuviera firme la resolución.<br /><br /><strong>“Me avergüenzo de ser militar”<br /></strong> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5522156009622429986" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 320px; height: 244px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEim4mr2PHQDaITopYbWXCtvY-7PD_VpCC7NEcvzXdGwRAm8xNYkpGJtyq0uZ75PTtBZ6BouS-lh-Tyl-MSVtlSs5Db23bbywNdxWpIcccCnahAoADVErA0NAq9EUT6ZjyWJsvSgRnFImmE/s320/DSC_3637.JPG" border="0" /><br />Así lo manifestó Juan José Zaniboni, quien cumpliera funciones como enfermero de la Marina dentro de la Base Naval local desde 1970 hasta 1993<br />“Con las cosas que escucho, me avergüenzo de ser militar”. La frase es lapidaria y refleja el sentimiento de un ex marino que, según manifestó, se fue enterando de lo ocurrido ya en democracia. “Nunca digo que fui militar, digo que pertenezco a la administración pública”, expresó.<br /><br />Alrededor de las 12 del mediodía, Juan José Zaniboni, único testigo previsto para la jornada de ayer ingresó a la sala y ocupó el asiento de los testigos.<br />Allí dijo no tener ningún tipo de relación con los imputados y, con una actitud distendida comenzó a responder las preguntas realizadas por la Fiscalía.<br /><br />Según explicó Zabinoni se desempeño desde 1970 hasta principios de 1976 como enfermero dentro de la Base Naval local. Un mes antes del golpe de Estado fue enviado a la Escuela de Sanidad Naval ubicada en Puerto Belgrano a realizar un curso de técnico radiólogo. En noviembre del mismo año volvió a la base y, según declaró, algunas cosas habían cambiado.<br /><br />Una de las alteraciones que recordó está vinculada a la existencia en la enfermería de dos camarotes que permanecían constantemente cerrados con llave. El testigo explicó que a ese lugar sólo entraban cuatro personas: tres sub oficiales y un médico. “La llave del lugar la tenían los sub oficiales Romero, Cáceres y Pacheco, y el doctor Carrilaf”, declaró Zaniboni.<br /><br />Mientras la voz del enfermero se expandía por la sala con los recuerdos –en su mayoría limitados- de los años de servicio, Pertusio se mostró nervioso, verborrágico y atento a los dichos de su ex camarada de armas. Sus pequeños ojos celestes se abrían cada vez más al escuchar que el enfermero nombraba a los marinos. Su asombro fue mayor cuando de la boca del testigo salió la siguiente frase “Entre nosotros nos decíamos `cuidado que no te agarre ojitos celestes –en alusión a Pertusio- porque te mete preso´”. Estos dichos, sumados a la afirmación de que Pertusio “era un hombre jodido”, formaron parte de la caracterización que hizo el testigo de quien cumpliera funciones de jefatura dentro de la Base Naval.<br /><br />En relación a los extraños camarotes cerrados, el testigo explicó que seguramente eran utilizados durante la noche, ya que mientras él cumplía su horario de trabajo regular –de 6.50 a 17- no veía mayores movimientos.<br /><br />Zaniboni expresó que él nunca entró al lugar y que sólo lo hacían las cuatro personas mencionadas, pertenecientes al grupo de Sanidad. Cabe destacar que el doctor Carrilaf era cirujano y que el sub oficial Romero tenía a su cargo la farmacia del lugar, por lo que se infiere que el grupo “especial” tenía un grado de autonomía capaz de realizar operaciones y curaciones sin necesidad de recurrir a los demás miembros de Sanidad.<br /><br />“No soy una persona sociable. No tengo amigos dentro de la fuerza. Yo iba y realizaba mi trabajo, nada más”, se excusó el testigo ante la pregunta sobre si recordaba nombres o funciones de sus camaradas de armas.<br /><br />Otro cambio que notó el testigo luego de marzo de 1976 fue la expresión en el rostro de los miembros de la Base. “Todos estaban más serios y todo era como más militarizado”, explicó.<br /><br /><strong>CROQUIS DEL LUGAR<br /></strong> <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5522155677139520818" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 320px; height: 244px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhHuWJDaN89mvQpA6_LPFz5iQ1NClhnet7hxXfQ5WSFQY29aa5uaWVCWcnxBIrbroM2ZZrsMjNTnlfI9lFSRChKwx0k3TabYe4ogkuCQherM_fkHzzkfLkepZkEJIE7zOtHSJkKjHrKB0U/s320/DSC_3584.JPG" border="0" /><br />Dentro de los elementos que aportó en su declaración, Zaniboni realizó un croquis explicando cómo estaban distribuidos los edificios dentro del predio de la Base Naval. Fue llamativo el cambio de actitud en su declaración a la hora de describir el lugar donde funcionaban los buzos tácticos, lugar donde estaba emplazado el Centro Clandestino de Detención. Sólo recordaba del lugar la existencia de una “perra” la cual –según explicó- “me odiaba”.<br /><br />También recordó la existencia de colectivos verdes con la insignia de la Armada en sus costados y de camionetas similares. Una ambulancia blanca, en un estado deplorable fue otro de los vehículos que logró memorizar.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5522154383378254610" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZuS83_hei1FalgSl5hxUAVrOXumyzfEgjjQtigVMTrl3dnm9u1HaoiuqSQVY1k0C_kMis7pAj_HG8NBzTjfM6lhByyUxZjPXAT2-zz81x11UcXgUiJCl-TjCkkEIuJLWZvNVxVJMeDd0/s400/DSC_3477.JPG" border="0" /></div></div></div></div></div><span style="font-weight: bold;">Por Juan Carra.</span>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-81096440106918385962010-09-21T13:23:00.000-07:002010-09-29T08:09:40.013-07:008º Audiencia ...<div style="text-align: center;"><span style="color: rgb(255, 0, 0);font-size:180%;" > Cuarto intermedio hasta el martes 28, a las 11hs.</span><br /></div><div><br /><br /><div align="center"><span style="font-size:180%;"><strong>Previo al golpe había detenidos en la Base Naval</strong></span></div></div><br /><p>Fue antes del golpe cívico militar del 24 de marzo de 1976. Vio a una mujer en un calabozo con los ojos vendados. “Decían que era una jefa del ERP”, dijo el testigo.</p><p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5519465449691040386" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh4FhxqIOkFt1HRF8ef_lEItr1rdJSr-yA0lws5AwCUezMjOEE0ZdgZqbvUaWGYJTRwIOqXQ_Z3zUufmxqH8-mAockiO3-PDinHIMTaSpO56P_JnUXFMEeZ-mXypoHjf3ctD7Cfsx-a2TU/s400/DSC_3438.JPG" border="0" />Juan José María Parietti debía ser dado de baja en febrero de 1976. Pero el inminente Golpe de Estado de marzo lo obligó a permanecer dos meses más bajo bandera. Ayer, frente al tribunal oral que juzga a tres militares por los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar, declaró que como conscripto en la compañía de seguridad y vigilancia de infantes de marina tuvo que participar de operativos de secuestro en Miramar y que antes del 24 de marzo de 1976 ya había detenidos en la Base Naval local.</p><p>Parietti fu el segundo testigo de una nueva audiencia del juicio por la causa Base Naval 1 en el cual se juzga al capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, al contralmirante Roberto Pertusio y al ex general de brigada Alfredo Arrillaga. Nervioso y sin mucha precisión, contestó las preguntas de la querella.</p><p>Durante la colimba, Parietti formó parte de la compañía de Seguridad y Vigilancia de la Infantería de Marina, estaba a cargo de organizar el cronograma de las guardias dentro de la Base Naval. Ayer recordó que el día anterior al golpe de Estado sus superiores le comunicaron que quedarían acuartelados por tiempo indeterminado y que debía cambiar la modalidad de las guardias: los infantes de marina –adiestrados en el uso de armas-, pasaron a cumplir otras funciones y fueron reemplazados por marineros en las guardias.</p><p>Así el testigo, el mismo 24 de marzo fue enviado a cumplir tareas a Miramar. Parietti contó que la Armada se hizo cargo de la comisaría de aquella localidad y que los infantes de marina tomaron asiento en un club cercano a la plaza principal. Durante esas semanas su tarea consistió en prestar apoyo de seguridad en los operativos de secuestro. Recordó que iban a buscar a las personas a sus domicilios particulares y que de allí las llevaban a la comisaría.</p><p>Parietti aseguró que ellos –los conscriptos-, no ingresaban a las viviendas sino que prestaban apoyo externo. También dijo que las personas eran sacadas de sus casas con los ojos vendados y las manos atadas. Según el testigo, nunca supo porque se las llevaban y nadie les daba explicaciones de lo que hacían con los detenidos.</p><p>El ex conscripto y actual abogado, fue dado de baja en mayo de 1976 y el imputado Justo Ignacio Ortiz fue quien le firmó la libreta por ser el subjefe de la Base Naval por aquel entonces. También recordó que una vez tuvo que ir a un paraje en una ruta cercana a Miramar para hacer una guardia porque Ortiz había sido invitado a comer un asado en ese lugar. De Pertusio dijo que sabía que era un oficial de la Base Naval en aquel entonces, pero que nunca lo vio.<br />Consultado por uno de los querellantes acerca de si alguna vez vio detenidos en la Base Naval local, Parietti recordó que antes del golpe de Estado fue a la zona de calabozos a visitar a un colimba amigo suyo que había sido encarcelado por portarse mal. En esa oportunidad pudo ver a una mujer que estaba en una de las celdas. La mujer tenía los ojos vendados. Cree que tenía entre 25 y 30 años. El testigo supo por comentarios que le decían “La India” y que era una jefa del ERP (Ejército Revolucionario del Pueblo).</p><p>El testimonio de Parietti confirma que antes del golpe de Estado, en la Base Naval, había detenidos de forma clandestina. El testigo recordó que supo además de la mujer había otras tres persona mas. Pero no las vio.</p><p>Parietti no recordó los nombres de sus superiores inmediatos ni de los oficiales que realizaban los operativos de secuestro en Miramar. Si dijo que eran personas que habían llegado de Puerto Belgrano después del 24 de marzo de 1976.<br /><br /><strong>Caso del matrimonio Bourg</strong></p><p><strong></strong><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5519466002861329826" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi1L0eroW7R1d8EFaxugvYOdbX_XbPFT-uxrRu1D3ISwbL5HmP9WCv_MhlqRZ3rY0Nfk2Zuhhyphenhyphen6lQaLgefxMBLjHWmqjNpC4_lh87ttCV4RKuR7ZB6S96TJFRHItU6gJ4LJNu4zrmChbRI/s400/DSC_3262.JPG" border="0" />Estela De La Cuadra inició la ronda de testigos de la audiencia celebrada ayer. Ex militante sindical en la ciudad de La Plata aportó datos sobre la desaparición de su concuñado Raúl Bourg y Alicia Rodríguez de Bourg.</p><p>De La Cuadra rememoró el secuestro del matrimonio Bourg ocurrido entre el 5 y 7 de septiembre de 977. Contó que un grupo armado se llevó primero a Raúl y a Alejandro Saenz, primo de Alicia Rodríguez de Bourg. Los dos hombres fueron llevados de una quinta ubicada en el camino viejo a Miramar. A los dos días se llevaron a Alicia. Los cinco hijos del matrimonio quedaron al resguardo de los abuelos maternos.</p><p>La mujer contó a los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli que Saenz fue liberado al día siguiente de su detención y según su relato estuvo junto a Raúl en un lugar donde se sentía “olor a mar” y que a Raúl lo interrogaban sobre un tal Oscar.</p><p>El olor a mar es una referencia que hicieron muchos de los sobrevivientes del centro clandestino que funcionó en la Base Naval. El edificio donde fueron alojados está muy cerca de la playa. En cuanto al nombre Oscar, De la Cuadra, aclaró que se trataba de uno de los peones de la estancia La Firmeza, propiedad de los Bourg ubicada sobre la ruta 2, a la altura de General Pirán.</p><p>Oscar Saturnino “El Petizo” Ianni era un militante del movimiento obrero de base con intensa actividad en el Gran La Plata. A partir del golpe de Estado tuvo que cambiar de lugar porque era buscado por las fuerzas represivas. Vivía en el campo de Bourg junto a su mujer y sus tres hijos cuando el 6 de septiembre fue secuestrado por un grupo de tareas del Ejército. El cuerpo de Ianni fue identificado en 2007 junto con otros dos militantes de esta ciudad: José Changazzo y Eduardo Caballero. Estaban enterrados como NN en el cementerio municipal.</p><p>El secuestro de Ianni fue la antesala de lo que se llamó el “Operativo Escoba” cuando un grupo de militantes del PCML (Partido Comunista Marxista Leninista) que habían tenido que abandonar su lugar de origen y afianzarse en Mar del Plata y la zona, fueron secuestrados y desaparecidos entre noviembre y diciembre de 1977.</p><p>De La Cuadra conoció a la mayoría de esos militantes secuestrados. Con muchos de ellos tenía un vínculo familiar. En ese operativo a nivel nacional también fue secuestrado su marido y su pequeño hijo de 2 años y medio que luego fue restituido.</p><p>Raúl y Alicia Bourg, sin ser militantes, también conocían a algunos integrantes de ese grupo. La testigo cree que el hecho de que Ianni viviera en el campo del matrimonio fue uno de los motivos de su desaparición.</p><p>El “Operativo Escoba” se produce luego que uno de los fundadores del PCML, Oscar Alfredo González, cayera en manos de la dictadura. En noviembre de 1977. A través de esa acción desarticularon toda la organización y desaparecieron decenas de personas en Mar del Plata y en el resto país. </p><p><span style="font-weight: bold;">Por Federico Desantolo</span><br /></p>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-64391559967984302702010-09-07T17:40:00.000-07:002010-09-09T14:35:27.559-07:00Septima audiencia ...<div style="text-align: center;"><span style="font-weight: bold; color: rgb(255, 0, 0);font-size:180%;" >Cuarto intermedio hasta el Lunes 20 de septiembre 11hs.</span><br /></div><br /><div><br /><div><div style="text-align: center;"><span style="font-size:180%;"><strong>“No lloré, pero me descompuse, sentí un dolor terrible en las venas de los brazos”</strong></span><br /><strong></strong></div><br />Así relató su vivencia Isabel Sáenz de Rodríguez, madre de Alicia, una de las detenidas desaparecidas por cuyo caso está imputado el ex general de brigada Alfredo Arrillaga.<br /><br />Con la declaración de dos nuevos testigos, se llevó a cabo la séptima audiencia del juicio por delitos de lesa humanidad Base Naval 1. Ayer, el debate oral se centró en el caso del matrimonio Bourg, secuestrado en septiembre de 1977 y que aún hoy permanecen desaparecidos.<br />Alrededor de las 10 de la mañana los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli ingresaron a la sala para dar inicio al debate.<br /><br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514337526194182658" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLQ00aDTy-DKADCye5byAN9Ra7q3IALXFlAXdBfpQzg-epBn9hqw4ajN25qSgIRWjiB9Ih5fI3YtcuPkQGSs8JaZTHlI6isv4aAzPl5eXTDYQELN5hYf5cTNdNmgcCaZx16iWJZc61wPA/s400/Copia+de+DSC_1539.JPG" border="0" />Isabel Sáenz de Rodríguez, madre de Alicia y suegra de Raúl Bourg, fue la primera en comparecer ante el tribunal. La mujer, en un testimonio claro y bastante detallado, reconstruyó sus vivencias a partir de la desaparición de su hija y su yerno. El pasaje más crudo de su declaración estuvo vinculado a las reflexiones sobre las actitudes de los secuestradores: “Yo estaba tranquila porque sabía que mi hija era inocente –dijo- Nunca se me ocurrió que iban a matar a una madre de 5 hijos”.<br /><p>La testigo relató a pedido del representante del Ministerio Público, Daniel Adler, lo que recordaba de los días 5 y 6 de septiembre de 1977. “Cuando se llevaron a mi hija no estaba en Mar del Plata”, explicó Isabel a la vez que señaló que apenas se enteró de la ocurrido se dirigió a la quinta donde vivía Alicia para hacerse cargo de sus cinco nietos. </p><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514337745434379666" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDLNU4N7koUqcA4_rtmvjn7z_cATu06zpG72nXDh6vtaku7UGARZCNHBNh7Q0TwPXRBZdFO7nyPJ8u-AwvJRe5gN4RyfOkGWA6cClGnfBZgxo-LZdP3m-hhnPgmp3etuOJKW6Oj5pXvQE/s400/Copia+de+DSC_1487.JPG" border="0" /> Estando allí pudo saber que días atrás, cinco hombres de civil llegaron en autos y preguntaron por Raúl Sáenz. Su hija les informó que su marido Raúl estaba en una quinta cercana y les dio la dirección. El grupo se dirigió al lugar y se encontró con dos hombres: Raúl Bourg y Alejandro Sáenz; como el grupo de hombres buscaba a Raúl Sáenz, en un acto ilógico, se llevó a ambos. También, de la quinta que habían visitado en primer lugar, secuestraron a Alicia.<br /><br />Según recordó Isabel Sáenz de Rodríguez, en esa oportunidad el grupo de hombres “revolvió toda la casa”, dejándola –según sus dichos- patas para arriba.<br /><br />A partir de ese día Isabel vivió, junto a su consuegra, una serie de periplos por juzgados y dependencias militares pidiendo por la vida del matrimonio Bourg.<br /><br />Eso la llevó a entrevistarse dos veces con Pedro Barda, jefe de la sub zona 15 y principal responsable de los operativos militares en la denominada “lucha antisubversiva” en la región.<br />Barda en persona recibió a las mujeres que le consultaron por qué el arrendatario del campo perteneciente a los Bourg tenía un documento firmado por él mediante el cual se lo habilitaba a explotar económicamente las tierras. Barda respondió que conocía al arrendatario y que había firmado ese documento para beneficiarlo y también para que la familia Bourg no pierda su cosecha. “Encima parecía que nos estaba haciendo un favor”, relató Sáenz de Rodríguez en su declaración.<br /><br />En la segunda oportunidad de que encontró cara a cara con Barda, la mujer no dudó en ofrecer las tierras del campo a cambio de la vida de su hija y su yerno. En ese momento, según relató, Barda se quedó callado, hizo pasar a 5 hombres de civil a su despacho del G.A.D.A. 601 y le pidió Sáenz de Rodríguez que repitiera lo que había dicho.<br /><br />Días después el grupo de hombres apareció en la casa de la mujer para exigir las escrituras. Ese mismo grupo, relató ya había estado allí presentándose como miembros de las “fuerzas conjuntas” además, el puestero de las tierras le comunicó a la mujer que cinco hombres habían estado en el campo comiendo asado y tomando vino. El grupo al mando de Barda había tomado posesión de las tierras, sin embargo del matrimonio Bourg no había noticia.<br /><br />En una de sus visitas a tribunales para verificar si había alguna noticia sobre los habeas corpus presentados, Isabel tuvo una respuesta. Un hombre, a quien sólo puede recordar como un hombre de alrededor de 60 años, la hizo pasar a un despacho. Allí, el funcionario del Poder Judicial la esperaba detrás de un escritorio donde descansaba un libro de notas. El hombre señaló con su dedo una zona de la página en la que estaba abierto y luego se desplazó hacia una ventana, dándole la espalda a Isabel. Ella entendió que tenía que leer donde le señalaba y no decir mucho más. Se acercó y comenzó a leer y allí pudo encontrar el nombre de su hija entre el de otras cuatro mujeres. A continuación la peor de las noticias: Alicia había sido asesinada en un enfrentamiento.<br /><br />“No lloré, pero me descompuse, sentí un dolor terrible en las venas de los brazos”, recordó Isabel en su relato. También hizo referencia a que el hombre le pidió que se fuera y que volviera más tarde, ella supone que al verla descompuesta el funcionario tuvo miedo y la hizo salir. Cuando horas después Isabel volvió acompañada de su marido, el hombre ya no estaba y tampoco el libro que contenía la peor de las noticias.<br /><span style="font-size:180%;"><br /></span><strong><span style="font-size:180%;">ANÓNIMO</span><br /><br /></strong>Isabel, también, refirió a una carta anónima que recibió por debajo de la puerta en su departamento del edificio “Las Américas”, el mismo en el que casualmente vivía el imputado Alfredo Arrillaga. En la esquela se decía que Arrillaga era el responsable de la muerte de su hija y que, incluso, había tirado su cuerpo al mar. También nombraban en la carta a otro militar de apellido Nani como partícipe en el asesinato.<br /><br />Fue Verónica, la hija del matrimonio Bourg la que tomó el anónimo y subió hasta el quinto piso del edificio, tocó el timbre en uno de sus departamentos y se enfrentó cara a cara con Arrillaga.<br />La chica, que tenía alrededor de 13 años, le preguntó al representante del Ejército qué había hecho con sus padres. Arrillaga le contestó cortante que él no sabía nada y cerró la puerta.<br />Verónica volvió al departamento de su abuela llorando desconsolada. El lunes, la joven, más de 30 años después recordó el calvario de su vida ante el tribunal.<br /><br /><span style="font-size:180%;"><strong>SOLIDARIOS </strong></span><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514338384180083986" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 259px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEir84_LwRqy9yl90jg4zt0dUdWsqt4cJU2bI4dSoEkVODwdY0kTel-8BOidm0R3r7zfalg037qqAEOakYPB8qqgpmX4aVql7V4kivPuC9NOxWYC933SfaGzLpbjDW4hwp-krYmY6NeWUiM/s400/Copia+de+bOURG.jpg" border="0" /> Durante todo su testimonio Isabel hizo hincapié en una cosa: su hija y su yerno eran personas solidarias, que ayudaban constantemente a cualquiera que lo necesitara. Por esto, explicó Alicia había prestado el campo para que se resguardaran personas que tenían problemas. “Yo le pregunté más de una vez quiénes eran –explicó- hasta que una vez ella me contestó que cuanto menos supiera del tema mejor”.<br /><br /><strong><span style="font-size:180%;">EXILIADO<br /><br /></span></strong>El otro testigo que compareció ante el tribunal fue Enrique Alfredo Rodríguez, hijo de Isabel y hermano de Alicia. En su testimonio explicó que durante los hechos justo se encontraba en Europa por motivos laborales y que al enterarse de lo sucedido decidió pedir asilo político en España. Si bien le fe denegado, insistió con el trámite ante el Estado francés quienes le brindaron la protección. Exiliado hasta tres días después de que Alfonsín asumiera como presidente en 1983, Rodríguez realizó gestiones por su hermana y su cuñado, pero no tuvo respuesta alguna.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514338573284813282" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgu8DtFBl8V-T2ybNOTChVRZDhWQe2rxJqBMrsDIMu0wtlh3dGKPnRBMhdB_3zt1822HalLl3VOGv05_TKz2LRn5AXftDJzDsoUmATXJgrB3aD7iCKgnSU9fEV0VwnJeopo3qBVzIA_2M4/s400/Copia+de+DSC_1599.JPG" border="0" /><span style="font-weight: bold;">Por Juan Carra.</span></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-65938921349329984902010-09-06T20:53:00.000-07:002010-09-09T14:33:02.630-07:00Sexta audiencia ...<div><br /><br /><div><br /><div><div style="text-align: center;"><span style="color: rgb(255, 0, 0); font-weight: bold;font-size:180%;" >Continua martes 7 a las 10,30hs</span><br /></div><div><div align="center"><br /><span style="font-size:130%;"><span style="font-size:180%;">Mi mamá pidió permiso para despedirse de nosotros y nunca más<br /></span><br /></span></div><div> </div><div>Verónica Bourg, hija del matrimonio Bourg desaparecidos desde septiembre de 1977 fue la primera en declarar ayer, en una nueva audiencia del juicio que se le sigue a tres militares por crímenes de lesa humanidad. Nuevos testimonios comprometen al juez Pedro Cornelio Federico Hooft </div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514016141450166786" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 323px; height: 220px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj875uNFBEuMrzGPd0vk3P9tayH3aZCBZba8FSDoSwEFNsvSxaCvO1vZ5Fxnt6X0dYrzXH0ULlhXMaCP8peL5dFRDtG8Hr0R15rqcCgXxiD07F8q8ii1OgtkUL74UCejXW6JhaJH31gSTo/s400/DSC_1064.JPG" border="0" /><br /><br />Los dos hijos mayores del matrimonio Bourg y una de sus tías, fueron los tres testigos que declararon ayer en el juicio por los crímenes cometidos en el centro clandestino de detención (CCD) que funcionó en la Base Naval Local durante la última dictadura cívico militar. Sus testimonios, sobre la desaparición de un expediente por privación ilegítima de la libertad, comprometen al juez Pedro Cornelio Federico HooftVerónica Bourg tiene 41 años y el último domingo padeció un nuevo aniversario, el número 33, de la desaparición de sus padres. Un día después, revivió ante el tribunal oral federal Nº1, el secuestro de sus padres, la búsqueda y la tristeza de no volver a verlos.<br /><br />El 5 de septiembre de 1977 Verónica tenía 8 años y vivía con su padre Raúl Bourg, su mamá Alicia Rodríguez y sus cuatro hermanos en una casa quinta ubicada en el kilómetro 5 del camino viejo a Miramar. Esa noche, un grupo de personas armados y vestidos de civil buscaban a su padre. Su mamá les dijo que Raúl estaba junto con un primo –Alejandro Saenz- en una quinta vecina. Algunos de los hombres fueron a buscarlos y otros se quedaron con la mujer y los chicos. Al rato, uno de ellos volvió y dijo ya los tenemos y se fueron.<br /><br />Verónica recordó ante los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli que al día siguiente cuando se despertó su abuelos maternos estaban en la casa y Alejandro Saenz que había sido secuestrado con su padre ya estaba de vuelta. A los que después supo que su detención había generado una pelea entre los secuestradores porque Saenz era un conscripto en aquella época y por ese motivo lo soltaron a las pocas horas.<br /><br />Saenz se fue del país a los pocos días y cuando regresó le contó a Verónica que creía que los habían llevado a la Base Naval. Él describió el olor a mar y una escalera que muchos de los ex detenidos en ese CCD recuerdan.<br /><br />El 7 de septiembre, dos días después que se había llevado a Raúl Bourg, el grupo de tareas volvió a la casa quinta. Esta vez le dijeron a Alicia Rodríguez de Bourg que preparara una muda de ropa para su marido y que tenía que ir con ellos para certificar una denuncia. Verónica recordó “mi mamá pidió permiso para despedirse de nosotros y nunca más”.<br /><br />Cuando el abogado querellante por la APDH le preguntó a la testigo cuales eran sus expectativas con respecto a este juicio, Verónica respondió mirando al tribunal: “Cero expectativa. Nada de lo que ustedes hagan va a pagar lo que nos hicieron”.<br /><br />Las primeras gestiones para sabe donde estaban los Bourg fueron las presentaciones de habeas corpus y la apertura de una causa por privación ilegitima de la libertad, ambos trámites en el juzgado provincial Nº3, a cargo del juez Pedro Federico Hooft El expediente fue caratulado “NN O VARIOS S/ PRIVACION ILEGITIMA DE LA LIBERTAD. Bourg Juan – Rodríguez de Bourg Alicia”.<br /><br />El matrimonio Bourg tenía un campo en General Pirán que era arrendado a un amigo de la familia, Ernesto Aguinaga.<br /><br />El 20 de septiembre del ’77 Aguinaga junto con un escribano de apellido Fernández Puentes fue a ver al jefe de la subzona militar 15, coronel Pedro Barda para regularizar la situación del campo ya que sospechaban que el Ejército tenía al matrimonio Bourg.<br /><br />Barda no solo los recibió, sino que además extendió un documento en el cual autorizaba a Aguinaga a seguir explotando el campo. El documento hablaba de Raúl Bourg como “supuesto delincuente subversivo”. El Ejército reconocía tener secuestrado al matrimonio porque creían que eran terroristas. <img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514016746638718562" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 342px; height: 400px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg1__7HKTOvu75OgfH_7POf2E4hAlbnEcNXGXN6fkpfpcR353Ze26SCSsIYyxBqcvIYQSejnZKSQcE5AVHkkRHln3QODF3x4xSR47SBDSFjgPpwvxTSOY3RYy3MnZt5fZc92HfS-QjSGYU/s400/DSC_1403.JPG" border="0" /><br />El documento firmado por la máxima autoridad militar de la zona recorrió el mundo como prueba de que el matrimonio estaba en manos de los militares. También fue incluido como prueba documental en la causa por privación ilegitima de la libertad abierta en el juzgado del Juez Hooft.<br /><br />El magistrado nunca citó a nadie a declarar. Tampoco habló con las autoridades militares y en febrero de 1978 archivó la causa porque consideró que no había pruebas suficientes para determinar quienes eran los responsables del secuestro del matrimonio.<br /><br />En 2001, cuando se celebraban los juicios por la verdad, el tribunal oral federal solicitó al juzgado de Hooft el expediente archivado. El documento que demostraba que Hooft no había hecho nada para esclarecer el secuestro del matrimonio Bourg había desaparecido del archivo departamental.<br /><br />La desaparición del expediente del caso Bourg es una de las pruebas presentada por los organismos de Derechos Humanos en el Jury que se lleva adelante contra Hooft. Con respecto a los habeas corpus presentado por los padres de Raúl y Alicia, el magistrado resolvió de forma negativa con costas a cargo de las familias.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514016382425285778" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 350px; height: 222px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgYzCPuWvDkpxRyT-lZXtDprOqi0Bfcvrc9ZSCMvGBS59IomB7iS7ONXgRO9n1bIPe6VtW4Slpych3dcRXe3yJqygw4bUG9_tE3WL4cRHHu8pqprfwrYqMJZAkfYsR4O8AYHKCcgYtjqig/s400/DSC_1170.JPG" border="0" /><br />Juan de la Cruz Bourg declaró después de su hermana. Tiene 42 años y 9 cuando secuestraron a sus padres. El mayor de los hijos del matrimonio, contó que luego del secuestro sus padres ellos quedaron al cuidado de sus abuelos maternos y al empezar la secundario abandonaron la casa quinta y se mudaron a un departamento en el edificio ubicado en Córdoba 1737. Un edificio habitado mayoritariamente por militares. Ellos vivían en el piso 12 y en el 20 lo hacía Alfredo Manuel Arrillaga, jefe de operaciones del GADA 601 en aquel entonces e imputado por el secuestro de los Bourg en la actualidad.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514016967440595970" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 307px; height: 223px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiekKYC_3ZzUW7r0JBGLPgn_7p9Kz5VqhYf1QhYbXHtf3JFMQJRIejXCIP7wozna8RB3rF3WkyFP2TsKGB-9bx4KlR8mhVfoEay7BQcRDm9w9SmOJdIBE8NpS2CvROQ2IJn5dlUDX2i91M/s400/DSC_1210.JPG" border="0" /><br />Un día llegó una nota anónima al departamento que decía “por el secuestro del matrimonio Bourg pregúntele a Arrillaga el es uno de los responsables”. Verónica, con sus 15 años, no dudó. Tomó la nota y subió hasta el piso 20. Arrillaga se limitó a decirle que no sabía nada que no entendía lo que decía esa nota.<br /><br />Juan también recordó que su abuela se entrevistó con el coronel Barda y le dijo que no le interesaba nada de .lo material de sus hijos, refiriéndose al campo de General Pirán. Que lo único que quería era recuperar a su hijo y a su nuera. El militar no le dijo nada, pero a los pocos días un grupo de militares fue a la casa quinta a pedirle a la mujer la escritura del campo. No se las dio.<br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5514017437110554738" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 343px; height: 235px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwhF8stD_bSXVnwwifu0hGpdh9HcPHU6k9OUeDRmunVviTfKGLmWFy7E6sDX6McwURw6zCwdjmEnZjszGhJv81w3fHG5uqpk_0uDTUaH0tNRj4m2LaVUlaDmCl4fW42oEzOjjapKkewSA/s400/DSC_1303.JPG" border="0" /><br />María Emilia Bourg es hermana de Raúl. Ayer después de un cuarto intermedio de una hora y media, relató con detalles cada una de las gestiones que hicieron junto con su madre, para saber donde estaba su hermano y su cuñada. Recordó que se entrevistaron con Barda y que el coronel no les negó ni afirmó que tuvieran al matrimonio. También hicieron gestiones con el ministro de Relaciones de aquel entonces, Luis María de Pablo Pardo, quien les dijo que el general Guillermo Suárez Mason le debía un favor y se lo iba a cobrar. El jefe del Primer Cuerpo del Ejército les dijo que pasarían una linda navidad. Pasaron 33 navidades y nunca hubo buenas noticias.<br /><br /><div style="font-weight: bold;">Por Federico Desántolo.</div></div></div></div></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-58409976338080044302010-08-31T18:44:00.000-07:002010-09-02T06:06:55.433-07:00Quinta audiencia<div><div><div style="text-align: center; color: rgb(255, 0, 0);"><span style="font-size:180%;"><strong>La audiencias continuan lunes 6 de septiembre a las 10,30hs, declararan 3 testigos. y martes 7 de septiembre con 4 testigos.</strong></span></div><br /><div align="left"><strong><span style="font-size:85%;"><br /></span></strong></div><strong><span style="font-size:85%;"></span><br /></strong><div style="text-align: center;"><strong></strong><span style="font-size:180%;"><strong>La defensa de Arrillaga, pedirá falso testimonio para ex policia.</strong></span></div><div align="center"><strong></strong><strong><br /></strong>Tiene 82 años y en marzo de 1976 cumplía funciones en la comisaría tercera. Ayer, durante su declaración, incurrió en graves contradicciones<br /></div><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511770972379492002" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiWhuA4gFJHQZsohj8uDFcUS05jGthw9TGPmCzKjM1QqJYptDmyO9BEBI0J8MkbyT1UrQcl0yd4WS3ncs_tR3ii5YBbbOca_diLRbsEcS_39Ezn_nHmfiCo37xZrwNdGW8OKVShbMLs-Lw/s400/DSC_0183.JPG" border="0" /><br />El tribunal deberá decidir si procesa a un ex policía de 82 años por falso testimonio agravado tras incurrir en graves contradicciones durante su declaración en el juicio que se lleva adelante a dos marinos y a un miembro del Ejército por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar.<br /><br />Sin la presencia de uno de los imputados –el ex general de brigada Alfredo Manuel Arrillaga tuvo que viajar a Buenos Aires por un familiar que se encuentra en grave estado de salud-, comenzó la quinta audiencia del juicio por la causa Base Naval 1. Cerca de las 10.30, el oficial principal retirado de la Policía bonaerense Juan Miguel Lazarte tomó posición frente al tribunal.<br /><br />El hombre de 82 años fue el primero de cuatro testigos. Lazarte fue el policía que la madrugada del 24 de marzo de 1976 atendió el llamado desesperado de Luis Salvador Regine quien denunciaba que en su casa de Figueroa Alcorta al 300 había un grupo de personas que le pateaba la puerta y le disparaba con fusiles.<br /><br />La policía nunca llegó porque un reten militar le cortó el paso. Luis Regine fue secuestrado y estuvo al menos 48 horas cautivo en la Base Naval donde fue brutalmente golpeado y torturado. Salvó su vida cuando los militares se dieron cuenta que se habían equivocado de persona.<br /><br />Buscaban a Diego Ibáñez, el sindicalista del SUPE que había vivido en la casa ocupaba Regine.<br />Frente a los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli, Lazarte no supo contestar la mayoría de las preguntas que le hicieron las partes y lo que creyó recordar se contradijo con su declaración ofrecida en 2007 durante la etapa de instrucción.<br /><br />Sobre la madrugada del 24 de marzo de 1976, dijo que fue el quien atendió el llamado de Regine y junto a un grupo de policías fueron en jeep para ver que pasaba. Pero a unos 200 metros de la casa, una patrulla con militares vestidos con ropa de fajina y armados le dijeron que no podían pasar y que se trataba de un operativo militar de las “fuerzas conjuntas”.<br /><br />Lazarte y su gente regresó a la comisaría y supieron de la suerte de Regine días después y por comentarios. El ex policía no recordó si ese hecho fue registrado en el libro de guardia de la tercera. Tampoco supo decir los nombres de sus superiores en aquel entonces.<br /><br />Cuando la abogada Gloría León le preguntó si a partir del golpe de Estado había notado cambios dentro de la comisaría, Lazarte aseguró que no, que todo continuó con normalidad. También negó que haya tenido alguna orden de sus superiores para subordinarse a las Fuerzas Armadas.<br /><br />Cuando el querellante, le preguntó si era normal que un militar le dijera que no podía pasar y el acataba la orden, el testigo no supo que decir.<br /><br />El abogado Carlos Meira, defensor del imputado Arrillaga fue quien le hizo notar la contradicción a Lazarte. El testigo declaró ayer que fue junto con una patrulla hasta la casa de Regine cuando éste lo llamó desesperado. Pero en 2007, frente al juez de instrucción, dijo que había enviado una patrulla y que se había quedado en la comisaría.<br /><br />Así, toda referencia que hizo sobre los militares que estaban en la casa de Regine fue por referencia de otros y no porque él lo haya visto. Lazarte no supo salir de su contradicción y Meira dijo que pedirá el proceso por falso testimonio agravado.<br /></div><br /><div>El segundo testigo fue Hugo Ormechea, ex empleado y amigo de Luis Regine.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511771303146918850" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 309px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEig79D6CFbOR0eSB2rN1Xu6eHXHM-WN8S9HTzjOm5DTiLtVgaXNBxt5dLor2B0_AIWpu63c0ErvHiAm1iCCWoPBdV2_dWN1sKVTmJ-cZjdmEeIw23Np8kSe2Y7IqccEZlKJM03hA2EqcuE/s400/DSC_0295.JPG" border="0" /><br />Ormechea vivía a unas dos cuadras de la casa de Regine y había comenzado a trabajar en el taller de Regine cuando terminó la secundaria. Ayer contó que los militares que custodiaron la casa de su amigo luego del secuestro vestían el mismo uniforme que los marinos de la Base Naval.<br /><br />El testigo fue quien sacó las fotos de la casa de Regine luego de la balacera de la madrugada del 24 de marzo de 1976. Contó que cuando el entró todavía había polvillo en el aire producto de las paredes que habían sido destruidas por las bala de los fusiles.<br /><br />Las fotos que sacó Ormechea figuran como pruebas en la causa contra los imputados Alfredo Arrillaga y el capitán de navío Justo Ignacio Ortiz.<br /><br />Luego de un cuarto intermedio de dos horas, la audiencia se reanudó alrededor de las 14.30, con la presencia en el estrado de Juan Carlos Chini, de 73 años, metalúrgico quien mantenía con Regine una fluida relación comercial.<br /><br />En su testimonio Chini confirmó que durante marzo de 1976 el taller perteneciente a Regine cerró repentinamente, y que en una de sus visitas, siempre con fines comerciales, fue atendido por la esposa de Regine quien lo hizo pasar hasta la habitación donde Luis se encontraba acostado a causa de las lesiones sufridas en la tortura durante su cautiverio en la Base Naval.<br /><br />Chini explicó que al ingresar a la casa por una escalera pudo notar en las paredes y el cielorraso las incrustaciones de balas producto de la balacera provocada el día del secuestro.<br /><br />“Lugo de lo que le pasó Regine se convirtió en una persona abatida”, expresó el metalúrgico en su testimonió que permitió confirmar las secuelas psicológicas de Luis provocadas por la represión.<br />Luego de Chini fue el turno del matrimonio compuesto por Hortensia Catalina Nieto y Alberto Francisco Cruz, primos de Margarita Segura de Regine, esposa de Luis. En los testimonios vertidos ante el tribunal, primero por parte de la mujer, no se aportó demasiado en torno a la causa.<br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511772084835421154" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 256px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizDm8nj5uQTAuPJopXlI3v4VHvV0r1-nmpecesxMQqTPjzqxeMNNxDGo_E9r9q7lJX8UY7PXc6BrJ6P2dTZUtoYC6ZDXQyk7VKtrDnT-LVdpR-W0c76fopcF7Xvj2wMwHdd2NzWB0KL78/s400/REPREE.jpg" border="0" /><br />Los elementos más importantes brindados por el matrimonio fue la confirmación de que Regine, luego de su cautiverio, apareció con hematomas de todo tipo en el cuerpo. Esto lo pudo confirmar con mayor precisión Cruz ya que fue quien asistió a Regine en la bañadera de su casa ni bien recuperó la libertad.Según manifestaron, la familia Regine completa acudió a la vivienda del matrimonio Cruz donde permanecieron refugiados durante al menos una semana. Allí Luis fue ayudado a recuperar su movilidad y contó que estuvo cautivo en la Base Naval donde le habían practicado torturas</div></div><br /><span style="font-weight: bold;">Por Federico Desántolo.</span>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-44511485455246243172010-08-31T05:21:00.000-07:002010-09-02T06:09:48.038-07:00“Estoy muerto en vida”<div align="left"><span style="font-size:130%;"><span style="font-size:100%;">Un ex detenido desaparecido declaró ayer ante el tribunal su calvario de poco mas de 48 horas en el centro clandestino de detención. Luis Regine contó que desde aquel día nada fue igual.<br /><br /></span><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511549164271384562" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhI6i9h7RglTJvlVKxG0-EcVFH2ZdHNAhYDCMMTP-ID8uM-lvyZyPT9qZ-xu3N442gkdxPQjvwcWqKjKKX3aDBaDYkEKmVFuidaa2JhmmuqbggIosuTizJ8dggIwr4882XKgbV_8HHBPFI/s400/DSC_9859.JPG" border="0" /><br /><span style="font-size:100%;">34 años después, Luis Salvador Regine no se puede recuperar de las 48 horas que pasó como detenido desaparecido en la Base Naval local en marzo de 1976. Ayer, fue uno de los primeros testigos en declarar en el juicio que se le siguen a dos miembros de la Armada y a uno del Ejército, por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura cívico militar.<br /><br />Regine fue secuestrado la madrugada del 24 de marzo de 1976 por un grupo de militares que buscaba al sindicalista del gremio de los petroleros, Diego Ibáñez. Las 48 horas que pasó en el centro clandestino que funcionó en la Base Naval Mar del Plata lo marcaron para siempre. Ni él ni su familia se pudieron recuperar de aquel trauma.<br /><br />Minutos después de las doce del mediodía, Luis Salvador Regine de 65 años de edad ingresó se sentó frente al tribunal oral federal que juzga al capitán de navío Justo Ignacio Ortiz, al contralmirante Roberto Luis Pertusio y al ex general de brigada Alfredo Manuel Arrillaga.<br />Regine muestra en el cuerpo las marcas de la desaparición y la tortura. Camina con dificultad después de un infarto, dos accidente cerebro vascular y un asma incurable. Le fue imposible controlar la emoción y en más de una oportunidad se quebró. 34 años después revivió aquel infierno de 48 horas que le arruinó toda una vida.<br /><br />La madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando Regine escuchó que tiraban la puerta abajo y las balas de los fusiles FAL rebotar por toda la casa, no sabía que los militares habían tomado el poder. Se había ido a dormir antes que la radio diera la noticia.<br /><br />Lo primero que pensó, aquel mecánico y piloto de carreras de poco más de 30 años, que se trataba de ladrones. Llamó a la comisaría tercera porque les arreglaba las patrullas y conocía a casi todos los policías. Cuando se pudo asomar por una ventana y vio que había un montón de militares se dio cuenta que se trataba de una confusión y abrió la puerta. Se le fueron encima a él y a su mujer. Su hijo de 6 años vio todo. Los golpes a su madre y a su padre y las amenazas a su abuela materna.<br />Regine fue subido a un camión atado e pies y manos al cuello mientras que su familia quedó en la casa de Figueroa Alcorta 324. Ayer les contó a los jueces Nelson Jarazo, Alejandro Esmoris y Jorge Michelli que fue llevado a la Base Naval. Lo sabe por el olor a mar, por las sirenas de los barcos, el ruido de los lobos marinos y por la cercanía con su casa. El camión no hizo más de 8 cuadras. Además cuando lo liberaron, ya sin capucha y sin ataduras, lo sacaron por la entrada principal de la repartición.<br /><br />Sin poder parar de llorar, Regine contó que fue brutalmente golpeado apenas lo bajaron del camión. Estaba en una playa, tocaba la arena mientras recibía trompadas y patadas que lo dejaron inconciente más de una vez. Cuando podía les decía que estaban equivocados que averiguarán quien era él. Pero nada, otra vez los golpes.<br /><br />Dentro de la Base Naval, Regine escuchó tiros y gritos de grandes y niños. No recuerda cuando porque ya había perdido el sentido del tiempo, pero fue sumergido en un recipiente con agua hasta la sofocación. Lo sacaban y mientras intentaba respirar le pedían que hablara que “cantara”. Luego de la segunda inmersión escuchó que alguien dijo “sáquenlo, nos equivocamos”. Lo dejaron en un camastro y le dieron un tarro de leche caliente con coñac. Le dijeron que su secuestro fue un error que buscaban al dirigente del SUPE, Diego Ibáñez.<br /><br />En un camión lo llevaron hasta la comisaría tercera y de allí a su casa. Regine estaba muy mal de salud. Una vez liberado, los militares seguían merodeando su casa. Ya no quería vivir ahí y se mudó. El taller mecánico, un negocio que había emprendido con sacrificio y pasión, tuvo que ser cerrado. No tenía fuerzas para trabajar. La depresión le afectó el cuerpo y un infarto le dejó cuatro by pass.<br /><br />Años después un prefecto de apellido Llobet, conocido de Regine, le contó que fue él quien les dijo a sus secuestradores que se habían equivocado de persona y que por eso lo liberaron. El prefecto murió de cáncer y nunca declaró ante la justicia.<br /><br />Regine denunció su caso a la justicia en 2006 cuando supo que el contralmirante Juan Carlos Malugani, jefe de la Base Naval durante su secuestro, había sido detenido. Ayer dijo que uno de los hombres que entró a su casa a secuestrarlo se llamaba Hugo Leonardo Canepa. Las partes pedirán el legajo de esa persona a la Armada. </span><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511549737913508306" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjaUwfFClCwBvnPJJFfVvJL89VOPZilNd4HLHsoiWk7zFKX2XEKGw1CA9i7CDEGRtAuKDKn9f_0ZtwvXQRodkYyL8vplK-rTHvi6kQmjil0vuR-rzbIILz4vCm-jLWk8HimSjcFB3YFFP4/s400/DSC_9913.JPG" border="0" /><br /><span style="font-size:100%;">Margarita Segura es la esposa de Regine y declaró después de su marido. Además de lo dicho por su esposo, la mujer aseguró que el militar que comandó el operativo de secuestro era un hombre alto corpulento y con pelo y bigotes rojizos. También recordó que ese mismo hombre la golpeaba cada vez que abría la boca y que le hizo firmar una nota en la que decía que ellos estaban en perfectas condiciones.<br /><br />A Margarita, los secuestradores la llevaron hasta el taller donde estaba la caja fuerte y se llevaron un arma una gran cantidad de dinero, documentos y alhajas.<br /><br />Por último declaró Luis Regine hijo. En aquel entonces tenía 6 años y fue testigo del secuestro de su padre, y del maltrato a su madre y abuela.<br /><br />Luis contó que dormía cuando los militares balearon la casa antes de entrar. Pensó que el ruido de los tiros era un sueño, hasta que su mamá lo levantó para protegerlo de las balas. Frente al tribunal dijo que los captores de su padre llevaban ropa de fajina verde y borceguíes negros. </span><br /><br /><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511550219254108130" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhJapDBG99-lhxUp04H2s1_L3jqO3MpfazwSpUGP-MSWObbGxmLM7k3udSt1Mu1v8uZyrI4QLxVh5uXitZ-Ka1A5wkDZiHeE9jD8Y0r6aFLEQYqC3O80ndHl1Tyjs5xQuDzTl5-yvAVXIY/s400/DSC_0036.JPG" border="0" /><br /><span style="font-size:100%;">Luis tiene 40 años y es mecánico como su padre. A los 25 años sufrió el primer ataque de pánico casi al mismo tiempo que Regine padre tuvo el infarto. Desde esa época está bajo tratamiento psiquiátrico. Con el tiempo aprendió a controlar los ataques, pero todavía se sobresalta con algunos ruidos y a veces sueña con el tiroteo de la madrugada del 24 de marzo</span><br /><strong><br /><span style="font-size:180%;">Hacerse cargo</span><br /><br /></strong><span style="font-size:100%;">Gloria León (55) es abogada y querellante en la causa Base Naval. Pero ayer tuvo que declarar como amiga y compañera de militancia de Liliana Retegui, Patricia Lazzeri, Liliana Dorio, desaparecidas el 19 de septiembre de 1976.<br /><br /></span><img id="BLOGGER_PHOTO_ID_5511550688168304610" style="display: block; margin: 0px auto 10px; width: 400px; height: 305px; text-align: center;" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjSXWetub0V1cT9br9lIXq5-Sqd4XofXEsqbGS-Px_y0EzVlI07AC-4WuUtEk3v-bdt8n3Bjv9YvMOJ8-N3rBAAC1_FRxkizYQY7bTZksUaiswL6KUCEUUayjr2foYcAhZOLl6qZvuN3BU/s400/DSC_9713.JPG" border="0" /><br /><span style="font-size:100%;">León ingresó a la sala alrededor de las 11.20. Contó que ella vivía en una pensión de la calle Don Bosco junto a sus tres amigas, todas militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP). Además en la misma pensión vivían Nancy Carricabur y Stella Maris Nicuez, también estudiantes universitarias.<br /><br />La noche del 19 de septiembre del 76, león no pasó la noche en la pensión porque había decidido irse a vivir con su pareja. Al día siguiente cuando fue a visitar a sus amigas notó que los vecinos la miraban de forma extraña. Fue la dueña de la pensión, Bernardina, quien le dijo que los militares se habían llevado a las chicas. A Liliana Retegui, Patricia Lazzeri, Liliana Dorio, a Nancy Carricabur y a Stella Maris Nicuez.<br /><br />Las dos últimas fueron liberadas a los pocos días. Según el relato de León, los militares sabían que no tenían ninguna militancia política. Por el testimonio de las dos sobrevivientes se sabe que las cinco mujeres estuvieron en la Base Naval. Cuando liberaron a Nicuez y Carricabur, los captores le dijeron que las otras tres chicas no verían la luz del sol porque estaban muy comprometidas.<br /><br />Gloria León aseguró ayer que si a ella no la secuestraron fue porque ninguna de sus amigas ni los vecinos de la pensión la delataron. Al año siguiente, secuestraron a su padre y su hermana de 15 años. Sabía que se trataba de un mensaje para ella y se entregó. Le formaron un Consejo de Guerra y la condenaron a 15 años de prisión por todos los delitos que le endilgaban a Montoneros. Estuvo presa en distintas cárceles hasta el 9 de mayo de 1982.<br /><br />Frente al tribunal dijo que “nunca tuvo el honor de pertenecer a la organización Montoneros” y le pidió a los imputados Ortiz, Pertusio y Arrillaga que se hagan cargo de lo que hicieron como ella se hizo cargo de los delitos que no cometió pero que si le hicieron pagar con cinco años de cárcel.</span></span></div><div><br /><br /></div><div align="left"><strong><span style="font-size:130%;">Por Federico Desántolo</span></strong></div>Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7913431992578416530.post-79950282240453382502010-08-27T17:59:00.000-07:002010-08-27T18:02:00.374-07:00El lunes 30, a las 11hs. comienza la ronda de testigos. y continua el Martes 31-<br />Las audiencias son simpre lunes y martes. Los esperamos.Juicios por la Verdadhttp://www.blogger.com/profile/09107126929061426013noreply@blogger.com0